INTERNACIONALES: POR EL DR. RAMIRO ANZIT GUERRERO, EXPERTO EN CONTRATERRORISMO Y SEGURIDAD

Las nuevas guerras del Mossad : Irán y Hezbollah

El Dr. Ramiro Anzit Guerrero -Abogado y experto en temas de contraterrorismo y seguridad-, reaparece en El Ojo Digital con la presentación de un imperdible material que trata sobre el temido servicio de inteligencia exterior de Israel -Mossad- y las nuevas amenazas que debe enfrentar en los tiempos presentes de la siempre complicada trama de relaciones entre las naciones del Medio Oriente. En este artículo : la organización del Mossad y los servicios de seguridad israelíes, el ataque inminente contra Irán y los probables escenarios nucleares, repercusiones geográficas y políticas.

21 de Julio de 2010
El Mossad (Ha-Mosad le-Modi en u-le-Tafkidim Meyuhadim), que significa Instituto para la Información y los Asuntos Especiales, tiene la responsabilidad del conjunto de las actividades de recolección de información, las operaciones clandestinas y la lucha antiterrorista del Estado de Israel. Sus prioridades son la vigilancia de las naciones y organizaciones árabes a través del mundo. Pero el Mossad actúa también en el marco de movimientos clandestinos judíos en Siria, Irán y también Etiopía. Localiza a sus agentes también en los antiguos países del bloque comunista, en los países occidentales y en las Naciones Unidas. Sus cuarteles generales tienen base en Tel-Aviv. Actualmente, esta agencia dispone de cerca de 1,500 empleados. La identidad del jefe del servicio es secreta, pero en marzo de 1996 el Gobierno israelí anunció el nombramiento del General Danny Yatom, como sustituto de Shabtaï Shavit en el mando de la organización, con lo cual la identidad de la autoridad máxima del Mossad paso a ser pública por vez primera. El Mossad forma parte de las oficinas de información israelíes, como el Aman (inteligencia militar) y el Shabak (seguridad interior). Su papel es comparable a la CIA americana, el MI6 (Gran Bretaña) y el DGSE (Francia). La razón de ser del Mossad y sus agencias periféricas no es otra que la necesidad de Israel de informarse en cualquier momento, del estado del mundo y sobre todo de su medio ambiente cercano, con el fin de poder garantizar la existencia y supervivencia del Estado. En sus orígenes, el Mossad fue conocido bajo el nombre de Instituto Central para la Información y la Seguridad. El mismo se funda el 1 de abril de 1951 bajo la iniciativa del Primer Ministro de entonces, David Ben Gurion, quien establece la nueva agencia : "para nuestro Estado -que desde su creación no deja de ser asediado por sus enemigos- la información constituye la primera línea defensiva. Debemos aprender a analizar lo que sucede en torno a nosotros". El Mossad consta de 8 divisiones, pero el detalle de la organización interna de la agencia sigue siendo indeterminado. La División de Información es la más importante. Tiene la responsabilidad de las operaciones de espionaje, a través de sus bases oficiales o clandestinas en el extranjero. Este departamento se divide en oficinas, cada una de ellas siendo responsable de una zona geográfica, de las sub-bases que allí se encuentran, y de los agentes que dirige. La División de Relaciones Internacionales se ocupa de las relaciones y operaciones conjuntas con las agencias de los países amigos y con los países que no disponen de contactos normales con el Estado de Israel. En las estaciones de gran importancia como París, el Mossad dispone -bajo la protección de la embajada- de 2 responsables, uno afiliado a la división de Información, y otro a la de Relaciones Internacionales. La División de Operaciones Especiales (METSADA en hebreo) conduce las operaciones de asesinato de objetivos sensibles, actividades de sabotaje, paramilitares y de guerras psicológicas. La División de Guerra psicológica (Loh ama Psichologit), como su nombre lo indica, se ocupa de la guerra psicológica, la propaganda y las operaciones de intoxicación. La División de Investigación es responsable de la interpretación de la información. Para eso, proporciona un informe diario, un boletín semanal y un cuaderno mensual detallado. Este departamento se divide en 15 zonas geográficas que son los Estados Unidos, Canadá, Europa Occidental, Rusia y la CEI, China, el continente africano, Latinoamérica, el Magreb (Marruecos, Argelia, Túnez y Libia), el Líbano, Irak, Jordania, Siria, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Una oficina anexa sigue la evolución de los proyectos de armamento de los países vecinos. Cabe destacar que Israel cuenta también con el Shabak (ex Shin Bet) que es el Servicio de Seguridad General (en hebreo, Shérout Ha-Bitah él Ha-Klali). El Shin Beth