ECONOMIA Y NEGOCIOS: BAJARIA SENSIBLEMENTE EL DESEMPLEO EN LA ARGENTINA

El ALCA amenaza los proyectos de influencia de Brasil y Venezuela

Venezuela y Brasil quieren evitar a toda costa que nuevos países -especialmente la Argentina- se sumen al ALCA. Mientras analistas económicos se esfuerzan en destacar los beneficios de un acuerdo con Estados Unidos, brasileños se oponen, pues la industria residente en Sao Paulo perderá el dominio económico de sus empresarios sobre el mercado argentino, que alimentara el fracasado Mercosur. Paralelamente, Chávez perdería interesantes oportunidades de negocios en el Río de la Plata.

21 de Julio de 2010
El futuro establecimiento del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) divide a los países de América Latina con vistas a la IV Cumbre de las Américas que se efectuará en Argentina. Estados Unidos dijo que buscará la reactivación del ALCA durante la cumbre continental del 4 y 5 de noviembre en Mar del Plata (Argentina), pero afronta la oposición de Brasil y Venezuela, no tanto porque deseen "rescatar" a la Argentina de un supuesto imperialismo económico americano, sino porque verían afectadas muchas de sus oportunidades de negocios en nuestro país. El secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez, dijo el pasado 28 de octubre que es "necesario que los gobiernos del hemisferio conversen sobre el libre comercio cada vez que se reúnan". Los países que firman un tratado de libre comercio crecen 0.6 por ciento más cada año a partir de la puesta en marcha del convenio, afirmó Gutiérrez. Autoridades diplomáticas argentinas consideraron difícil la inclusión del ALCA en la declaración final de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires. El motivo de fondo es que el Presidente Néstor Kirchner perdería el apoyo de sus aliados en la izquierda y la centroizquierda, que tradicionalmente han sostenido una postura antinorteamericana. El consenso mayoritario es que el documento abarque el desarrollo económico, la creación de empleo y la lucha contra la pobreza, según las fuentes. El inicio de la entrada en vigencia del ALCA fracasó como estaba previsto para este año desde 1994, cuando se efectuó la primera cumbre, debido a un estancamiento en las negociaciones por las disputas de Estados Unidos con Brasil, Argentina y Venezuela. Aunque recientemente, el tratado ha sumado a numerosas naciones centroamericanas, incluso Chile. Brasil, el mayor exportador de alimentos del mundo, demanda que Estados Unidos elimine los subsidios al campo como requisito para la continuación de las negociaciones. Si la Argentina ingresara en el ALCA, la poderosa industria brasileña perdería la notoria influencia que tiene sobre el mercado argentino, hacia donde envía gran parte de sus productos, a la vez que representaría el tiro de gracia para un alicaído Mercosur. El denominado tratado, firmado por los presidentes Alfonsín y Sarney, sólo ha favorecido a los industriales brasileños, quienes todos los años logran imponer la venta de sus mercaderías a la Argentina. Como consecuencia directa del Mercosur, nuestro país ha visto derribarse cual castillo de naipes al poderío de muchas de sus industrias, principalmente la automotriz, que hoy actúa como una especie de subsidiaria de la brasileña. Dentro del mismo rubro, los consumidores argentinos se ven obligados todos los años a adquirir automóviles brasileños, en perjuicio de la posibilidad de comprar vehículos de otro origen y de mejor calidad. En cuanto a Venezuela, su oposición al ALCA es más ideológica que económica, y por ende, pobremente fundamentada. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, reiteró el 30 de octubre que la iniciativa del ALCA "ya está muerta", en su clásico estilo confrontativo para con los estadounidenses, aunque continúa vendiéndoles petróleo -Estados Unidos es su principal cliente-. Venezuela no compite por mercados, pero Hugo Chávez se encuentra actualmente en una etapa decisiva a los efectos de continuar con su deseo de incrementar su influencia política en América Latina y la Argentina especialmente. Chávez ha sido señalado por informes de inteligencia estadounidenses y hasta brasileños, como financista de grupos extremistas bolivianos, ecuatorianos y argentinos. Su presencia en Mar del Plata es un verdadero dolor de cabeza para el Presidente Néstor Kirchner, ensimismado en su táctica de no confrontación con Washington. Pero Chávez no sólo persigue influenciar ideológicamente a la región. En el caso de la Argentina, se mueve febrilmente para lograr explotar -vía PDVSA- las cuencas petroleras argentinas, a la vez que abrirá numerosas estaciones de servicio. La táctica chavista ha sido la de atacar con su verborragia a los capitalistas extranjeros -especialmente los estadounidenses-, pero quiere quedarse con gran parte de la torta petrolera argentina, en desmedro de aquellos. Pero como no podía ser de otra manera, y ante la hilarante aseveración de Chávez al respecto de que el ALCA "está muerto", al menos en el corto plazo, numerosas naciones de América del