INTERNACIONALES - EL MUNDIAL SUB-20 DE FUTBOL FIFA: A PARTIR DE LOS VIOLENTOS INCIDENTES PROVOCADOS POR PUBLICO Y JUGADORES

Incidentes provocados por chilenos en Mundial Sub-20 : Chile, cerca de ser sancionado. La influencia de los medios trasandinos y el error de Michelle Bachelet

Ya recorrió el mundo la noticia del papelón protagonizado por el seleccionado juvenil Sub-20 de Chile en ocasión del partido que perdieran con su similar de Argentina por 3 a 0. Joseph Blatter, presidente de FIFA, ya adelantó que habrá sanciones. Trascendió -extraoficialmente- que Chile podría ver suspendida su participación durante al menos un mundial.

21 de Julio de 2010
El partido de semifinales entre Chile y Argentina ya tiene 48 horas de finalizado. Pero las secuelas del escándalo continúan transitando las páginas deportivas de todos los medios del orbe. Con el paso de las horas, se fueron conociendo más detalles frente a lo sucedido en el Estadio Nacional de Toronto, que permiten confirmar las versiones que señalan a los chilenos como los responsables del origen de los incidentes. Justamente lo opuesto a lo destacado por la totalidad de los medios chilenos, que, sin información objetiva, se lanzaron a proteger la reputación del seleccionado juvenil de su país. Medios canadienses y estadounidenses, de Europa y Asia han referido al tema como un "escándalo" y en todos los periódicos se refiere a los incidentes como provocados por los jugadores chilenos, quienes optaron por expresar su frustración de la peor manera. De idéntica forma presentaron la noticia medios argentinos como el deportivo Diario Olé, Clarín y La Nación. Mientras los medios de Chile han apuntado sus dardos contra el accionar de la Policía de Toronto, y hablaron de "represión violenta", pero lo cierto es que los agentes de policía canadienses actuaron conforme se hace siempre en la gran mayoría de naciones del denominado Primer Mundo. A este respecto, se ha observado poca o ninguna crítica contra el accionar policial en medios internacionales. Y mucho menos a partir de conocidos los detalles de la noticia : uno de los jugadores chilenos, Jaime Grondona, agredió a un juez de línea mientras le reclamaba airadamente por la actuación de la terna arbitral. A partir de allí, los agentes de seguridad del estadio intervinieron y luego hizo lo propio la policía de Toronto, con los escasos agentes que había presentes en el lugar. Acto seguido, otro jugador chileno abandonó el ómnibus que devolvería a la delegación al hotel con el objetivo de acercarse a simpatizantes chilenos. Pero ello no le fue permitido, en razón de que el sector estaba restringido para hinchas por un lado, y, en segundo término, esos mismos fanáticos habían provocado violentos incidentes dentro del estadio y en el proceso de abandonar las gradas. El jugador trasandino reaccionó agrediendo a los agentes que evitaron su contacto con los fans y estos debieron aplicar métodos drásticos para dominarlo. Y luego, el pandemónium : al menos una docena de personas -entre jugadores y cuerpo técnico- abandonaron el micro para agredir a los policías que redujeron al desbocado jugador, produciéndose una batalla campal en donde los agentes del orden debieron utilizar todo método a su alcance para sofocar la violencia. En definitiva, el calificativo de "papelón" no solo es adecuado sino que parece escaso y hasta benévolo para juzgar la actitud de los chilenos, entre jugadores, periodistas, cuerpo técnico y público. Los jugadores iniciaron el match en un estado carente absolutamente de control, aplicando patadas y juego sucio contra los argentinos, quienes incluso acusaron un lesionado -Di María- a partir de la violencia de los trasandinos. El público chileno -mayoría en el estadio- insultó permanentemente al árbitro alemán Stark y a los líneas durante la totalidad del match, a la vez que arengó a sus jugadores para que utilizaran todavía más violencia. En reiteradas ocasiones, los chilenos presentes en el estadio aplaudían las faltas violentas con que sus jugadores frenaron a los argentinos. A partir del primer gol, los jugadores de la "Rojita" simplemente perdieron todo