es el servicio de contraespionaje y seguridad interior del Estado de Israel. Incluye a 3 divisiones operativas y 5 secciones de reservas : La División de Asuntos Árabes es responsable de las operaciones antiterroristas y de la actualización permanente del archivo de terroristas árabes conocidos y potenciales. La Sección Militar del Shabak (HENZA) trabaja en cooperación con el cuerpo de tropa del Aman (Inteligencia Militar) para combatir los motines en los territorios ocupados. Tiene por objetivo infiltrar las oficinas de información extranjeras y las misiones diplomáticas en Israel, así como interrogar a los inmigrantes de antigua URSS y Europa del Este. La División de Seguridad garantiza la protección de las instalaciones gubernamentales, diplomáticas (Embajadas) y científicas, de las industrias militares, y de los vuelos de la compañía nacional EL-Al. El Shabak supervisa las actividades de los movimientos de extrema derecha y los movimientos subversivos de izquierda. Toda persona de nacionalidad extranjera puede ser sometida a una vigilancia del Shabak, que dispone de una amplia red de agentes e informadores. Desde 1987, Israel condena el uso de la tortura pero permite utilizar "moderadamente" la presión física y psicológica para obtener información. Así pues, el código penal israelí prohíbe a un agente de las fuerzas públicas usar la fuerza para obtener información, pero está autorizado el jefe del Shabak por ley a adoptar "medidas especiales" que sobrepasan el marco del uso moderado de la presión, exclusivamente en el caso donde están en juego vidas israelíes. LA CAIDA EN LA IMAGEN PÚBLICA Y LA GUERRA PSICOLOGICA INTERNA Desde hace varios años, el Mossad parece haber perdido parte de su eficacia, aunque solamente las operaciones que han fracasado han visto la luz, como lo fue el caso de los servicios de seguridad egipcio que desmontaron 7 redes israelíes en 1996, mientras que en los 15 últimos años, se habían instalado solamente 20. Esto provocó una verdadera crisis en los servicios de información israelíes. Esta situación quizá se debe al hecho de que la eficacia de los servicios de información extranjeros aumentó con relación a su nivel de los años 1960, período brillante para la inteligencia israelí, y por aquel entonces pionera en este tema. Un informe del Knesset (Parlamento israelí) pone de relieve el deterioro de la credibilidad de los servicios de información israelíes, desde su participación en la campaña de intoxicación sobre las supuestas armas de destrucción masiva iraquíes. Conducida con el mismo método que Estados Unidos y Gran Bretaña, esta campaña había suscitado una psicosis aguda en el Estado judío, ante la advertencia de los servicios que habían mencionado una posibilidad de ataque a la población por parte de Saddam Hussein para destruir a Israel. La investigación parlamentaria, presidida por el diputado del Likud, Yuval Steinitz, no permitió determinar si los servicios se habían equivocado o si habían cedido a presiones del gabinete de Sharon. Esta amenaza se presentaba como completamente real durante los seis meses que precedieron al desencadenamiento de la invasión de las tropas de la Coalición en Irak. En marzo de 2003, el ejército israelí había desplegado sus defensas antimisiles en la región de Tel-Aviv, con el fin de poder asegurarse contra un posible ataque de misiles iraquíes. Se invitaba a la población a equiparse del material necesario para su protección, como agua mineral, conservas, baterías y linternas. A pesar de esto, el jefe de los servicios de información militar israelíes, el general Aharon Zeevi, ya había constatado que Irak no había desplegado misiles Scud en la parte occidental de su territorio, volviendo improbable la posibilidad de ataques dirigidos contra Israel. Pero sus observaciones pasaron inadvertidos, en el mar de información alarmista difundida por los medios de comunicación y las autoridades israelíes. Incluso es posible afirmar que, por sus repetidas declaraciones públicas sobre la "amenaza iraquí", la administración israelí participó ampliamente en la campaña de desinformación llevada adelante principalmente por los Estados Unidos y Gran Bretaña. La primera de estas declaraciones se remonta al 13 de agosto de 2002, dos semanas antes de que el vicepresidente estadounidense Dick Cheney designe el "objetivo iraquí", en un discurso pronunciado ante un grupo de veteranos de guerra norteamericanos. En ese clima tenso, el ejército israelí anunció haber puesto a punto un nuevo modelo de máscara anti gas, más eficaz y más fácil de utilizar. El Ministerio de Salud, sobre la base de esta información, preparó entonces una posible campaña de vacunación general contra