POLITICA: EL GOBIERNO COMIENZA A PERDER EL CONTROL

Luis Gerez y Jorge Julio López, los desaparecidos de Néstor Kirchner. Negro panorama para 2007

Las desapariciones de Luis Gerez -luego hallado con vida- y Jorge Julio López son solo episodios menores del descalabro que los empresarios y la política underground esperan para 2007, especialmente para las épocas previas a las elecciones presidenciales. ¿Desestabilización o inoperancia oficial? Las hipótesis que rondan a los nuevos desaparecidos de la democracia.

21 de Julio de 2010
Néstor Kirchner, Felipe Solá y buena parte de la corporación política que hoy ocupa el poder ya demuestran signos de visible preocupación. En la Casa Rosada y en los pasillos del poder se están analizando los factores desestabilizadores que, por vez primera, amenazan la continuidad de la Administración Kirchner. El momento elegido por ciertos elementos que -debe decirse, tienen relación con el pasado- no es casual. La inseguridad, la inflación y la creciente violencia urbana que asolan a la sociedad argentina han hecho ya demasiada mella y los medios oficiales a sueldo del Presidente y sus hombres no alcanzan a ocultar la realidad con el velo utilizado ya hasta el hartazgo. Con todo, las hipótesis que rodean las desapariciones de Jorge Julio López y el recientemente reaparecido albañil Luis Gerez -militante kirchnerista perteneciente a grupos de piqueteros violentos al mando de Emilio Pérsico, aferrados al poder- son, por lo demás, oscuras. Hace no mucho tiempo, El Ojo Digital comenzó a referirse a los comentarios -más fuertes que rumores- al respecto de que la desaparición de López tiene grandes chances de ser una operación mal llevada por la Secretaría de Inteligencia -ex SIDE-, y planificada por hombres afiliados a círculos kirchneristas. Pero esta es sólo una de las posibilidades. Grupos remanentes de la dictadura militar continúan al acecho, y si bien estos poco tienen que ver con la realidad actual de las Fuerzas Armadas, su logística continúa ciertamente activa. Después de todo, los medios oportunamente se encargaron de promocionar el destino de prisión perpetua que acecha a aproximadamente unos 3 mil ex represores quienes, acusados de violaciones a los "derechos humanos", se dieron a la tarea de terminar con la guerrilla que asolaba a la Argentina a finales de la década de 1970. Cuestiones políticas aparte, hubiera sido harto ingenuo apostar a que estos individuos se quedarían, virtualmente, de brazos cruzados, a la espera de las visitas de los fiscales con libretos preparados para destinarlos a las cárceles comunes del país. Por más que medios oficiales y otros de importancia intenten tildar a estas terribles horas como una lucha de "buenos contra malos", lo cierto es que la Administración Kirchner ha colaborado fervientemente con el descontrol argentino, al punto tal de acercarse demasiado a viejas corporaciones políticas y a elementos subversivos que combatieron al régimen militar en los años de plomo. La larga lista de errores groseros de Néstor Kirchner -inseguridad y relajo de las leyes, corrupción en el ámbito de las obras públicas, continuación del proceso de destrucción de las clases medias, humillación pública de instituciones como la Iglesia, las Fuerzas Armadas y el estrato empresario, pifiadas monumentales en materia de política internacional y relaciones con las potencias centrales- bien puede haber colaborado para la construcción de frentes que, desde las sombras, intentan desestabilizar a un gobierno compuesto de figuras políticas corruptas, gremialistas sin escrúpulos, piqueteros y ex terroristas que celebran a la luz pública cualquier atentado llevado a cabo contra Occidente. Pero, para el Presidente, el escenario es aún más complejo de lo que se avizora a simple vista. Néstor Kirchner debe estar preguntándose, por estas horas, acerca de la naturaleza del complot. Pero nunca reflexionará acerca de la forma en que él mismo ha colaborado para llevar a la Argentina al actual estado paupérrimo de la situación social y económica -por más que se intente dibujar artificialmente lo contrario-. ¿Quedan círculos de ex represores actuando en las sombras? La respuesta es, desde luego, afirmativa. ¿Han decidido, estos hombres -con la asistencia de los empresarios "de siempre"- iniciar una serie de secuestros para empujar a Kirchner hacia su salida del poder? Mucho puede haber de esto. ¿Por qué los medios no se preocuparon en su momento de denunciar a las ingentes cantidades de desaparecidos en democracia, desde 1983 hasta hoy, sin el salteo de ninguna administración presidencial? ¿Por qué medios importantes como Clarín y La Nación callaron cuando Hebe de Bonafini denunció que los testimonios de Jorge Julio López no eran confiables dado que el anciano había sido colaborador de los militares? Jorge Julio López no era el único testigo de importancia en la causa contra Miguel Etchecolatz, y sin embargo, los medios masivos de comunicación intentaron "pintarlo" de esa manera. Con todos sus defectos, Hebe de Bonafini ha tenido un comportamiento en extremo neurótico pero nunca exento de algo de verdad en sus declaraciones. Es cierto que -tal como lo afirma el sitio web Seprin.com-, la señora se ha aprovechado de sus relaciones con el Presidente para echar mano de ingentes recursos del Tesoro para su universidad y los movimientos extremistas en donde tiene participación. Pero debe reconocerse a Bonafini que fue de las únicas personas que en su momento se refirió a los desaparecidos en democracia, y en alguna otra oportunidad refirió al colaboracionismo prestado por ex terroristas para con las Fuerzas Armadas, con el solo fin de salvar su pellejo y asegurarse un buen pasar. De todos modos, Jorge Julio López es hoy -y de manera oficial, mal que le pese al Presidente- el desaparecido en democracia con mayor repercusión