INTERNACIONALES: POR MATIAS RUIZ PARA EL OJO DIGITAL

La Isla de Pascua, aires de independencia

La comunidad residente en Isla de Pascua, luego de incontables años de abandono por parte de las autoridades chilenas, presentó finalmente una propuesta para obtener autonomía administrativa.

21 de Julio de 2010
La Isla de Pascua -cuyos característicos moais fueron declarados una de las Siete Maravillas del Mundo- presentó formalmente al Gobierno de Chile su petición para obtener autonomía administrativa, en un paso que muchos califican de sendero hacia la independencia. Con este paso, la Isla de Pascua logrará finiquitar su relación administrativa con la Quinta Región chilena, a la vez que podrá redactar su propia constitución. La comunidad Rapa Nui -tal es la denominación del idioma local- presentó su petitorio a la Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administración (Subdere), Claudia Serrano Madrid. La Isla de Pascua pasó a ser formalmente parte de Chile en 1888, luego de que la armada del vecino país adquiriese financieramente los territorios que eran propiedad de residentes extranjeros. A continuación, el gobierno chileno de la época firmó con el representante de los nativos, un tratado de anexión formal, en un episodio donde no primó la negociación sino más bien la amenaza por parte de uniformados chilenos basados en la disuasión. En los últimos cuarenta años, los "pascuenses" -como se denomina en Chile continental a los Rapa Nui- realizaron recurrentes solicitudes de mejoras al gobierno de Santiago, pedidos que fueron sistemáticamente ignorados. El desarrollo es una palabra desconocida en la Isla, sobre todo en materia de educación, infraestructura y aspectos como tecnología, pasando incluso por el deficiente sistema de recolección de basura. En este aislado rincón del globo conviven algo más de 3 mil habitantes, población que se ve incrementada solo con el ingreso de turistas de todas las latitudes. En su único aeropuerto -el Aeropuerto Internacional Mataveri- pueden operar grandes aeronaves, e incluso su pista principal ha sido reformada para permitir el posible ingreso de transbordadores espaciales estadounidenses ante situaciones de emergencia. Los habitantes del territorio ostentan claros rasgos polinésicos y en su mayoría no se sienten ni se reconocen chilenos. Como parte de una suerte de política de exclusión que Chile lleva adelante con los habitantes de Isla de Pascua, las conexiones a la zona son realizadas solo por las fuerzas armadas trasandinas y la aerolínea LAN, a la vez que no se autoriza a ninguna otra empresa a operar en su aeropuerto. "Cielos cerrados" es la descripción más apropiada para ilustrar las políticas oficiales chilenas para con su anexado territorio. A raíz de la reiteración en las políticas de aislamiento, la casi totalidad de los habitantes de Isla de Pascua ha expresado su deseo de, no solo obtener la independencia del gobierno de Santiago, sino de pasar a formar parte de la Polinesia -islas con quienes los locales tienen mayor afinidad cultural-, sino de la propia Francia o Nueva Zelanda, países que ejercen soberanía sobre archipiélagos situados en el Pacífico. Históricamente, existió la sorda convicción -por parte de funcionarios franceses- de que Chile nada tiene que hacer en aquella zona del Pacífico. Pocos años atrás, los gobiernos de París y Santiago ingresaron en una suerte de roce diplomático, luego de que en el país europeo comenzaran a circular estampillas que sindicaban a la Isla de Pascua como de soberanía francesa. En julio de 2006, el alcalde rapanui, Pedro Edmunds Paoa, amenazó al gobierno de Chile con la "total independencia" de Isla de Pascua, dado que las autoridades del territorio fueron violentamente dejadas fuera de la participación del negocio de un casino de apuestas a instalarse en su centro urbano principal, Hanga Roa. Paoa señaló oportunamente que los gobiernos de Francia, Nueva Zelanda y otras islas de la Polinesia han criticado la "actitud altanera" con que Chile se maneja en el área, en clara a referencia a la discriminación que hace el gobierno central de Santiago para con la cultura de los habitantes rapanui. El problema para Chile parece ser de difícil retorno, pues todo parece indicar que la paciencia de los isleños ya ha sido suficientemente colmada. Estos contemplan con resignación el progreso del resto de las islas del Pacífico y el estilo de vida que las caracteriza, en gran parte promovido por los gobiernos de los cuales dependen sus administraciones. Pedro Edmunds Paoa también advirtió al gobierno chileno que la obtención de autonomía era condición sine qua non para no realizar un llamado internacional a las Naciones Unidas para proclamar la independencia de la Isla, que incluyera observadores internacionales, al estilo en que oportunamente lo hiciera Timor Oriental. Más allá de la respuesta de Santiago -que acudió rápidamente ante la amenaza-, todo parece indicar que, en pocos años, Isla de Pascua dejará de ser, oficialmente, territorio chileno.
Por Matias Ruiz para El Ojo Digital