la viruela. A principios de agosto, el mismo Ministerio ya había anunciado que se había seleccionado a cien miembros de su personal para fabricar el plasma humano necesario para la preparación de una vacuna contra la peste bubónica que podrían contener los misiles iraquíes. Al día siguiente, a pesar de las llamadas a la calma del Ministro de Defensa, Benyamin Ben Eliezer, el Director General del Ministerio de Defensa, Amos Yaron, anunció la próxima distribución de píldoras de yodo a la población, con el fin de reducir los efectos de las emisiones radioactivas de un posible ataque nuclear, lo que abasteció naturalmente a la psicosis general y contribuyó a acreditar la idea según la cual Saddam Hussein dispondría de armas de ese tipo. Los medios de comunicación israelíes se apoderaron del tema y lo reavivaron en forma permanentemente. El recuerdo aún vivaz de los 39 misiles iraquíes que habían sido lanzados contra Israel durante la primera guerra del Golfo, en 1991, jugó un rol psicológico fundamental. Los periodistas en la televisión opinaron de forma unánime : "los misiles que Bagdad podría lanzar sobre Israel se dotarán con cabezas químicas o biológicas susceptibles de causar millares de víctimas". La avalancha sobre las máscaras antigas fue inmediata. El propio Estado enumera la marcha que debe seguirse en caso de ataques : sirenas de alerta, preparación de las habitaciones protegidas, ir a los refugios, empleo de las máscaras antigas. Mientras que la amenaza de bombardeo químico permitió suscitar un miedo intenso en la población, se distribuyó un folleto a cada familia en el que se enumeraban las medidas que deben adoptarse en caso de ataque, a principios de febrero de 2003. El mismo indica, en particular, cómo preparar un refugio y asegurarlo contra un ataque químico o bacteriológico. Se agrega una lista de productos que deben comprarse. Tales acciones de gran envergadura, apoyadas por enlaces de información, no pueden basarse en simples convicciones personales de los cronistas, estos resaltaron oportunamente que la información pudieron extraerse de informes obtenidos directamente de los servicios de inteligencia. Es así que el Mossad, como los otros servicios de información israelíes, participó en la campaña de intoxicación lanzada por George W. Bush y Tony Blair a partir de agosto de 2002. A esta conclusión llega, en diciembre de 2003, un informe del Centro Jaffee de Estudios Estratégicos en Tel Aviv. Su autor, el general de reserva Schlomo Brom, resaltó como las comisiones de investigación que trabajaron en los Estados Unidos y el Reino Unido, sobre los "errores" de los servicios de inteligencia, olvidaron que existía un tercer socio importante que apoyaba esta información, según la cual Saddam Hussein disponía de armas de destrucción masiva y de los medios para lanzarlos, y este tercer socio era precisamente Israel. Los servicios de información israelíes fueron un socio de pleno derecho para la presentación de las capacidades no convencional iraquíes por el Reino Unido y los Estados Unidos, y es así como los fracasos de la guerra en Irak demuestran groseros errores y debilidades inherentes a los servicios de información y a los responsables israelíes. Tales errores podrían repetirse en el futuro si la cuestión no es objeto de una investigación completa. Los servicios de información exageraron en gran parte el riesgo de un ataque no convencional y cuidándose de informar que tal ataque era insanablemente nulo. Sólo en la víspera de la ofensiva, y una vez que la población se había equipado perfectamente a fin de soportar un ataque, Ariel Sharon anunció, el 15 de marzo de 2003, que existía un 1% de posibilidad de que Israel fuera atacado. El informe del Centro Jaffee destaca "el elevado costo financiero" de las medidas defensivas adoptadas por Israel. Pero no es este el punto más grave. Al exagerar la amenaza, la inteligencia israelí sobre todo debilitó considerablemente su credibilidad para con la población israelí y los servicios de información extranjeros. Schlomo Brom relacionó esta situación y las fallas de los servicios de información, vinculándolos al síndrome de la guerra de octubre de 1973, cuando estos mismos servicios no habían conseguido anticipar el ataque contra Israel. La visión israelí de la amenaza iraquí simplemente se debe a una concepción dogmática. Las oficinas de información fueron sumergidas por una visión unidimensional de Saddam que lo describían como la encarnación del Mal, un hombre sujeto a la obsesión de desarrollar armas de destrucción masiva para eliminar a Israel. Pero Brom no excluye sin embargo la posibilidad de que la manipulación política no haya terminado por afectar