SOCIEDAD: MIENTRAS COMIENZA LA LIBERACION DE ACTIVISTAS

Haedo y Mar del Plata : el fracaso de la política de seguridad del Gobierno

La violencia que tuviera lugar en las calles de Mar del Plata fue la vedette de los medios nacionales -e incluso del mundo-, pues los resultados negativos de la Cumbre fueron contundentes. Mientras los activistas que destrozaran e incendieran la ciudad comienzan a ser liberados, los episodios de violencia destacan el fracaso de la política de seguridad impulsada por el Presidente Néstor Kirchner.

21 de Julio de 2010
Aquellos que se preguntaron desde el primer día del Presidente Néstor Kirchner en el Gobierno, acerca de cuáles serían sus políticas relacionadas con la seguridad interior, tuvieron en Mar del Plata y Haedo una respuesta del todo contundente. Por aquellos tiempos de campaña, llamaba curiosamente la atención el hecho de que el Presidente Kirchner jamás mencionara el tema de la seguridad -que la sociedad argentina en su mayoría clamaba a gritos por incluir en todas las agendas políticas-. Algunos han señalado que muchos asesores kirchneristas, ligados a la izquierda más ideologizada, sugirieron al Presidente no tocar el tema pues éste era un "clásico reclamo de la derecha represora". Y finalmente, tan ideologizada lectura derivó en una interpretación harto errónea de la realidad. La seguridad continúa siendo la cuestión que la presente Administración sigue eludiendo, no ya por una razón ideológica, sino porque, sencillamente, no hay respuestas para dar a la ciudadanía. Al margen de la violencia urbana, que azota a gran parte de los ciudadanos en todo el país, la Argentina ha debido soportar los azotes más variados a la convivencia pública, desde piqueteros violentos, gremialistas enardecidos, y -dado que no podían perderse el actual escenario de impunidad-, neoguerrilleros urbanos que aprovechan circunstancias de legítimos reclamos. Y la sumatoria de tales hechos finalmente arroja una obvia realidad : el Presidente y sus ministros le han perdido pisada al problema y desconocen totalmente por donde empezar. Si al día de hoy se decía que Kirchner no iba a atreverse a encarnar una política represiva -en términos democráticos-, dado que no era posible hacerlo con un humilde 22% de votos prestados, ahora la excusa ha desaparecido, dada la reciente victoria -pírrica, pero victoria al fin- en las elecciones nacionales. No obstante el resultado favorable de gran parte del electorado, sobrevino lo peor de la falta de seguridad, representado por los tristes hechos de Haedo y Mar del Plata. ¿Qué sucedió en Haedo? Todos los medios coinciden en la descripción de los hechos : activistas de Quebracho esperaban una formación de trenes que los acercara a Mar del Plata y otros destinos -cocteles molotov y tumberas encima-, en donde cometerían sus tropelías. Pero el tren se demoró, y aprovecharon la situación para destruirlo todo. León Arslanián sugirió que el operativo policial -que demoró cinco horas en actuar y que permitió los destrozos- fue un "éxito". Otra excusa brindada por funcionarios oficiales : ni en la mayoría de los núcleos urbanos de la provincia de Buenos Aires, ni en la Capital Federal, había policía antidisturbios suficiente para encarar acciones represivas. Tal argumento cayó, finalmente, por su propio peso, pues Mar del Plata -que se vendiera mediáticamente como "ciudad blindada"- cayó víctima de la inacción de la Policía -con indudables órdenes "de arriba"-, siendo destrozada y saqueada por idénticos elementos a los que actuaron en Haedo. ¿Qué se esconde detrás de esta sorpresa, por la que fueron tomados los funcionarios de las áreas de seguridad respectivas? Nada menos, la decisión del Presidente Néstor Kirchner de prohibir -en forma de decreto- la inteligencia previa en organismos de "derechos humanos" y organizaciones "sociales", por parte de organismos de inteligencia y policía. Sin inteligencia e investigación previa, las fuerzas del orden quedan desprotegidas, y a la espera de que se produzcan los incidentes. Y lo más lógico es que se llegue