SOCIEDAD: CONFLICTO PROVOCADO POR TRAVESTIS EN EL ROSEDAL DE PALERMO

Travestis prepotean a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad y continúan en el Rosedal. El reclamo de los vecinos, desoído

Ya no solo los secuaces violentos de la mafia gremial encabezada por Hugo Moyano y sus hijos pisotean las leyes. Ahora los travestis protestaron frente a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y se salieron con la suya, para poder continuar con su actividad donde les plazca, en este caso, el Rosedal de Palermo. La fragilidad de las instituciones y la cobardía de los funcionarios han llevado al presente estado de situación y caos. Cuando la extorsión de las minorías puede más que los vecinos. Jorge Telerman, denostado por residentes de cercanías del Rosedal.

21 de Julio de 2010
El subsecretario de Areas Protegidas del Gobierno de la Ciudad, Javier García Elorrio, había decidido tomar el toro por las astas y resolvió prohibir la oferta de sexo en el Rosedal de Palermo, uno de los bosques mejor preservados y más populares de Buenos Aires. Pero la reacción de la bizarra minoría de travestis no se hizo esperar : un grupo de exaltados se dirigió a las puertas de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad para hacer lo que mejor hacen, esto es, extorsionar y amedrentar a las cobardes autoridades para continuar actuando al margen de la ley. El primero que se anotó en la lista de los cobardes fue, de acuerdo a todos los informes, el casi saliente Jefe de Gobierno Jorge Telerman. El en persona desautorizó la medida de García Elorrio, volviendo a dar la razón a la minoría travesti y a ningunear el reclamo de los vecinos. Telerman seguramente procedió de esta manera para evitar los mínimos incidentes y no desgastar su ya desvanecida imagen. El problema es que, con su ineptitud, ha pisoteado el reclamo de los vecinos del Rosedal y los joggers habitués que tampoco gustan del espectáculo bizarro que los violentos travestis montan cada noche. Los vecinos ya habían tomado bronca contra Telerman y antes contra Aníbal Ibarra, porque en ningún caso tuvieron estos la intención de remover a los travestis de los barrios más elegantes y que más impuestos pagan de Buenos Aires. La lógica es doblemente avasalladora; por un lado, travestis y prostitutas no pueden decidir ellos mismos donde llevar a cabo su trabajo, esto solo le corresponde al Estado. Es el mismo problema con los virulentos artesanos y vendedores de mercadería ilegal que han destruído la imagen de Plaza Serrano. "Queremos trabajar" dicen. Y es cierto; pero el Estado es el único con la decisión para ordenarles donde hacerlo. De otro modo, todo se convierte en una anarquía. Por otra parte, y retomando el tema de los travestis violentos, ¿por qué seguir cobrándoles impuestos altos a quienes viven en esas zonas de Palermo, si tienen a los travestis allí todas las noches? Con travestis y prostitutas cerca, esos vecinos ya no viven, técnicamente, un una zona deseable por el resto de los ciudadanos. Por ende, les correspondería una baja sensible en sus contribuciones. Porque aquí reside la peor incoherencia de los impresentables Aníbal Ibarra y Jorge Telerman : en ningunear el reclamo de los que más pagan, pero a la vez, quedarse con ese dinero y utilizarlo para lo peor de la política. Y finalmente, subsiste el derecho más importante de todos : el de las mayorías. En el caso del Rosedal se observa que un puñado de travestis ha sobrepasado el reclamo de todo un sector del barrio. ¿Cuál es la lógica que impera aquí? ¿Cuál es el criterio? Lo dicho solo confirma que la democracia argentina es una democracia de papel; a fin de cuentas, las cobardes autoridades solo hacen caso de aquel que hace más ruido y que ejerce mayor violencia. El poder represivo del Estado ha desaparecido, y ese lugar ha sido ocupado por travestis, gremialistas, barrabravas, y la peor lacra que ha salido de las entrañas de una porción enferma de la sociedad. Otro impresentable en la Jefatura de Gobierno es, nada más ni nada menos, que el ministro de Medio Ambiente, Juan Manuel Velasco. El mencionado personaje ha tenido la desvergüenza de proponer "una mesa de diálogo entre vecinos y travestis para encontrar una solución". Verdaderamente, el ámbito de la dirigencia porteña araña ya el borde del desvarío y la locura. Velasco dijo, en pocas palabras, que está bien que el Rosedal se convierta en una "zona roja". Sugiere el trasnochado funcionario que los vecinos deben dejar de cumplir con su trabajo diario para reunirse con travestis violentos que ya los han apaleado en el pasado. A este respecto vale recordar el episodio de julio de 2004, cuando un ejército de travestis, transformistas, elementos abiertamente antidemocráticos del Partido Obrero y de autodenominados derechos humanos, atacaron la Legislatura y destrozaron todo cuanto pudieron. En el proceso, se enfrentaron y apalearon a vecinos de Buenos Aires cuyo único pecado fue no querer a los travestis en las puertas de sus casas teniendo relaciones, haciendo sus necesidades en plena calle y tomándose a golpes de puño con clientes violentos. Con todo, el Rosedal ya ha expresado su bronca. Comenta Julia, vecina del parque y habitual visitante : "vengo dos o tres noches por semana para hacer jogging, generalmente de noche. El problema no son los cientos de autos que vienen sino el hecho de las peleas entre los mismos travestis. Antes había también mujeres pero los travestis las han amenazado y golpeado para que se vayan a trabajar a otro lado porque esta es