la credibilidad de las agencias de espionaje, dado que las oficinas de información extranjeras podrían perder confianza en la información israelí, y sospechar de que Israel proporciona pistas falsas con el fin de convencer a los otros países de incorporar su posición política sin cuestionamiento alguno. Los servicios de información israelíes son famosos por su eficacia, al punto tal que el Mossad incluso está obligado a vender una parte de la información que recoge a otras agencias extranjeras, práctica habitual posible por la extrema fiabilidad concedida por la comunidad internacional de la información a los trabajos de los agentes israelíes. Este hecho es amenazado por la participación de Israel en la campaña de intoxicación relativa a las armas de destrucción masiva supuestamente en poder de Saddam Hussein. Israel, que había sido el primer país pendiente y alerta del programa nuclear iraní a mitad de los años noventa, podría así encontrarse desacreditado, y ya no beneficiarse de la misma atención que antes por parte de los servicios occidentales, principalmente europeos. Sus advertencias sobre los programas de armamento de sus vecinos -y de sus adversarios- podrían en adelante ser abiertamente ignorados. Es necesario para los servicios de información israelíes restaurar esta credibilidad. El hecho de que los responsables de las oficinas de información hayan podido convencerse de la necesidad de mentir, y en consecuencia de poner en juego su credibilidad, revela la amplitud de las presiones políticas que pesaron sobre ellos y que los impulsó a defender una posición beligerante. La transformación de un servicio de inteligencia en órgano de propaganda no es una señal de buena salud democrática. Pero al menos este episodio habrá tenido el mérito de hacer caer la confianza ciega que los israelíes y los gobiernos extranjeros concedían al hasta ahora incuestionable Mossad. En la actualidad, existe un hecho comprobado : incluso el mejor servicio de información del mundo no se encuentra exento de manipulación política. En este sentido, será necesario para los demás servicios de espionaje desconfiar de los datos que Israel genera, en particular con respecto a Siria, próximo objetivo probable de los Estados Unidos. EL FALLO DE LA AMIA QUE IMPLICA A IRAN El 17 de marzo de 1992, una violenta explosión destruía a la embajada de Israel en Buenos Aires y dañaba seriamente a una Iglesia Católica y a una escuela adyacente. La consecuencia directa : fallecieron 29 personas y 242 resultaron heridas. Inicialmente, la investigación se orientó sobre la pista islámica. El atentado habría sido cometido por un suicida palestino que habría utilizado una camioneta llena de explosivos. Aquel habría pertenecido al grupo Jihad Islámica y la motivación habría sido vengar el asesinato por parte de Israel del líder del Hezbollah libanés Sheikh Abbas al-Musawi y de su familia. La operación habría sido preparada por un grupo paquistaní y coordinada por Mohsen Rabbani, el agregado cultural de la embajada de Irán en ese momento. El 18 de julio de 1994, una segunda explosión destruyó el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) donde murieron 85 personas y más de 300 resultaron heridas. La investigación inicial se orientó también sobre la pista islámica. Un nuevo suicida libanés de 29 años habría cometido el atentado, Ibrahim Hussein Berro, conduciendo un vehículo que hizo detonar contra el edificio. Algunos años más tarde, se expidió una orden de detención contra Imad Mugniyah, un miembro del Hezbollah. Luego, el antiguo embajador de Irán en Argentina, Hade Soleimanpour, fue detenido en el Reino Unido y después liberado por falta de pruebas. A doce años del atentado del 18 de julio de 1994 contra la AMIA en la cuidad de Buenos Aires, dos magistrados encargados de la investigación solicitan al juez federal Rodolfo Canicoba Corral expedir una orden de detención internacional contra el antiguo presidente iraní Ali Rafsandjani y siete altos dignatarios iraníes de aquel momento, y también contra un líder del movimiento shiíta libanés Hezbollah. De acuerdo a Alberto Nisman, quien dirige la unidad especialmente creada por el actual gobierno argentino para determinar la responsabilidad del más violento atentado perpetrado contra una institución judía en el mundo, el ataque de 1994 contra la AMIA fue decidido por los más altos funcionarios del gobierno iraní y ejecutado por la organización terrorista libanesa Hezbollah. En un expediente de 800 páginas, el magistrado imputa un único móvil al Irán de Rafsandjani : castigar a la Argentina después de la suspensión unilateral de la asistencia tecnológica nuclear que el país había concedido a