El fusible y la instalación
Escrito que ensaya con sutileza pero efectividad el peor momento de la Administración Kirchner. En el presente texto, se examinan novedosas circunstancias de los involucrados en el caso Skanska-Metrogas. Reza la bajada del artículo : "A Ulloa se lo facturan a Fellner, pero Fulvio Madaro es un NYC. Nacido y criado en Santa Cruz". Imperdible.
21 de Julio de 2010
En El Descascaramiento, primera parte, el Jefe, en su condición de teórico del Sistema Recaudatorio de Acumulación (SRA), según la desgrabación de Carolina Mantegari, a propósito de la cuerda que se tira del skankagate, dice textualmente:
?Habrá que conformarse con la frivolidad de un cambio cosmético. Con la caída, insignificante e insuficiente, de cualquier Madaro".
Y agrega: "Algún fusible que permita, al menos, simular que se trata de la atendible irregularidad sectorial de una parte. Y nunca del todo?.
Es decir, el problema reside en la instalación estructural. De ningún modo se arregla con el cambio circunstancial de un fusible quemado.
Una instalación que, para colmo, a criterio del Jefe, se descascara precipitadamente. Pero se debe apuntalar, para que no se desmorone. Y el apuntalamiento tiene que ser, por carencia absoluta de alternativas, la función, patrióticamente profiláctica, que deben cumplir los barones que quedan del peronismo. Tema de próximo despacho.
Porque más allá del Fondo, según el Jefe, no hay Nada. Ni siquiera existe, hasta hoy, el caudal ocioso del vacío. La Argentina no merece ser metáfora de la Estación Constitución.
Y en El Descascaramiento, pero en la parte dos, el cronista, con mayor modestia, habla ?de la impresentable conjunción de los Ulloas y Madaros?.
Los que ?tienen que disponerse a preparar el bolsito?. Faena compulsivamente ingrata.
Sprayette
A pesar del rigor inquietante de los vaticinios indeseablemente profesionales, podía suponerse que Kirchner no los iba a entregar, a los fusibles, tan rápido.
"La liquidación de invierno nunca debe comenzar, precisamente, en la nostalgia del otoño".
Una frase circular. Para que el colega Morales Solá sepa que, desde el Portal, también puede cultivarse su extraña poesía.
La entrega rápida del Gordo Ulloa, el artesano de los fideicomisos, resultaba previsible. Lo entregaron debidamente empaquetado y con moño rojo, aunque sea "cache". Con la celeridad de Sprayette.
Porque a Ulloa se lo podía facturar, políticamente, al gobernador Fellner, del Jujuy. Entonces vaya y pase. Caja de empleados.
Sin embargo, costaba admitir que Kirchner pudiera disponer, de inmediato, con la primera desgrabación, el delivery veloz, en motoneta, del contador Fulvio Madaro, el titular de Enargas.
Porque Madaro es un NYC. Es decir, un "Nacido y Criado" en Santa Cruz, aunque bastante aposentado en Buenos Aires. De todos modos, Madaro aún mantiene su residencia en Gallegos, la fuente de legitimidad del poder. Pero alquilada.
Al fin y al cabo, ser NYC a Madaro no le sirvió de nada. Lo entregaron también con la idéntica premura de Sprayette.
Lo cual, según nuestras fuentes, comienza a atemorizar a otros invalorables NYCs, formados en la cantera. Como así también a los cuantiosos NYCS por adopción. Los santacruceños vocacionales, inmigrantes internos que se desplazaron, copiosamente, hacia la dureza de Río Gallegos. Desde Tucumán, Buenos Aires. Sobre todo de las capas geológicamente inferiores de Córdoba.
Trayecto del NYC
Madaro fue subsecretario de Pesca en Santa Cruz.
Cuentan que, al entonces gobernador Kirchner, Madaro le resultó de extrema utilidad. Para transmitirle las claves de la información precisa. La más ?plantada y armada?, según las fuentes. Acerca de determinados mecanismos secretos que legaba el antecesor. El destituido gobernador Del Val.
Es Madaro, cabe aceptarlo, escasamente apreciado en la provincia hegemónica.
La provincia que Kirchner se puso de sombrero, al chocar violentamente la calesita.
Abundan los ingratos que suelen conceptuar a Madaro, acaso prejuiciosamente, como un agrandado. Consecuencias arbitrarias del "lombrosianismo popular". Preceptos derivados de una estatura física algo más breve que la mediana. Circunstancia que le produce, en la región, el apelativo discriminatorio de "Petiso".
En Gallegos, pese a ser NYC, Fulvio Madaro se hizo depositario de una fuerte envidia. Por la fortuna que, maliciosamente, se le adjudica, infinitamente menor a la de otros significativos prohombres. O tal vez, por su franca evolución económica, reconfortantemente celebratoria, pero de origen presumible.
Sobre todo entre los desconfiados lugareños que tienen, en medio de la postergada desolación, las costillas rigurosamente contabilizadas de los funcionarios.
Fuentes aposentadas en la esquina del Café Mónaco, notifican que Madaro supo caer, una década atrás, en cierta desgracia. En desdicha involuntaria con Kirchner.
Fue cuando se habría apropiado, como esgrimen sus críticos despiadados, de alguna fuente de moralidad que le correspondía al Jefe, por derecho propio. Imperdonable.
Por la distribución de los glucolines derivados de los permisos de pesca, que distaban de caracterizarse por la transparencia excesiva.
Entonces es cuando lo desplazan a Madaro, para cambiarlo por Gerardo Nieto. Un funcionario que armoniza, a la perfección, con la estricta noción de la moralidad imperante. Con la ética inclaudicable que se inducía, desde la superioridad.