tarde a todas partes. Los elementos neosubversivos de la Argentina se propusieron una misión y la cumplieron : testear la respuesta de la seguridad oficial y vencerla. El resultado : un Presidente agradeciendo al Cielo porque la Cumbre de Mar del Plata se dio luego de las elecciones. Elecciones en las que hubiera sido castigado sin piedad por la fuerza del voto, impulsado por el abandono que sufrió la población. Escuchar a funcionarios de la talla de Aníbal Fernández insistir en el éxito de los operativos de seguridad fue doloroso para la mayoría de los estafados ciudadanos. ¿Y qué decir del mediático intendente de Mar del Plata, Daniel Katz? Pocos meses atrás sentenció para las cámaras que Bush no era bienvenido por él en la ciudad, en un pensamiento a tono con los "progres" del kirchnerismo. Días después de las elecciones amenazó con abandonar la UCR para pasarse al Frente para la Victoria. Pero el mismo Gobierno lo dejó sólo, cuando ordenó a la Policía cuidar a los presidentes americanos, y "dejar hacer" a los violentos que se hallaban en el centro marplatense. Daniel Katz no es sólo uno de los peores intendentes que tuvo Mar del Plata en los últimos años -sino el peor-, sino que además es un personaje patético, que encarna a lo peor de la política. Lo ha demostrado holgadamente al dialogar con los periodistas visiblemente amateur de Canal 26, instantes después de los incidentes. Esos mismos periodistas que insistían abiertamente que los marplatenses debían "poner la otra mejilla", a la vez que criticaban la posibilidad de que los ciudadanos que llamaban a hacer justicia por mano propia. Algún insulto ligaron también. ¿Y Capital Federal? pues la Capital también fue arrasada por la izquierda violenta. El escenario que presentaba la ciudad de Buenos Aires la noche de los incidentes fue digna de un aggiornado Far West : unos escasos grupos de piqueteros cortaban el Puente Pueyrredón, a la vez que destrozaban automóviles y golpeaban a sus dueños. En Diagonal Norte, incendiaron un McDonalds y un banco extranjero. Todo ello mientras la diezmada Policía Federal corría sin saber hacia donde. Quienes tuvimos la oportunidad de circular por la ciudad esa noche, fuimos testigos de hechos como los mencionados, y todo esto sin considerar la cantidad de semáforos en rojo violados, al no existir nadie que controle la aplicación de la ley. ¿Y qué dirán de todo esto los patéticos personeros de la violencia política de la Argentina, encarnada por Hebe de Bonafini, Miguel Bonasso, Segio Schocklender y sus H.I.J.O.S., Oscar Kuperman, Patricia Walsh, Vilma Ripoll, Luis D Elía y otros? ¿Aplaudirán lo ocurrido en los medios? ¿O serán silenciaados por sus socios en el Gobierno, para no llamar la atención sobre sus relaciones? ¿Seguirá el grupo Quebracho gozando de la impunidad que le garantiza la frágil "democracia" argentina? Los hechos negativos siempre traen algo bueno, y esto es, poder aprender sobre los errores. Luego de los episodios enumerados, si acaso queda algo en claro es que los personajes arriba mencionados, hace tiempo que son desdeñados por la sociedad argentina en general. Y los funcionarios del Gobierno -incluyendo al Presidente- que se sientan del lado de estos siniestros generadores del caos, deberán poner sus barbas -o bigotes- en remojo. Y para rematar, una mención sobre lo obvio : la política de seguridad del Presidente Néstor Kirchner ha caído víctima de su propia inacción. Claramente, los grupos violentos que asuelan la Argentina desde los comienzos de la democracia conocen de memoria el terreno en que se mueven, y aprovechan no sólo la impunidad que les brinda la justicia, sino también la impericia del Presidente y sus funcionarios obsecuentes. ¿Saldrá ahora el Gobierno a insistir en que su política de laissez faire para con piqueteros y delincuentes es la correcta? Seguramente no. Como también es segura la permanencia del ministro probablemente más patético que comanda los destinos de la seguridad en la Argentina, y que hace tiempo que debió renunciar : Aníbal Fernández.
El Ojo Digital Sociedad