control y su violencia también fue utilizada contra el árbitro. Y al finalizar el evento, los aficionados trasandinos presentes arrojaron todo tipo de elementos contundentes contra el juez alemán, quien debió huir escoltado por policías, algo insólito en un mundial juvenil y que el titular de FIFA Joseph Blatter -de acuerdo a cables y papers reservados a los que nuestro medio ya accedió- no perdonará. Las sanciones Precisamente, Joseph Blatter ya se refirió parcialmente al tema de cómo FIFA analizará lo ocurrido. La primera medida preventiva fue castigar con la prohibición de jugar por el tercer puesto al jugador Grondona, que agredió a uno de los jueces. Esto surge de los informes preliminares que la terna arbitral presentó. Es conocida la política de mano dura de FIFA frente a situaciones similares. El caso de los incidentes del Chile-Argentina tiene todos los agravantes necesarios para un firme castigo contra la federación chilena : agresiones provocadas por público y jugadores dentro del estadio, que se proyectaron fuera de los alcances del torneo. FIFA tiene incidencia en lo que a lo sucedido dentro del campo de juego respecta. De acuerdo a trascendidos y a informes no oficiales de prensa que se manejan en medios de la Argentina, FIFA estaría cercana a decidir una suspensión de la participación de los juveniles chilenos por, al menos, un mundial. Pero la decisión podría extenderse incluso hasta abarcar una prohibición para participar en dos citas mundiales. Blatter ha solicitado expresamente que no se tomen medidas drásticas hasta tanto no finalice el torneo : la idea es no perjudicar el desarrollo del tramo final del mismo, y que la recaudación del partido por el tercer puesto no sea obstaculizada con medidas políticas. Pero las malas noticias para los chilenos vendrán pocos días después de finalizado el torneo. FIFA no permitirá que estos incidentes vuelvan a repetirse, y por ello ya ha decidido -de acuerdo a los informes- castigar con dureza a la federación trasandina. De conocerse la noticia, el año 2007 habrá sido un año negro para los vecinos, a partir del "Ordacazo" de Venezuela, que consistió en festejos desmedidos llevados a cabo por la selección mayor que participaba en Copa América y la posterior goleada sufrida ante Brasil. Los incidentes provocados por la "Rojita" serán recordados por todo el mundo del fútbol como uno de los escándalos más renombrados en la historia de este popular deporte. Las explicaciones y el engaño de los medios Con todo, muchos analistas en Chile y otros países han intentado dar una explicación frente al por qué de la actuación de los jóvenes futbolistas trasandinos. Algunas explicaciones tienen su origen en la constante y hasta exagerada presión social que medios y aficionados chilenos ejercen a sus seleccionados. Los principales medios vecinos habían seguido con lujo de detalle el contundente desempeño de la "Rojita" en el Mundial, sin dudas, el mejor equipo del torneo. Había despachado a equipos importantes con goleadas y encima no había recibido ningún gol, un récord histórico. Tras el fiasco de Venezuela, la sociedad entera, hambrienta de logros deportivos que se cotizan hoy a precio de oro del otro lado de la Cordillera, apostó a doble o nada por los juveniles. Corresponde destacar el equivocado rol de la prensa en este sentido, agrandando a los seleccionados y preparando a la afición para una goleada que, adelantadamente, Chile propinaría a Argentina. Pero el desenlace fue totalmente opuesto, y se vio en la cancha. El primer gol argentino destruyó el ánimo de los bravos juveniles chilenos. A partir de allí, todo fue violencia, dentro y fuera de la cancha, como ya se ha relatado hasta el cansancio. Desde luego que la derrota cayó como un baldazo de agua helada sobre la afición y la prensa, responsable de magnificar las posibilidades y de engañar a la sociedad con la generación artificial de una errada sensación triunfalista. Para cubrir su error, los medios trasandinos tomaron la noticia de los incidentes y se decidieron a victimizar a los futbolistas del seleccionado y al público. Se construyó la abstracción de que el juvenil