POLITICA - OPINION: POR OVIDIO H. ZANZERO, PARA EL OJO DIGITAL

La libertad y el control de prensa

Para que un gobierno constitucional -"el gobierno de las leyes y no el de hombres"- sea una realidad y no una ficción, la libertad efectiva de la prensa en cualesquiera de sus formas, debe de estar presente incuestionablemente como requisito indispensable.

21 de Julio de 2010
He aquí una de las bases necesaria y permanente, no ya de toda constitución republicana, como la nuestra, sino de todo tipo de organización política, aún cuando se trate de regimenes autocráticos consentidos por los pueblos o impuestos por una voluntad personal prepotente. La falta de libertad y control de la prensa caracteriza de modo inconfundible un momento histórico como el más desventurado y peligroso para todo pueblo donde ello suceda; porque entonces, los derechos individuales y la responsabilidades de los gobernantes quedan a merced del poder que tengan más osadía e instrumentos de coerción en sus manos para subordinar a su capricho todo orden social. Es así por lo cual, Mariano Moreno, el inmortal animador de la gesta de mayo, adoptó como lema de la Gaceta de Buenos Aires el concepto profundo de Tácito; y, es por lo mismo, que en su primer tirada escribió: "(...) El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes y el honor de éstos se interesa de que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir los delitos (...)"; asimismo, todo ello se ve reflejado en la primera sanción nacional de libertad de prensa del 20 de abril de 1811, donde se fundamenta la facultad individual de los ciudadanos de hacer conocer sus pensamientos e ideas políticas, sirviendo de esta forma de control a gobernantes y de ilustración nacional, único camino para llegar al conocimiento de la opinión pública. Un gobierno constitucional es imposible sin la libertad y el control de la prensa. Esta ha sido justamente considerada como un cuarto poder del Estado, y cabe admitir que, si no lo es, por lo menos ha de mirársela como una de sus instituciones esenciales. Tal cosa es la prensa en nuestra jurisprudencia constitucional, y, esta llamada a desempeñar esa alta misión social de cultura cívica, de defensa de las instituciones políticas, de crítica imparcial a la conducta pública de los gobernantes y de preservación de los intereses fundamentales del país, la prensa ejerce así su nobilísimo ministerio, cooperando con notable eficiencia en el progreso y en la grandeza de la Nación toda.
Por Ovidio H. Zanzero, para El Ojo Digital Sociedad