Sur se separaron de las posturas de rechazo de Venezuela y Brasil hacia el libre comercio continental. Argentina, que al principio rechazaba el ALCA, modificó su postura y en un tácito apoyo al libre comercio continental, aseguró que el ALCA dispararía las exportaciones del país a 70 mil millones de dólares anuales, casi el doble de los 34 mil millones actuales. De hecho, entre argentinos y estadounidenses, sería el país sudamericano el que más se favorecería, debido a que para empresas norteamericanas, es sensiblemente más económico instalar sus emprendimientos productivos en la Argentina y luego exportar sus outputs a otros países. El efecto de instalación de fábricas americanas en el país tendría un poderoso efecto de reducción del desempleo en el corto y mediano plazo, y en términos más largos ayudaría sensiblemente a devolver a la Argentina a cifras de desempleo de un dígito, como supo exhibir en los primeros años de democracia. Este efecto se ha comprobado con el NAFTA -área de libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México- : las principales automotrices de Detroit instalaron importantes fábricas en el país azteca, empleando mano de obra mexicana para fabricar modelos de automóviles que luego se exportan a los Estados Unidos. De este modo, el empleo ha favorecido más a mexicanos que a estadounidenses. Chile, por su parte, se convirtió en la segunda nación de América Latina después de México y la primera de Sudamérica que concertó con Estados Unidos un TLC, el cual entró en marcha este año. Otras naciones de Sudamérica como Ecuador, Colombia y Perú emprendieron negociaciones para un TLC con Estados Unidos al apostar por un mayor comercio con la superpotencia como parte de su estrategia de crecimiento. Bolivia considera sumarse a las negociaciones, a pesar de los movimientos indigenistas. Las naciones centroamericanas -El Salvador, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Nicaragua-, así como República Dominicana, negociaron en conjunto un TLC con Estados Unidos. Los gobiernos del istmo consideraron al convenio un adelanto del ALCA que impulsará el crecimiento y favorecerá las inversiones en la región. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, dijo que las dificultades para la concertación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) no serán resueltas por los mandatarios en Mar del Plata, confirmando los comentarios de analistas expertos, en el sentido de que la Cumbre no arrojará resultados concretos. El ALCA, si se constituyera hoy, abarcaría 34 países del continente, o sea todos con excepción de Cuba, y en conjunto representarían una economía de 13 mil billones de dólares y 800 millones de habitantes. Los gobiernos defensores del ALCA consideran que el libre comercio continental impulsará el crecimiento de sus países, atraerá millonarias inversiones extranjeras directas y generará más y mejores empleos, aumentando sensiblemente el standard de vida de sus habitantes. El presidente de Venezuela, visiblemente preocupado por la penetración que está teniendo el proyecto estadounidense, asegura que el ALCA sólo aumentará las asimetrías en América Latina y propuso su llamada Alternativa Boliviariana para la América (ALBA), pero su iniciativa ha sido recibida con nulo entusiasmo en América del Sur. Hugo Chávez asegura que el neoliberalismo del ALCA aumentará la pobreza en la mayoría de las naciones latinoamericanas, aunque jamás ha fundamentado esta idea. El gobernante llegó al extremo de afirmar que Venezuela "ajustaría" las relaciones con los países andinos (Ecuador, Perú y Colombia) que concerten un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Chávez dijo que en Argentina participará en las marchas de protesta contra el neoliberalismo y Estados Unidos, que recientemente han sido objeto de numerosas burlas. "Al ALCA lo enterrarán los pueblos de este continente", apuntó. Canadá, la segunda nación más rica del continente americano después de Estados Unidos, afirma que está interesada en el fortalecimiento de las relaciones con los países del Mercado Común del Sur (Mercosur) en el contexto del ALCA. Hasta el momento sólo México y Chile, que tienen en vigencia un TLC con Estados Unidos, són las únicas naciones latinoamericanas con un acuerdo comercial con la Unión Europea. Chile -hoy por hoy la democracia más estable y exitosa en la región-, incluso se convirtió la semana pasada en el primer país de América Latina que concerta un tratado de libre comercio con China, el gigante asiático que tiene cada vez mayores vínculos económicos con la región y Estados Unidos. En definitiva, las críticas al ALCA en Sudamérica, están básicamente motorizadas por los intereses venezolanos y brasileños que ven en la inserción estadounidense una amenaza para sus propios proyectos de preeminencia regional. El caso de Brasil es más interesante de analizar, pues por un lado critica al ALCA, pero por otro, también se halla analizando la firma de un tratado de libre comercio con Washington.
El Ojo Digital Economía y Negocios y Agencia Xinhua de China