Nieto hace, en definitiva, con mayor prolijidad que Madaro, los deberes domésticos, dictados por Conarpesa.
Trátase de la empresa pesquera de ?los Gallegos?. Padre e hijo, los Gallegos de Conarpesa supieron aproximarse a la cúspide temible de la popularidad. Por encontrarse, confusamente involucrados, en el asesinato de Cacho Espinoza, un titán de Puerto Madryn que tampoco se caracterizó, según nuestras fuentes, por el cultivo poético del costado angelical.
Crespi seco
Por lo tanto Madaro, el NYC, se desplaza hacia Buenos Aires. A los efectos de especializarse en las artes sutiles de la Aduana. Captura, por concurso, un cargo significativo. Y atraviesa, sin mayores inconvenientes, las administraciones que se extienden desde Menem a Duhalde.
Al irrumpir Kirchner, en su condición de inesperado presidente, decide perdonarlo a Madaro, por la magnitud de su nobleza espiritual.
Después de todo, son compadres NYC.
Pueden superar los arrebatos expansivos de los distanciamientos, motivados en cuestiones de índole siempre moral.
Entonces Kirchner le encarga a Madaro que ayude, en las dificultades técnicas de la Aduana, a Ricardo Echegaray, un hombre leal. Sobre todo al Rudy.
Se reconcilia Madaro con la superioridad. "Pasan cosas buenas en la familia kirchnerista", como en aquella publicidad de Crespi seco.
Enargas
Al artificio de Enargas, en cambio, Madaro accede por la amistad inquebrantable con el compadre Cameron, otro NYC.
Trátase del Secretario de Energía. Actualmente mortificado por la cuerda que se tira desde Skanska. Con la tensión que le impide disfrutar, por ejemplo, de la colosal sabiduría de su adjunto, el más prestigioso Doctor en Integración Latinoamericana.
Desde el artificio de Enargas, Madaro comienza a familiarizarse con los glucolines metodológicos de los fideicomisos.
Las fiducias patrióticas que signan, estruendosamente, la irreparable demolición moral del kirchnerismo que, según la perversidad del Jefe, se debe apuntalar.
Aunque se desate el proceso anticipado de liquidación de fusibles, en un marco de abrumadora degradación, que intensifica la lluvia de yeso del "descascaramiento".
Posteriormente, Madaro armaría, según nuestras fuentes, formidables fiducias para la sospechosa BTU de los Di Pietro.
Para la cristalización del Gasoducto Cordillerano, en una obra que iba a ser, en principio, compartida entre Santa Cruz y el Chubut.
Sin embargo, democráticamente, se llegó a otra estratégica conclusión. Resultaba moralmente conveniente separar los glucolines de los emprendimientos. Y hacer dos obras, a los efectos de equiparar la enternecedora distribución de la dulzura.
Podían recibir los nutritivos glucolines los prohombres máximos del Chubut. Y los visionarios de Santa Cruz.
Instrumental, hasta el servicialismo, es la potencia emprendedora de BTU.
Desde el yacimiento de gas de Boleadoras, hasta Calafate. Y todo por razonables 110 millones. Menos de 40 millones de dólares.
Por afán de desacreditar a los prohombres, los malignos informados cuentan que el 4.5 de cada presupuesto sube hacia las alturas insondables de la quiromancia.
Los apocalípticos, en cambio, hablan del 8.
Obras que concluye, al final, otro constructor esporádicamente abnegado, don Jorge Fucci. Desde Arlisa, su empresa, Fucci también reclama alguna próxima migaja de popularidad moral, en los planteles metodológicos que coordina el desbordado Julito. Aunque siempre con estricto conocimiento de la fuente principal de energético poder.
Las obras, interminablemente, se extienden por entubamientos desde Cerrito hasta Río Turbio, alcanza 28 de Noviembre y llega hasta la guarnición militar de Rospentek. Con caños de 16 pulgadas que se reducen, mágicamente, a caños de 12. Por la bicoca de 92 millones más de glucolines.
Subcontratista aquí es Arlisa, la del postergado Fucci. Y la BTU, en injusto estado de desconfianza perenne, de empresas que merecen un despacho especial, sin que sea el tratamiento exclusivo para las empresas del Resucitado. Hay que penetrar en el sendero de las represas, como La Barrancosa, el Condor Cliff. O detallar la anécdota del cheque, de 38 millones, que debía firmar Campillo para que surtieran de caños los Rocca, y Pampillo no aparecía, vaya a saberse por qué.
Siempre con el patrocinio moral de Madaro, crecieron las fiducias avaladas por la quiromancia del "arriba". Fascinantes tareas de entubamiento, desde Pico Truncado hacia Los Antiguos. Minucia de 370 kilómetros de cañería, por accesibles 150 millones.
De todos modos, por la adversidad desatada a través del desbarajuste de Skanska, Julito ordenó, según nuestras fuentes, detener tanta apasionada desesperación por los caños.
Constancias ideológicas
Por la diversidad de constancias, ideológicamente informativas, se descontaba que a Fulvio Madaro no debían entregarlo con la prontitud de Sprayette.
En la anticipada liquidación de invierno que se adelanta, por ansiedad, para el otoño.
De ningún modo se encontraba, el señor Madaro, en la situación anímica de quien debe disponerse a preparar, con sigilo, la culpabilidad presunta del bolsito.
Debían haberlo bancado un poco más, reclama, según nuestras fuentes, otro funcionario que teme formar parte, en la precipitación del descascaramiento, de la misma partida de delivery. Debidamente empaquetado, y con moño rojo. Aunque el adjetivo rojo resulte, para los elitistas del lenguaje, muy "cache".
Oberdán Rocamora
Continuará
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