SOCIEDAD - RECORRIENDO LOS BARRIOS: POR GABRIELA GRUNWALD PARA EL OJO DIGITAL

Vecinos de Bajo Belgrano despotrican contra las murgas. Culpan a Jorge Telerman

Vecinos del renovado barrio porteño de Bajo Belgrano se comunicaron con El Ojo Digital nuevamente para publicitar su queja contra las murgas de los fines de semana de febrero, que ya llegan a su fin. Para unos pocos, los carnavales son motivo de celebración. Pero gran parte del barrio ha interpuesto quejas por ruidos molestos, robos y amenazas por parte de los organizadores del evento. Damnificados la emprendieron contra el Jefe de Gobierno Jorge Telerman, dado que sus quejas contra el corso fueron abiertamente ignoradas. Los propios vecinos iniciarán una campaña para que sus similares de Belgrano no voten al actual Intendente en las próximas elecciones.

21 de Julio de 2010
El humor de los vecinos de la Capital Federal no atraviesa su mejor periplo, y esto es palpable en las calles. Pero quienes son protagonistas de esta nota son, una vez más, los vecinos del histórico barrio porteño de Bajo Belgrano, que dicen sufrir las consecuencias nefastas de las murgas. El Ojo Digital se trasladó nuevamente a este otrora tranquilo sector de la ciudad para oir los reclamos de un importante número de residentes. Esta periodista ha sido testigo de la bronca y el rechazo que el corso y sus murgas generan en el barrio. El Jefe de Gobierno Jorge Telerman se encuentra de lleno en la campaña para las próximas elecciones de junio, pero todo parece indicar que su imagen no es la mejor en el barrio de Bajo Belgrano. Durante los sábados y domingos del mes de febrero, numerosas murgas se dan cita en puntos específicos de la ciudad, con el objetivo de celebrar la época de carnavales. Puntualmente, los vecinos de Bajo Belgrano se hallan en pie de guerra contra esta supuesta fiesta. Los motivos no son pocos. Destacan los residentes de la calle La Pampa e intersecciones circundantes que las murgas son un dolor de cabeza que se repite año tras año. En este barrio, la celebración se extiende a lo largo de la mencionada calle, y el tráfico se interrumpe -vallado mediante- desde la intersección con Migueletes hasta casi Ramsay. Los problemas comenzaron dos años atrás para estos atribulados vecinos, particularmente para aquellos que residen sobre la calle Pampa. El corso los tomó por sorpresa y -dicen ellos- que no esperaban semejante descalabro. El primer inconveniente fue la imposibilidad de sacar sus automóviles de las cocheras, ante la interrupción que los organizadores del impopular evento murguero hacen del tránsito. El Ojo Digital presentó públicamente sus denuncias en forma oportuna, y la respuesta inmediata fue la recepción de emails amenazantes contra este medio y los vecinos, de parte de los organizadores del corso. Por lo pronto, los vecinos apuntan sus dardos contra el club de fútbol Excursionistas F.C., que parece, a grandes vistas, responsable de la organización. Pero los improperios contra nuestro medio surgieron oportunamente de los supuestos líderes de la murga vecinal, autodenominada "Los Audaces de Bajo Belgrano". Los vecinos del barrio en cuestión que se comunicaron con nuestra redacción residen en cuatro edificios localizados sobre la calle Pampa, más otros grupos pequeños de residentes en las calles en intersección con la mencionada. Luego de lograr la suspensión de los corsos para el verano de 2006 -merced a una amplia serie de reclamos contra el Gobierno Porteño-, los mencionados volvieron a comunicarse con nosotros en ocasión de la versión 2007 del corso. En esta ocasión, quisieron aparecer como más flexibles y, en lugar de pedir una nueva cancelación de las murgas, solicitaron que su realización se movilice hacia la avenida Figueroa Alcorta, a los efectos de no perjudicar la paz en las calles donde ellos residen. Esta periodista tuvo oportunidad de asistir al corso en dos oportunidades durante un fin de semana de este mes de febrero a punto de finalizar, a la vez que tuvo oportunidad de entrevistarse con más de un residente de la zona. En efecto, las consecuencias negativas del carnaval están a la vista para quien pueda contemplarlas. El primer problema son los ruidos molestos y la amplia franja