mediática, y en definitiva, el desaparecido de Néstor Kirchner. Gerez ha sido hallado recientemente, pero en su súbita ausencia, algo huele muy mal. Lo que algunos analistas ya analizan es que, sugestivamente, aquellos más afectados por las desapariciones son no sólo los militares -a los que Kirchner acusó indirectamente de seguir secuestrando personas en un reciente acto del Ejército- sino -al menos en el caso de Gerez-, Luis Patti, crítico asiduo de la actual Administración. Pero, a fin de cuentas, son Kirchner y Felipe Solá -el impresentable Gobernador de la Provincia de Buenos Aires- los más castigados por los mencionados episodios. En el laberinto de versiones que circulan por los pasillos del poder, hay la versión siniestra de que el cuerpo de López aparecerá en la vía pública poco tiempo antes de las elecciones. Para ese entonces, las calles argentinas volverían a arder, pues muchos activistas de "derechos humanos" y piqueteros iniciarían una senda de destrucción y quema de comisarías -especialmente en la jurisdicción del atemorizado Felipe-. Los cabecillas de los grupos extremistas que pululan hoy por la Casa Rosada conocen mucho de esto y uno de los mejores ejemplos es el impune Luis D Elía, quien ya organizó el ataque a una comisaría en La Boca y luego en Belgrano. En ambos casos, se ocupó de disparar en los medios la ridícula idea de que los perpetradores de los ataques eran "gente de clase media enojada" con el accionar de las fuerzas policiales. Pero seguramente sea Felipe Solá quien esté derramando la mayor cantidad de lágrimas como telón de fondo para su desesperación, pues sabe que tanto él como el Ministro León Arslanián han hecho lo imposible por mentir a los bonaerenses al respecto de supuestas "bajas del delito" en la provincia. Tal parece que la sensación general no coincide con su punto de vista. Solá ya debió arrodillarse frente a Juan Carlos Blumberg para pedirle que lo deje finalizar su mandato, y esto fue retratado en forma sutil por pocos medios. ¿Cómo se entiende que Arslanián continúe siendo funcionario, cuando es vox pópuli que falseó el rescate de un sinnúmero de secuestros extorsivos de renombre? ¿Cómo es posible que el responsable de la seguridad de un distrito entero, promocione el pago de rescates? ¿Qué clase de sistema democrático bizarro han construído Solá y sus cómplices políticos, punteros y barrabravas que se regodean en el violento Conurbano Bonaerense? Si los que privaron a López y a Gerez de su libertad son, como se cree, elementos residuales de la dictadura, la ironía del asunto superaría a la ficción : serían ex militares y represores aquellos que tienen el futuro del Presidente y su permanencia en el poder en sus manos. Aún más, el negro panorama que asola a la Argentina en 2007 es reconocido por representantes de empresas multinacionales establecidas en el país. Un pequeño grupo de hombres de negocios locales también se suman a los comentarios, aunque en privado. Grandes compañías de productos y servicios planean abandonar sus operaciones en el país, a sabiendas de lo que se estaría "cocinando". Una importante empresa automotriz -de capitales germano-norteamericanos- se ha encargado de revelar hace un tiempo que "el Gobierno Argentino no está en condiciones de garantizar la seguridad física de su planta y sus trabajadores en el caso de un conflicto social". Las compañías extranjeras que ya se han retirado del país no tuvieron gran cobertura en los medios, e incluso la Ministra de Economía, Felisa Miceli reconoce que la Argentina es nula en inversiones extranjeras directas. Todos los estudios económicos conocidos se han ocupado de remarcar que nuestro país fue uno de los dos países latinoamericanos con menores inversiones extranjeras en los años de 2004 y 2005. Compañías financieras europeas ya abandonaron el país por la persecución violenta a la que los capitales foráneos son sometidos por parte de autoridades nacionales que van "en busca de las cometas". Opiniones coincidentes se pueden encontrar en círculos de contadores y economistas quienes, no hace mucho tiempo, aprobaban la marcha general de la economía. Las expectativas favorables -que con tanto esmero se contruyeron desde los medios- han recibido ya su tiro de gracia. Es interesante destacar que aquí no se habla de contadores recién titulados o expertos en charlas económicas "de café". Los emisores de muchas de estas opiniones provienen, en la mayoría de los casos, de consultoras internacionales y algunas de las "Big Five" -empresas de la talla de Arthur Andersen, Price Waterhouse Coopers y demás-. Los malos ánimos hace tiempo que llegaron a la calle de la mano de los aumentos de precios y, más recientemente, de la crisis energética. Curiosamente - y como lo insinuaron ciertos funcionarios kirchneristas antes de la crisis de la energía- los cortes se han producido en barrios donde el Presidente no tiene ya una imagen positiva, esto es, en Barrio Norte, Belgrano, Flores y Caballito. Habrá que esperar para ver lo que sucede en la Costa Atlántica, donde las redes de energía son en extremo antiguas y ahora deberán tolerar las ingentes cantidades de turistas que se alojarán allí durante el verano. Si los escenarios previstos para septiembre y octubre de 2007 se hacen realidad, seguramente las colas para comprar dólares y los cajeros automáticos no podrán ser abandonados como un vil recuerdo del pasado. En nuestra castigada Patria, todo está conectado y la gran mayoría del Pueblo aún no comprende el funcionamiento de los engranajes esenciales del sistema capitalista. ¿Es la Argentina un país capitalista? Mientras tanto, los desaparecidos de Néstor Kirchner se anotan un capítulo más en el caos general de la "Argentina pingüina", como para cerrar el año de conspiradores y opositores inmaduros con bombos y platillos.
El Ojo Digital Política