El objetivo de León Arslanián : monopolizar la inseguridad

La remoción de las garitas de seguridad en las calles de La Plata despertó el temor y el rechazo de los platenses. Una encuesta organizada por el diario El Día reveló que el 75% de los platenses apoya la instalación de las casetas de seguridad en las calles de la ciudad, dato que choca con la decisión del ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, quien prevé un plan para removerlas. Arslanian había asegurado hace unos días, durante un acto en la localidad de Villa Elisa, que las casetas iban a ser quitadas como parte de un plan llamado Mapa Vecinal de Prevención Comunitaria del Delito. En declaraciones a la prensa, el ministro había asegurado que se necesitaba un “esquema más dinámico del personal policial”. La decisión contrastó con el camarista Alberto Durán, que preside la Comisión de Seguridad Ciudadana en la municipalidad platense. Durán había hecho hincapié en que las garitas “están porque la gente las pide”. El juez señaló que recibió “más de 10 mil firmas de vecinos” pidiendo casetas, según informa un comunicado de prensa. Sobre el tema, Durán expresó: “Los resultados de las encuestas no hacen más que ratificar nuestra voluntad de continuar trabajando en una planificación de seguridad que convenza a la gente y que genere buenos resultados”. Las propuestas del Ministro Arslanián, una vez más, no sólo arrojan luz sobre la verdadera agenda que se esconde tras los planes de la política de la provincia de Buenos Aires, sino que también corresponde aclarar que tales iniciativas son coherentes con la actitud protectiva para con la delincuencia que profesan permanentemente el Gobernador Felipe Solá y Néstor Kirchner. Al día de la fecha, jamás se ha escuchado a los mencionados, promocionar discursos que hablen de "detener a la delincuencia y castigar a los responsables de delitos". La cuestión de las garitas siempre ha sido vista como una solución por parte de los vecinos de Buenos Aires. Para el vecino que cuenta con una garita en la esquina de su casa, el hecho es no sólo positivo sino que encarece el valor de su propiedad. Igualmente, la sola presencia del vigilador no alcanza para evitar robos "al voleo" o sustracción de automotores, un mal ya demasiado corriente en el Conurbano Bonaerense.