POLITICA: EL EX MINISTRO DE ECONOMIA, CON DEMASIADAS EXPECTATIVAS

Roberto Lavagna candidato. Festeja el kirchnerismo

El Presidente Néstor Kirchner y sus allegados están eufóricos, y no es para menos. La anunciada candidatura presidencial de Roberto Lavagna, ex Ministro de Economía, rompe en mil pedazos las posibilidades de una victoria de la oposición en octubre de 2007.

21 de Julio de 2010
Roberto Lavagna finalmente ha inclinado la balanza de las elecciones presidenciales de octubre de 2007 en favor del kirchnerismo. Y la explicación es de lo más elemental : el ex Ministro de Economía jamás tuvo una proyección importante en las encuestas, en lo referente a intención de voto. Era Mauricio Macri el único que podía dar pelea al Presidente de la Nación y su cuestionado círculo. Lavagna supo desde el primer momento que el presidente del club Boca Juniors se ubicaba por encima de él en los números de todo el país, especialmente en los que llegaban de la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Pero a pesar de ello, el ex ministro se las arregló para fraguar las proyecciones de voto que iban llegando a su comando de campaña, a la vez que se ocupó de presionar a radicales y peronistas disidentes para sumarlos a sus filas, cual nene caprichoso. Como ocurriera en el Pacto de Olivos, el monje negro vuelve a ser Raúl Alfonsín -que ostenta el título de peor presidente de la historia del país-. Alfonsín acordó con Carlos Menem en su momento la muerte del radicalismo y la permanencia casi ilimitada del riojano en el poder. Bramó Raúl Alfonsín en aquella oportunidad, diciendo que el acuerdo iba a ser beneficioso para la Unión Cívica Radical. Al día de hoy, muchos analistas políticos siguen preguntándose qué fines persiguió Alfonsín con aquel pacto. Hoy, el ex presidente radical volvió a "meter la cola". En esta nueva versión del Pacto de Olivos, firmó, irónicamente, la continuidad de Néstor Kirchner al frente de la Presidencia de la Nación. En esta marea de confusión, todos se creyeron "el cuento" de que Lavagna sería un candidato potable para octubre. Han pecado de ingenuos los radicales y los mismos peronistas que se acercaron a Lavagna. Todos ellos saben perfectamente que el ex ministro no genera emoción alguna en los votantes, a la vez que su visión siempre está nublada por una soberbia irracional, esa misma soberbia que exhibió una y otra vez en conferencias de prensa emitidas desde el Ministerio de Economía. Esta lo ha llevado a pensar que es el candidato que puede "ganarle a Kirchner". Pamplinas, dirían en alguna mala película de Hollywood. Si el escenario económico, de crisis energética y de inseguridad no se le complica al santacruceño, éste no debería atravesar grandes olas para lograr su reelección o para implantar la consagración de su esposa, Cristina Fernández. Para colmo, el Presidente ya ha demostrado habilidades notables para utilizar los recursos del Estado, a los efectos de hacerse con las elecciones de sus candidatos, o para su propio beneficio. Con la compra indiscriminada de medios -Clarín en primer lugar-, la contratación de encuestadoras de opinión -Zuleta Puceiro, Analía del Franco, Mora y Araujo, Graciela Römer, etc.- y la entrega de mercaderías, electrodomésticos, electrónicos y bolsones de comida, cualquier elección está garantizada. En la provincia de Buenos Aires no sucederá jamás lo ocurrido en Misiones, pues los habitantes del conurbano bonaerense no tienen la dignidad de las clases bajas misioneras. Ya Cristina Kirchner los compró impunemente con heladeras, dvds y dispositivos varios, en una operación en gran parte manejada por Luis D Elía y los piqueteros que cobran dinero del Estado por trabajar en sus oficinas. Sería ingenuo pensar que este mecanismo no será utilizado nuevamente y con arrollador éxito. En cualquier caso, y volviendo a Raúl Alfonsín, es de una verdad elemental el hecho de que, en la Argentina, la política carece de renovación. Es impensable que una persona anciana y en estado cercano al Alzheimer como el ex presidente pueda seguir operando en política, luego de la muerte confirmada de su partido y de todo lo que él representa : desgobierno y descontrol. Los dinosaurios siguen administrando Jurassic Park. Los alienados hace tiempo que han tomado el control del manicomio. El gran perjudicado de la jornada es, obviamente, Mauricio Macri, quien ahora tiene la pelota en su terreno de