Teherán. Estos acuerdos se habían celebrado entre los dos países bajo el gobierno democrático del presidente Raúl Alfonsin (1983-1989) y el presidente Carlos Menem había decidido suspenderlos raudamente en 1991. El equipo de magistrados afirma que el atentado se decidió el 14 de agosto de 1993, en una reunión en la ciudad iraní de Mashad, ciudad santa del shiísmo. Según los jueces argentinos, participaron en esta reunión el antiguo presidente Ali Rafsandjani (1989-1997), el antiguo Ministro de Información, Ali Fallahjan, el ex Ministro de Asuntos Exteriores, Ali Akbar Velayati, el ex comandante de la Guardia Revolucionaria (Pashdaran), el general Mohsen Rezai y el antiguo consejero cultural de la embajada de Irán en Buenos Aires, Mohsen Rabbani. Por último, los magistrados apuntan también al jefe de los servicios de seguridad exterior del Hezbollah, Imad Fayez Mugniyah. Para apoyar estas acusaciones, los dos jueces argentinos se basan en declaraciones de arrepentidos y disidentes iraníes. Toman también fuentes como los informes de la Secretaria de Inteligencia argentina (Ex SIDE), el FBI norteamericano y el propio Mossad israelí, que inmediatamente después del atentado de 1994, había acusado a Irán y al Hezbollah. Los jueces argentinos garantizan que pudieron validar estas acusaciones cruzándolas con otros elementos, como llamadas telefónicas. La comunidad judía de Argentina, la más importante de América Latina (con aproximadamente 300,000 personas) es altamente influyente y viene reclamando a la Justicia un fallo desde hace doce años, ejerciendo una fuerte y recurrente presión sobre las autoridades políticas argentinas. Para la comunidad judía argentina, si la investigación se había realizado correctamente en 1992, el atentado de 1994 contra la AMIA no habría sido así. Se ha criticado con severidad a todos los Gobiernos argentinos sucesivos, desde el ex presidente Carlos Menem -en el poder al momento de los hechos- por la ausencia de progreso en las investigaciones sobre estos atentados. Sobre la base de un testimonio de un agente de los servicios secretos iraníes refugiado en Alemania, se acusó a Carlos Menem de haber aceptado dinero de Irán, diez millones de dólares que se habrían depositado en una cuenta en un banco de Suiza, con el fin de impedir la continuación de la investigación sobre el sangriento atentado contra la AMIA. Por su parte, en 2005, el Presidente Néstor Kirchner había reconocido la "responsabilidad del Estado" en las faltas de la Justicia. Era la primera vez que se tuvo lugar este tipo de reconocimiento en la historia argentina. Los Estados Unidos ya habían felicitado al gobierno de Néstor Kirchner por sus esfuerzos en pro del avance de la investigación, en un sentido que obviamente les ha convenido estratégicamente. Pero Buenos Aires verá, sin duda alguna, deteriorarse sus relaciones con Teherán aún más. Inmediatamente después del atentado, los dos países habían roto sus relaciones diplomáticas. En los últimos años, una aproximación se había concretado con el envío a Buenos Aires de un encargado de negocios iraní. Para avalar sus advertencias contra el Eje Shiíta (Irán, Siria, Hezbollah libanés), Washington resaltó la acusación formal del gobierno argentino sobre Irán en los atentados cometidos en Buenos Aires a principios de los años 1990. Tras una reunión que se celebró en Washington en mayo de 2006 y en la cual participaron dos altos magistrados de Buenos Aires, se habrían ejercido fuertes presiones a la vez sobre el Gobierno Nacional y sobre la justicia argentina, a los efectos de lograr concretar la acusación contra Irán. Esta teoría es sostenida por el abogado Oscar Abdura Bini, quien presentó una denuncia ante el Tribunal Administrativo de la Provincia de Buenos Aires, dirigida contra el American Jewish Committee y los fiscales Nisman y Martínez Burgos, por obstaculizar, supuestamente, el accionar de la Justicia. Por su parte, el actual encargado de negocios de la embajada iraní en Buenos Aires, Mohsen Baharvand, afirmó que Irán estaba "dispuesto al diálogo" con la Argentina, con el fin de demostrar la inocencia de su país en el atentado contra la AMIA en 1994. Con este objetivo, Baharvand dijo que cada país debía designar a un interlocutor a fin de aclarar el asunto. El encargado de negocios iraní en la Argentina, por su parte, descartó una posible ruptura de relaciones diplomáticas a pesar de la tensión creciente entre los dos países. Una orden de detención internacional fue entregada por la justicia argentina por crímenes contra la humanidad del ex Presidente iraní Akbar Rafsandjani y de otros dirigentes, acusados de haber financiado el atentado contra la AMIA, utilizando canales del