Diego Armando Maradona, visiblemente beodo en ocasión de la derrota de Boca ante Lanús
Diego Maradona continúa su periplo hacia la búsqueda de nuevas formas de caer todavía más bajo. Quien tuvo la oportunidad de seguir las incidencias del próximo-pasado Boca vs. Lanús, estuvo a tiempo de observar las nuevas miserias del ángel caído del fútbol mundial.
21 de Julio de 2010
Otra vez, Maradona fue noticia. Y de las malas, como no podía ser de otra manera.
Comentan en su círculo que el Diego, al igual que el general, ya no tiene quien le escriba. Es por eso que, a los efectos de llamar la atención, arma escandalete tras escandalete, ya sea puertas adentro o en cualquier punto del globo.
Ya no es la caradurez de pedir sumas exorbitantes para cualquier presentación televisiva, y que solo aciertan a aportar los ingenuos como Marcelo Tinelli, recordando la presentación como jurado de el drogodependiente Maradona en Bailando por un Sueño. Lo que los medios no aciertan a publicar es el hartazgo que hay de Maradona en todo círculo relacionado con la televisión. Pero siempre hay algún trasnochado que le alcanza un micrófono para opinar. Si no es el impresentable y odiado Daniel Tognetti, alguien más lo hará.
No viene al caso recordar el nombre del periodista que, poco tiempo atrás, le acercó al ex 10 un micrófono para que opine sobre la crisis de las papeleras con el Uruguay.
La forma en que el cocainómano ex futbolista fue humillado por el gato VIP de nombre Nazarena Vélez, no fue suficiente para dejarlo más al borde del precipicio.
En ocasión del reciente partido que el Boca Juniors de Ricardo Lavolpe diera muestras notorias de lástima frente al, a la postre victorioso, Lanús, Diego Maradona fue enfocado con claridad por los camarógrafos que trabajan bajo el odioso Garófalo en Domingol, por TyC Sports, canal 15 de Cablevisión.
Maradona estaba ubicado, como siempre, en su palco, acompañado de los monitores y monigotes de siempre que lo explotan parasitariamente, y a su lado estaba presente una de sus hijas.
El colorido espectáculo fue brindado por un Maradona visiblemente borracho, que debía ser sujetado en forma recurrente por su hija y por un voluminoso guardaespaldas para que el beodo cocainómano no se cayera por la baranda. Evidentemente fuera de sí, Diego no podía ser frenado ni con reiterados vasos de plástico rellenos de fuerte café. Pero ni un café turco hubiera podido subsanar su bizarra borrachera.
De este modo, Maradona aportó la cuota de patetismo que completa el sombrío panorama del fútbol argentino, pleno de barrabravas homicidas apadrinados por la política, absolutamente carente de seguridad y con la familia mirando los partidos por señal codificada.
Cómo Maradona sigue vivo es una pregunta sin respuesta, pero por qué sigue concentrando la atención de ciertos -aunque cada vez menos- medios, esa sí es una pregunta que ni el Creador puede responder. Dios no es argentino, sobre esto no quedan dudas.
Dios nos odia.
El Ojo Digital Deportes