horaria en que los vecinos deben soportarlos. Los organizadores del corso interrumpen el tránsito sobre la calle La Pampa desde aproximadamente las 18 horas de cada sábado y cada domingo, y montan una suerte de escenario localizado en el cruce de esta calle con Cazadores. Desde esa hora, los parlantes ubicados en la estructura de madera castigan a los vecinos con cumbia y música popular a todo volumen, en una medida de decibeles imposible de tolerar para cualquier ser humano. A partir de las 22 horas cada noche, comienzan los desfiles de las murgas y el ruido ensordecedor de bombos y silbatos, combinados en una mixtura que tiene como resultado una sórdida cacofonía. El corte de La Pampa trae como consecuencia un agolpamiento intolerable de conductores que desconocen la interrupción callejera y deben retornar contramano para salir del brete. Insultos y escenas de pugilato entre automovilistas no escasean. Asimismo, el tránsito de automóviles a contramano sobre la calle Artilleros casi se cobra recientemente la vida de una nena de 5 años, de acuerdo a palabras de los vecinos. Lo más notable, en este caótico escenario, es la ausencia absoluta de personal de la Policía Federal. La comisaría a cargo del barrio es la Seccional 51a. Por otro lado, cualquiera que haya asistido a este corso habrá observado la notoria escasez de público asistente. "Los que vienen ni siquiera son de acá; vienen de Colegiales y barrios aledaños", destaca Jorge, residente de la calle La Pampa casi Migueletes. Otro ponen énfasis en el caos que los propios asistentes producen : "El abuso de marihuana y cerveza es alarmante; con el ruido y los gritos, esto se convierte en un infierno y el que puede, escapa para pasar el fin de semana en otra parte. El problema es de los que se tienen que quedar", dispara Horacio, visiblemente enojado. Pero lo que une a estos vecinos es su repudio absoluto y hasta virulento contra el Jefe de Gobierno, Jorge Telerman. Reclaman que su pedido para mudar el carnaval de este verano 2007 fue abiertamente ignorado por el personal de la administración pública porteña e, en forma indirecta, por el propio Intendente. Aún más, los residentes del barrio se encuentran actualmente diagramando una campaña en base a volantes, que serán distribuídos entre los numerosos vecinos descontentos con el corso. En los impresos se invitará abiertamente a no votar a Telerman, quien se ha burlado de los vecinos en su reclamo. Pero el texto también incluirá información referente al estado de abandono en que se encuentra el barrio, mencionándose bolsas de residuo acumulado, pésimo servicio de alumbrado, barrido y limpieza, inseguridad y destrucción observable en veredas y calles. Ana María V., residente de la calle Ramsay, dispara munición gruesa contra el Jefe de Gobierno, y dada la vehemencia de su discurso, hemos decidido otorgarle un espacio mayor que el que correspondería para este escrito : "Telerman se ha reído a carcajadas del reclamo que presentamos, y claramente no le interesa escucharnos. No puede ser que las murgas tengan impunidad absoluta para destruir la tranquilidad del barrio los fines de semana, que es cuando la gente descansa. El horario es demasiado extenso y el ruido es insoportable de principio a fin. Para colmo, los domingos el corso se prolonga hasta las 2 de la mañana y muchos nos tenemos que levantar temprano para trabajar, cosa que evidentemente, los muchachitos que vienen al carnaval no hacen. ¿Por qué no doy mi nombre completo? Hace pocos días quise cruzar el vallado con mi auto y unos chicos con marihuana en la mano me dijeron de todo y hasta me patearon la puerta. Imaginate que esto es como un pueblo y acá te los cruzás en todos lados. Andan con remeras de Excursionistas -N. de la R. : franjas verdes y blancas- y encima te insultan porque para ellos vos sos millonario y estás contra los pobres o estupideces semejantes. Se manejan como barrabravas, nada más hay que ver la forma patoteril con que nos hablan a los que vivimos acá. Los robos, para qué hablar, se disparan cuando es época de carnaval. Acá es de los más común ver a estos chicos con remeras verde y blanca romper vidrios para robar estéreos. Una amiga mía directamente vio como le sacaban