La Argentina, en malas compañías
La Cancillería argentina continúa esforzándose para posicionar al país como un amigo de regímenes antidemocráticos. Asistir a Venezuela en sus investigaciones nucleares no es más que un verdadero suicidio en materia de relaciones exteriores.
21 de Julio de 2010
Desde hace algunos días, se anunció en la mayoría de los medios latinoamericanos que Venezuela busca cooperación de Argentina en tecnología nuclear, y tal anuncio motivó, como es lógico, un sinnúmero de reacciones.
Lo cierto es que tanto el Canciller Rafael Bielsa como el Presidente Néstor Kirchner y funcionarios, venían tratando el tema de manera furtiva, pero finalmente la cuestión salió a la luz, gracias a cierto sector independiente del periodismo local.
La noticia preocupó visiblemente a Washington, no porque los estadounidenses quisieran bloquear el desarrollo nuclear nacional o porque deseen evitar que la Argentina obtenga ingresos por esa vía. El problema era el destinatario de la tecnología : Hugo Chávez.
La Argentina ha cooperado recientemente en materia nuclear con Perú, Australia y otras naciones a las que ha exportado reactores de investigación desarrollados por INVAP y la Comisión Nacional de Energía Atómica -CNEA-.
Pero el inconveniente es que en Venezuela no rige actualmente un sistema democrático, de ahí la preocupación estadounidense.
Numerosos analistas internacionales han coincidido en que exportar tecnología nuclear a Venezuela constituiría un verdadero "suicidio" para el país en materia de relaciones exteriores, ya que la sola mención de Hugo Chávez es un asunto que preocupa a la comunidad internacional.
La consecuencia más directa sería que Estados Unidos comience a bloquear las exportaciones nucleares de la Argentina -a través de la Comisión Internacional de Energía Atómica-, por convertirse en una nación que exporta tecnología sensible a regímenes totalitarios, mismo caso que si se construyeran misiles con el Irak de Saddam Hussein -situación que puso en problemas a Raúl Alfonsín con el misil Cóndor II-.
Si bien los venezolanos se han ocupado de aclarar que no están interesados específicamente en un reactor y que desean utilizar tales conocimientos exportables para desarrollar el uso pacífico de tal energía, tales argumentos son dudosos desde todo punto de vista.
Es idéntico argumento que países como Irán e Irak han utilizado oportunamente, y lo mismo Israel. Pero cuando llegó el momento de evitar que los dos primeros desarrollaran tal tecnología, o bien fue demasiado tarde o bien fue necesario recurrir a medidas extremas -como lo hicieron los israelíes al bombardear la única central nuclear iraquí en 1981-.
De este modo, la Argentina podría convertirse en un promotor del desarrollo nuclear de una nación con dictador incluído, y ¿para obtener qué? Las divisas ingresadas por el negocio se perderían con los bloqueos internacionales de futuras oportunidades para el sector nuclear argentino.
La postura correcta que debiera tomar la Argentina en relación a la cuestión nuclear es, convertirse junto con Brasil, en las naciones que regulen cualquier intento de desarrollo nuclear -incluso con "fines pacíficos"- en la región.
A pesar de los nervios que ha suscitado el affaire venezolano, expertos en el tema nuclear han coincidido en señalar que aquel país no tiene los medios necesarios para embarcarse en un programa nuclear del estilo del que posee la Argentina. Venezuela quizás no carezca de recursos financieros, pero sí del elemento humano necesario, de modo tal que los expertos deberían ser "importados" de otros países, en un tipo de operación que la Argentina no puede permitirse.
Las conclusiones derivadas de la escasez estructural venezolana para contar con un programa nuclear, hacen preguntarse si el episodio no sería un "bluff" de parte de Hugo Chávez para sacudir con su clásico histrionismo a las naciones industrializadas del concierto internacional, o simplemente para suscitar una reacción de parte de Estados Unidos.
Aunque una cosa es segura : ante la revelación del interés venezolano en la tecnología nuclear argentina, tanto el Palacio San Martín y Rafael Bielsa como el Presidente Néstor Kirchner son quienes resultan verdaderamente perjudicados. El episodio ayuda a generar más desconcierto sobre la Argentina en el mundo, especialmente luego de que se conocieran las influencias del Gobierno en indultar a terroristas y de la clara vocación confrontativa que Néstor Kirchner exhibe para con la inversión extranjera.
El Ojo Digital Internacionales