partido shiíta libanés Hezbollah. Las autoridades iraníes, que refutan toda responsabilidad y rechazan esta orden de captura que califican de infundada, habían reaccionado anunciando la acusación por injurias sobre los fiscales argentinos. EL ENEMIGO NUCLEAR IRANI Y LA INMINENCIA DEL ATAQUE Hace ya más de un año que Irán reactivó la producción de uranio enriquecido en sus reactores. En agosto de 2005, el mundo diplomático preveía una grave crisis internacional, habida cuenta de la decisión iraní. Irán reactivó la producción de uranio enriquecido, rechazando las propuestas de los negociadores europeos (Gran Bretaña, Alemania y Francia). Aunque este enriquecimiento sea totalmente compatible con el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares, corre el riesgo de causar una grave crisis internacional. A pesar de lo anterior, el presidente iraní dijo que el enriquecimiento de uranio no es incompatible con el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares. Recordemos que Francia, Gran Bretaña, Alemania, Rusia, China y Estados Unidos formularon una oferta encaminada a convencer a Teherán de renunciar en sus actividades de enriquecimiento nuclear, en forma de un paquete de propuestas, cuya cooperación en el ámbito nuclear civil, establecía una asociación comercial, así como también una cooperación política que equivalía a hacer de Irán un socio activo de la Unión Europea. En este largo plazo de tiempo, habrá muchos imprevistos, en espera del petróleo a un precio quizás superior a 100 dólares el barril. Irán estará en condiciones de fabricar una bomba nuclear de aquí a dos años, como mucho. Es lo que ha declarado el general Méïr Dagan, jefe del Mossad. Según Dagan, Irán dispondrá pronto de materia fisible con la cual se puede fabricar una bomba nuclear. A partir de esta fase, la fabricación de la bomba no es más que un simple proceso técnico. Y -siempre de acuerdo al general israelí- en los próximos meses, si nada lo impide, Irán alcanzará su independencia en cuanto a tecnología nuclear. El general Dagan hizo estas afirmaciones en su intervención anual en la comisión de Asuntos Exteriores y de la Defensa del Knesset, el Parlamento israelí. Los responsables políticos y militares recientemente multiplicaron sus advertencias contra Irán, que acusan de pretender dotarse con armamento nuclear bajo la cobertura de un aparente programa nuclear con fines pacíficos. Los temores del Estado hebreo frente a Irán se atizaron luego de las observaciones que hiciera en octubre del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, arengando a "borrar a Israelí del mapa mundial". Fuentes de los servicios secretos, del ejército de los Estados Unidos y del extranjero revelan distintos elementos que indican que se está en la fase final de un ataque a las instalaciones nucleares y militares iraníes, para lo cual Estados Unidos podría recurrir al empleo de armas nucleares tácticas de bajo kilotonaje. Entre los objetivos probables de estos bombardeos de saturación se encuentra la central nuclear de Bushehr (dónde trabajan técnicos rusos y otros de nacionalidad extranjera), una mina de uranio en el Saghand cerca de la ciudad de Yazd, el sitio de enriquecimiento del uranio de Natanz, una central de agua pesada e instalación de isótopos radioactivos en Arak, la unidad de combustible nuclear de Ardekan, el centro de conversión de uranio y tecnología nuclear de Ispahan, el centro de búsqueda nuclear de Teherán, el Centro de producción de isótopos de molibdeno, yodo y xenón de Teherán, los Laboratorios multifuncionales Jabr Ibn Hayan de Teherán y el depósitos de residuos radioactivos de Karaj y Anarak. Podría ser también contemplados en una primer fase los lugares de lanzamiento de misiles Shahab, en sus versiones I, II y III; las bases aéreas conocidas, incluida la extensa base aérea de Mehrabad que hace las veces de aeropuerto internacional, localizada en las cercanías de Teherán; las bases navales situadas sobre el Golfo Pérsico y el Mar Caspio, y finalmente las bases de orden, control y comunicaciones como también las de información. A posteriori, la lista de objetivos podría incluir a los aeropuertos civiles, las estaciones de radio y televisión, los centros de telecomunicaciones, los edificios gubernamentales, las centrales eléctricas tradicionales, las autopistas y los puentes así como las líneas ferroviarias. Los sitios de explotación de petróleo y las instalaciones portuarias comerciales serían evitadas en un principio por los bombardeos norteamericanos, con el fin de conservarlos intactos para los intereses petrolíferos y comerciales de los Estados Unidos, luego de una virtual invasión por tierra. Se asistió a una