las cubiertas del auto y se iban riendo a carcajadas. Ni hablar de ir a la Policía. Ya llamé para denunciar por ruidos y las amenazas y me dijeron que no pierda el tiempo, que hay que quejarse con alguna oficina del gobierno porteño. ¿Acá quién nos cuida? ¿Pagar impuestos, para qué? Lo que más bronca me da del corso es que a ninguno de los vecinos nos preguntaron si nos parecía bien de hacerlo acá. Siguiendo el consejo de la Policía, un grupo de vecinos de mi edificio nos juntamos y remitimos firmas en mano del abogado de nuestro consorcio para que las lleve con una nota al Gobierno. No nos dieron ni bola, y encima los del famoso corso se aparecieron con vallas que les dio seguramente Telerman en persona. Que te quede muy claro para que lo pongas en tu diario : en los volantes y cartas que estamos repartiendo invitamos a la gente a que no vote a Telerman y estamos evaluando publicar afiches callejeros. Votaremos a Filmus o a Macri pero no a este tipo que no se interesa por sus vecinos. Vos vas al corso y ves que son diez gatos locos. O sea, ahora la minoría tiene más peso que una mayoría. Nosotros mismos nos vimos sorprendidos con el apoyo que los vecinos nos demostraron. En los afiches revelaremos también, en varias etapas, los negociados de Telerman, y te garantizo que tenemos mucha información interna para poner. La idea es acompañarla con datos sobre la forma impresentable en que está el barrio. Te cuento que el Afrancesado -N. de la R. : en referencia irónica al Intendente- se va a acordar bien de nosotros. Y también estamos hablando con vecinos de otros barrios que tienen el mismo problema. Nosotros ya le dimos una oportunidad al Intendente, con la presentación formal que hicimos. Ahora el tiempo para arrepentirse ya pasó y haremos todo lo posible para arruinarle la elección. No va a alcanzar con ninguna disculpa. Hay mucho para contar, ya tenemos que sufrir la basura acumulada y las calles rotas, y ahora esto". Palabras elocuentes de una vecina enfurecida. Curiosamente, una situación aparentemente insignificante como lo es la furia de un barrio entero frente a las murgas, bien podría llegar a entorpecer la campaña del Jefe de Gobierno, Jorge Telerman. Empero, más allá de las vicisitudes de un barrio que intenta devolver la tranquilidad a sus manzanas, el tema bajo tratamiento no es nada menos que uno de los problemas clásicos de la sociedad argentina : la ruptura de la convivencia a partir del desinterés de unos pocos en perjuicio de la mayoría. Está también la eterna cuestión del desinterés de la política para con sus representados. Tal parece que en la dirigencia actual, la costumbre es cobrar impuestos y desoir lo que la ciudadanía tiene para decir. Alguien podría comparar las mañas de los políticos argentinos con las que exhiben los mecánicos o los vendedores de autos usados. Jorge Telerman deberá poner las barbas en remojo y escuchar a la gente. Algunos vecinos del barrio que visitamos, han observado inteligentemente que debería existir un corsódromo alejado de la ciudad, donde las murgas puedan exhibir su arte. A modo de financiamiento, los murgueros podrían organizar sorteos o actividades similares, en lugar de reclamar fondos al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Pues de este modo, los vecinos que no quieren saber nada con los ruidos molestos en sus barrios, estarían, irónicamente, financiando con sus impuestos al mismo caos que quieren evitar. Por ende, el corsódromo y la autofinanciación de las murgas es la mejor salida, y a la vez, la más democrática. En cualquier caso, El Ojo Digital espera con ansias la primera partida de afiches de parte de los vecinos de Bajo Belgrano contra Telerman. Se nos prometió que tendríamos un adelanto del material, y que los primeros se verán en la vía pública luego del 1o. de mayo de 2007. El objetivo de los vecinos -asesorados por publicitarios, según nos han comentado- será influir en la mente de los votantes con mayor cercanía posible a la fecha de las elecciones. Tal parece que los vecinos del otrora barrio de los studs y caballerizas tendrán su día de furia. ¿Puede alguien negarles su derecho a reclamar?
Por Gabriela Grunwald para El Ojo Digital Sociedad - Recorriendo los Barrios