juego. Macri deberá decidir si se presenta como candidato a Presidente, compitiendo contra Kirchner y contra Lavagna, o si se decide por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. No son pocos los que dicen que el presidente de Boca debería bajarse de la candidatura para ocupar el sillón de Rivadavia, porque si insistiera en esa vía, también él estaría colaborando con la perpetuación del kirchnerismo al fragmentar demasiado las posibilidades electorales de la oposición. El espectro del análisis político del país debería sincerarse : la única manera de echar a Kirchner del poder será con la ocurrencia de un milagro. Hoy día, las elecciones no son ya definidas por los votos de las clases medias y altas -todas ellas contra Kirchner, pero en vías de desaparecer, especialmente los sectores medios-. Ya no son los electores pensantes los que inclinan la balanza. Lo hacen los punteros políticos y los votos de aquellos que entregan su dignidad a cambio de comida y mercaderías que normalmente estarían fuera de su presupuesto. El esquema clásico de país bananero está ya entre nosotros. No existe renovación. La "coordinadora" de hoy son Nicolás Trotta y sus "jóvenes K". Otra vez, tenemos un Presidente que quiere perpetuarse en el poder, pero que, irónicamente, critica a militares y a Carlos Menem por autoritarios a unos, y por corrupto al otro. ¿A qué juega Kirchner? ¿Acaso no hace uso de los peores vicios de la vieja política? Es cierto que la Administración Kirchner tambalea. La inflación, la inseguridad y la crisis energética están a la vuelta de la esquina y podrían destruir sus posibilidades. Pero también es cierto que el control de medios aporta mucho para ayudar a ganar tiempo al oficialismo. Para colmo, los elevados precios de los commodities y el petróleo se conjugan para "salvarle las papas" al Gobierno Federal en materia de imagen pública. Baste recordar el titular de Clarín del día jueves, que promociona a grandes letras una inflación de un dígito en 2006, de acuerdo a números del manipulado INDEC. Muchos destacan el buen estado de las cuentas públicas pero se han olvidado que la Argentina ha dejado de pagar los intereses de sus deudas internacionales. La aceitada maquinaria del establishment económico internacional se cobrará este atrevimiento, como ya lo hemos visto en el pasado del país. Solamente una crisis económica aguda con descontrol social podrá echar a Kirchner de la Rosada. El milagro argentino es que la alternativa siempre es, o bien reelegir al que está en el poder, o bien elegir el caos. Hasta qué punto la propia dirigencia política no construye adrede este escenario para su propio beneficio, aún no lo sabemos. Volviendo sobre Mauricio Macri, ahora todas las miradas estarán puestas sobre él. La sensatez espera una actitud de grandeza de su parte : que relegue su interés a disputar la alcaldía de la Capital Federal, para luego intentar la aventura presidencial en 2011, momento en el cual Roberto Lavagna habrá desaparecido de la escena política. Hoy por hoy, y con la dinámica actual de las cosas, es innegable que Néstor Kirchner se quedará con la Presidencia, en disputa con Lavagna, triunfando en primera vuelta y con no menos de 20 puntos de diferencia. Distancia que podría incrementarse si Macri eligiera presentarse también. Con todo, el futuro tiene poco de reconfortante. Ya sea con Néstor o Cristina Kirchner, la Argentina verá acentuada la desaparición de las clases medias, el incremento de la violencia urbana y los índices de inseguridad en general, la acentuación de la crisis energética, el desprecio por las instituciones, los autoatentados, la dictadura piquetera, la compra de voluntades políticas y de la prensa cómplice, y por supuesto, aumentará el riesgo de hiperinflación. No menos importante será el incremento notorio de las mordazas a la prensa, caballo de batalla del Presidente. Si acaso la ciudadanía llegara a otorgarle crédito para un nuevo mandato, lo primero que veremos desaparecer del país es a la prensa independiente, ya sea se trate de blogs o medios de prensa tradicionales, hoy virtualmente en el bolsillo de Alberto Fernández. Un escenario en donde opositores políticos y periodistas independientes son remitidos a la cárcel sin mediar proceso judicial alguno, y solo por pensar distinto del Gobierno, podría convertirse en realidad en una nueva Administración Kirchner.
El Ojo Digital Política