intensificación de la preparación militar en varias bases norteamericanas que participarán en el ataque en planificado, el cual será principalmente aéreo. En este sentido, el fuerte Rucker en Alabama recibió la orden del Pentágono de estar preparado para utilizar alrededor 50,000 a 60,000 reclutas, la mayoría civiles bajo contrato, que se desplegarán en ofensivas en Irán. Rucker se encuentra en el centro nacional de impulsión aérea del ejército de los Estados Unidos, la cual incluye a la escuela de control de helicópteros. Además, se asistió a una intensificación en el grado de preparación en Hurlburt Field (Florida), que alberga el centro de control de operaciones especiales de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. También se pudo constatar un significativo crecimiento de actividad en el Centro de combate aire-tierra de la marina estadounidense, situado en California; principalmente ejercicios de combate no simulado en un medio ambiente desértico y montañoso comparable a las regiones iraníes susceptibles de ser atacadas. Los servicios europeos de inteligencia han dejado entrever que los Estados Unidos informaron a sus aliados de la OTAN que debían esperarse bombardeos que coincidirían con sitios de actividades nucleares y militares iraníes. Turquía no autorizaría en esta oportunidad a los Estados Unidos a utilizar sus bases en caso de ataque militar a Irán, lo que tuvo por consecuencia una serie de visitas por representantes de la administración Bush, que piden a Turquía que participe en la logística, la política y la información en caso de un ataque a Irán. Los responsables políticos y militares pidieron también a Bahrain, Arabia Saudita, Pakistán, Jordania, al emirato de Omán y Azerbaiján aportar su apoyo a los Estados Unidos en caso de un ataque sobre Irán. Washington está invirtiendo gran esfuerzo diplomático para convencer a distintas naciones del concierto internacional, al respecto de que existe un vínculo entre Irán y Al Qaeda. En este sentido, fuentes que pertenecen a la inteligencia polaca dicen que Radek Sikorski, el Ministro polaco de Defensa, garantizó a su homólogo norteamericano el apoyo de su país en caso de bombardeo sobre Irán. Sikorski es un antiguo miembro del Instituto americano dónde militan neoconservadores como Richard Perl, Michael Ledeen, y Lynne Cheney, la pretendida "Segunda Dama" de los Estados Unidos. Sikorski y el Ministro de Asuntos Exteriores polaco Stefan Meller garantizaron el apoyo de Polonia en la OTAN, durante la división entre los países que causarían los bombardeos norteamericanos. Por su parte, Gran Bretaña, Australia, Italia y los Países Bajos, habrían expresado su desacuerdo con los planes de ataque. Los servicios de información mas calificados esperan con inquietud las consecuencias que tendría un ataque a Irán por parte de los Estados Unidos. Existiría una probabilidad muy elevada de represalias shiítas en Irak, en la provincia oriental de Arabia Saudita, en Kuwait, Bahrain, Emiratos Árabes Unidos, el Líbano, Afganistán y ciertamente contra objetivos norteamericanos militares, diplomáticos, y económicos en la región. Las contaminaciones radiactivas que resultarían de un ataque nuclear convencional o táctico causarían importantes problemas para Pakistán, la India, China, Rusia, Japón así como con otros países de Asia y el Pacífico que se encuentran sobre la trayectoria de los vientos -que eventualmente trasladarían el polvo radiactivo-; entre estos problemas se podría asistir a la caída del gobierno de Pervez Mousharraf en Pakistán, y a su sustitución por un régimen islamista radical dotado con el arma nuclear, lo que causaría una respuesta militar de la India, una de las potencias nucleares. El CONTRATAQUE DE IRAN A manera de contraataque, se esperaría que Irán responda inmediatamente con oleadas de misiles Shahab I y II sobre la Zona Norteamericana en Bagdad, las bases aéreas localizadas en Qatar, la base de la marina estadounidense -US Navy- en Bahrain, la base de Camp Doha en Kuwait, la base aérea Al Seeb en Omán, el aeropuerto internacional de Bagdad y la base norteamericana de Kandahar en Afganistán. Irán enviaría también sus misiles de largo alcance Shahab III sobre las ciudades israelíes de Tel Aviv, Haifa, Beersheba, Eilat y sobre el complejo nuclear israelí de Dimona, en el desierto de Neguev. Irán lanzaría misiles sobre los buques estadounidense que navegan en el Golfo Pérsico y los centros petrolíferos de Arabia Saudita y Kuwait. A su vez, los bombardeos podrían también implicar el virtual final de la OTAN como organización de defensa viable, terminando la separación entre Washington y Europa. Además, podría ser que China optare por