de Argentina triunfó gracias a errores del árbitro Stark, informe erróneo y tergiversado si los hay, ya que los tres goles argentinos fueron legítimos y que las medidas más polémicas del juez tuvieron lugar a partir del segundo gol. Y peor aún, en Chile ningún medio se atrevió a reconocer que la "Rojita" debió sufrir al menos dos expulsiones más, comenzando por el provocador Vidal, quien pegó y agredió a más no poder. La presentación fantástica de los hechos que los medios informativos chilenos llevaron a su afición tuvieron, además, otra consecuencia triste : el desencadenamiento de los sentimientos más ocultos de argentinofobia que se tradujo en cientos de emails con insultos a este medio y que también llegaron a los periódicos Clarín, La Nación y Olé. Finalmente, sucedió lo de siempre : los periodistas registraron el capítulo de la represión policial pero obviaron sugestivamente el relato del prólogo, aquel que debió señalar a los chilenos como originadores del caos general. Uno de los promotores de la bronca fue el reportero Fernando Solabarrieta, denostado por la gran mayoría de aficionados y futbolistas trasandinos. Solabarrieta, quien se desempeña en Televisión Nacional de Chile, clamó ser testigo presencial de los hechos de represión en todo medio habido y por haber. Todos compraron su historia, que en realidad relataba solo una pequeña porción del cuadro general. Así sucedió. Los aficionados chilenos tomaron su envidiable y admirado sentimiento nacionalista pero lo trasladaron hacia el terreno equivocado : el del deporte. Las pasiones frustradas llevaron primero a emprenderla contra el árbitro, para seguir luego con la policía canadiense y terminando luego con los argentinos, justos ganadores y que ni siquiera tuvieron participación en los hechos violentos. Comentaristas deportivos de Fox Sports y Torneos y Competencias se sorprendieron sobremanera por la reacción virulenta de futbolistas y público, y anticipaban -mucho antes de lo previsto- que FIFA no perdonaría tales actitudes. El comportamiento de la "Rojita" y su público empañaron no solamente una justa deportiva que venía desempeñándose brillantemente -con grandes emociones y público récord- y ensuciaron el esfuerzo de los organizadores canadienses. Canada entera, hoy por hoy, es el destinatario directo del odio en los medios trasandinos. Y, más grave aún, la propia presidente Bachelet ha "comprado" lo que los medios masivos le vendieron. La primera mandataria ni siquiera llamó a calmar los ánimos y reaccionó -antes de tiempo y sin pruebas a la vista- criticando a la policía y a Canada entera, mientras observaba el partido con sus íntimos. La locura llegó hasta la propia Moneda : hoy, Chile entero ya quiere llevar a tribunales internacionales a Canada por los incidentes provocados por sus propios jugadores y afición. Para colmo -y muchos no lo han dicho- la policía de Toronto incluso se apiadó de los chilenos, ya que no les levantó cargos pues, de otro modo, ni siquiera hubieran podido participar del partido por el tercer puesto. Y los cargos que se hubieran levantado contra los futbolistas no hubieran sido escasos : destrucción de propiedad privada y resistencia al arresto, seguida de agresión contra personal policial y agentes de seguridad. Es curioso, pero en el medio del escándalo, la única voz que pareció llamarse a la racionalidad fue la del titular de la ANFP chilena, Harold Mayne-Nichols, quien pidió disculpas "por el comportamiento de los jugadores chilenos dentro del campo". Aunque la frase no acusó mucho recibo por parte de diarios chilenos, tal vez sea porque Mayne-Nichols sabe que hubo gran responsabilidad de parte de la propia delegación. Infortunadamente, esto es algo que en Chile, nadie está dispuesto -ni quiere- reconocer, pues ya se transita por un camino de no retorno. Lamentablemente para Chile, FIFA se halla a las puertas de imponer un castigo ejemplar y aleccionador. Las próximas horas se conocerá el veredicto final de Sepp Blatter contra la ANFP y sus seleccionados juveniles. Y sabido es que, como se dice en las películas, FIFA no toma prisioneros.
El Ojo Digital Internacionales