zona de ellos". Alejandro, también vecino : "Por suerte Telerman ya no está más. Los vecinos hicieron lo correcto al no votarlo; hubiera sido lo mismo de siempre, lo mismo que Ibarra. Esta gente nunca se preocupó por nuestro reclamo, primero piensan en travestis, prostitutas y bien al último, en los que votan. Así no puede ser; ¿para qué me cobran impuestos si no me dan seguridad, alumbrado público ni educación? Mejor no pago más nada y se acabó". El panorama político Muy típico de los sucesivos intendentes de la Ciudad de Buenos Aires, nadie nunca se hizo cargo de aportar una verdadera solución al problema, que debe empezar a considerarse desde la óptica de los vecinos. Ellos piden a gritos, desde hace años, que travestis y prostitutas se vayan a otra parte a hacer su trabajo. La perspectiva del vecino es la que debe primar siempre; no se justifica que los candidatos de siempre reclamen y hasta rueguen por un voto, para luego hacer caso omiso de lo que la ciudadanía pide. De acuerdo a lo que señala el propio Diario Clarín en su edición de este martes, el macrismo ya ha dado señales claras frente al problema : el legislador de PRO Martín Borrelli, caracterizó al Rosedal como "un prostíbulo a cielo abierto". Y aclaró que "se tomarán medidas" ni bien Mauricio Macri se haga con el sillón de Bolívar 1. Precisamente, los sacudones políticos de estos últimos meses convergen en las negociaciones que Mauricio Macri y Jorge Telerman llevan adelante, con el objetivo, primero, de allanar de la mejor manera posible el camino para la llegada del nuevo alcalde, y segundo, de propiciar una transición ordenada. Mauricio Macri ya utilizó la contundencia de los resultados de las elecciones porteñas para presionar a Telerman, y ya ha logrado concretar algunas iniciativas, aplaudidas por los vecinos : eliminar la inocua Guardia Urbana y poner punto final a las transmisiones de Ciudad Abierta. Ciudad Abierta continúa transmitiendo, pero dejará de hacerlo apenas llegue diciembre. Por otra parte, Macri se encuentra presionando fuertemente para terminar con los negociados de Madres de Plaza de Mayo y ciertos grupos piqueteros y supuestas organizaciones sociales, secuaces de las anteriores administraciones del saqueo de los recursos de los porteños. Gastos superfluos y, desde siempre inconsultos, como la provisión de transportes, dinero y apoyo logístico para las murgas -detestadas por los ciudadanos en su mayoría- también se borrarán de los presupuestos del Gobierno de la Ciudad. Mientras tanto, Mauricio Macri continúa luchando contra las presiones y los bloqueos que parten desde el Gobierno Nacional, frente al problema de la transferencia de la Policía Federal. Los peores problemas provienen, como siempre, del impresentabilísimo Ministro de Interior o "de la Inseguridad", Aníbal Fernández. A partir de la visible mala intención del ministro, se ha escuchado en el propio entorno de Macri que Fernández sería uno de los primeros ex funcionarios en visitar la prisión, si acaso el macrismo se alzara con el poder en 2011... o si alguna fuerza opositora termina alcanzando el poder tras el fracaso de Cristina. No se aclaró si tal fracaso se daría con la Primera Dama ya en el gobierno y acosada por una crisis social en ciernes o si, por el contrario, ello surgiría de una inesperada derrota oficialista en octubre. Como bien dijo Roberto Lavagna, "a partir de los papelones montados con las encuestas, los verdaderos resultados se verán al abrirse las urnas". Soluciones El episodio con los travestis ha sido utilizado por los periódicos para lograr aumentar sus ventas, pero los medios ni siquiera exploran las posibles soluciones para el conflicto. Es extraño que, al día de hoy, nadie haya propuesto la creación de una verdadera zona roja para la Ciudad de Buenos Aires. Grandes ciudades de todo el mundo poseen su propia zona roja o, como se dice en inglés "red light district". Pero el tema aquí parece ser, inexplicablemente, tabú. Las ideas para una zona roja serían, montarla enteramente con recursos del Estado en una zona alejada de las residenciales. Sitios ideales pudieran ser Costanera o zonas linderas con la ribera. Amsterdam podría perfectamente ser el modelo : cada travesti y prostituta podría contar con su propio local alquilado donde proveer sus servicios. El estado de salud de las trabajadoras y trabajadores sería controlado y observado periódicamente por autoridades sanitarias. Pero desbordes e incidentes deberán ser castigados con mayor rigor que en todo el país. Así se hace en las grandes zonas rojas del mundo, que también se hallan perfectamente vigiladas por las policías locales y otras autoridades jurisdiccionales. Y la práctica del sexo deberá ser penada si no se realiza en la nueva zona roja. Por otra parte, podría también insertarse un complejo de restaurantes y cines, que terminarían de transformar al lugar en un ícono de la Buenos Aires nocturna. Como se ve, propuestas como la presente serían de agrado tanto para vecinos y trabajadores y trabajadoras del sexo. Travestis y prostitutas saben que podrían llevar a cabo su jornada laboral bajo la protección estatal y sin correr riesgos innecesarios de explotación y violencia. Los vecinos, por su parte, se verían alejados de la "acción" y no deberán invertir tiempo en preocuparse por los problemas que hoy se observan en el Rosedal : el tráfico, las bocinas, los gritos, las peleas, etc. No es necesaria demasiada imaginación para la dirigencia, a los efectos de dar solución a este problema.
El Ojo Digital Sociedad