sostener financiera y militarmente a Irán, que es su segunda fuente en cuanto a importación de petróleo después de Arabia Saudita. China tiene la intención de hacer transitar por Irán el gas natural que compra en Turkmenistán (China importa un 60% de su petróleo, 17% del cual proviene de Irán). Es así como, bajo los auspicios de la Organización de cooperación de Shanghai (SCO), Rusia recientemente participó en un ejercicio militar en el cual estuvieron presentes fuerzas de China y la India, con el objetivo de analizar una respuesta en ocasión de una extensión de las estrategias expansionistas de Estados Unidos en Asia -y en el que se incluyó un ataque a Irán que podría convertirse en miembro del SCO-. Ya en agosto de 2005, Rusia y China organizaron maniobras militares comunes por primera vez, con la participación de las tres ramas de sus fuerzas armadas. En este escenario es necesario también eludir a las importantes maniobras navales que la República Islámica de Irán realizó en el Golfo Pérsico, a comienzos de diciembre de 2005. LAS AMENAZAS DE ATENTADOS Y LA SEGURIDAD ISRAELI El Mossad recibió en los últimos tiempos aproximadamente 40 alertas de ataques terroristas contra objetivos judíos e israelíes a través del mundo, de acuerdo al diario Haaretz Daily, y citando al jefe del Mossad, Meir Dagan. Dagan hizo esta declaración en una reunión de la Comisión de Asuntos Exteriores y de Seguridad del Parlamento israelí. Negándose a revelar los nombres de los posibles objetivos de los terroristas, Dagan indicó que las organizaciones autorizadas tal como el Ministerio de Asuntos Exteriores y el consejero del Primer Ministro para Asuntos Terroristas emitirían advertencias a la luz de esta información, cuando fuere necesario. Habló también a los legisladores de los dos atentados suicidas en Estambul, afirmando que contrariamente a la información proporcionada por los medios de comunicación, Israel no había recibido ninguna advertencia específica antes de los ataques. Dagan informó también que si un grupo terrorista obtenía armas químicas o biológicas, no dudaría en utilizarlos contra Israel. Cabe destacar que esta amenaza se plantea también en otras regiones, como el caso de la información que emana de los servicios secretos de sudeste asiático que explica la súbita decisión que recientemente tomó Birmania (Myanmar) de desplazar su capital de Rangoon (Yangon) a Pyinmana, situada 200 millas más al norte. Esta decisión sería el resultante de advertencias lanzadas por los servicios de información chinos, que habrían puesto en guardia a sus aliados birmanos contra los efectos de las repercusiones que haría por un posible ataque nuclear convencional o táctico a las instalaciones nucleares iraníes por parte de las fuerzas militares de los Estados Unidos de América. Por su parte, la estructura del Mossad se basa en 70 funcionarios especializados en operaciones secretas (los `Katsas), que ejecutan sus acciones de contraterrorismo en forma simultánea a través del mundo entero. La explicación principal de este reducido personal reside en que, a diferencia de los otros países, Israel puede recurrir a una red muy confiable y en extremo desarrollada en todo el globo, que es la comunidad judía de la diáspora. Eso se realiza por medio de los Sanayim, que son asistentes del Mossad en su carácter de voluntarios judíos de la diáspora. En el caso de los atentados suicidas, no se tratan ya de un fenómeno marginal, caracterizando un pequeño sector de extremistas de la sociedad. Es un fenómeno que se desarrolla a una rápida velocidad y toma la forma de un combate clandestino. Las acciones terroristas, probablemente tácticas y a corto plazo, se convierten rápidamente en amenazas estratégicas sobre la escena internacional. A este respecto, el día 11 de septiembre de 2001 se recordará como la declaración oficial de la Tercera Guerra Mundial. Es una guerra en la cual los contendientes no serán necesariamente estados, y tampoco estarán claros los lineamientos del combate. Será una guerra emprendida contra las sociedades libres, con armas y estrategias desconocidas hasta ahora. Será una guerra que ignorará las directivas tradicionales de la guerra y las normas jurídicas internacionales. * El Dr. Ramiro Anzit Guerrero es Especialista en Contraterrorismo y Seguridad. Abogado (USAL). Magíster en Estudios Estratégicos (INUN). Doctor en Derecho Penal y Ciencias Penales (USAL). Autor de los libros: "Terrorismo, Análisis de un Condicionante Crítico"; "Manual de Inteligencia y Seguridad Urbana"; "Triple Frontera : Terrorismo o Criminalidad?" y "Temas de Seguridad Internacional".
Dr. Ramiro Anzit Guerrero, Abogado y especialista en Contraterrorismo y Seguridad