INTERNACIONALES: PARAGUAY ABANDONARA EL MERCOSUR

El Mercosur, las bases militares y el debate paraguayo

¿Cuáles son los motivos que subyacen debajo de la próxima decisión de Paraguay de abandonar el Mercosur y de la construcción de una base militar estadounidense en su territorio? Las palabras de la diplomacia jamás analizarán con objetividad el problema paraguayo. El affaire guaraní debe explicarse con las palabras justas.

21 de Julio de 2010
Recientemente, el periódico económico Ambito Financiero destacó en uno de sus artículos el hecho que gatillaría durísimas respuestas en la diplomacia regional : Paraguay abandonaría el Mercosur próximamente, dada su predilección por firmar un pacto de libre comercio con Estados Unidos. La información no sólo provino de la redacción del medio mencionado, sino que los representantes diplomáticos paraguayos lo confirmarían horas más tarde : el Paraguay solicitará se apruebe su renuncia al fraudulento y alicaído Mercosur, y procederá a abandonarlo unilateralmente si el resto de los socios no aprobaren su pedido. A todas luces, el Mercosur ha sido un auténtico fracaso para Paraguay, y en las consciencias de los políticos paraguayos de la contemporaneidad, tal acuerdo imperfecto solamente ha contribuído a poner en problemas a los pequeños agricultores del vecino país, empeñados en una agricultura de cuasi-subsistencia. En Paraguay, el proyecto del Mercosur desde siempre fue visto como un intento neocolonialista de argentinos y brasileños para continuar jugando a una especie de TEG o RISK, en donde el país del norte ha sido históricamente pisoteado. El vecino país no solamente ha perdido importantes franjas de territorio a manos de Brasil y la Argentina -recordar la guerra de la Triple Alianza-, sino que sus intentos históricos por salir adelante como nación fueron siempre boicoteados por los países más grandes de la región. Es una historia que en la Argentina ha suscitado poca empatía, pero lo cierto es que nuestro país ha desempeñado el rol de auténtico villano cuando se trata el tema paraguayo. Tal vez la única excepción haya sido la guerra del Chaco de los años 30, en la que Argentina tomó parte apoyando a Paraguay en el conflicto frente a los bolivianos -en su momento apoyados por Estados Unidos-. Otros tiempos, otra historia. En esa prisión denominada Mercosur, el Paraguay ha sido utilizado vilmente como el territorio en donde argentinos y brasileños pugnaron tradicionalmente por insertar sus mercaderías, a costa de la ciudadanía paraguaya, que poco ha paladeado del promocionado beneficio del Mercado Común del Sur. Es así como Paraguay comenzó a devolver los golpes, aunque no en el terreno comercial, sino por el contrario, exportando su propia pobreza, desempleo y delincuencia hacia la Argentina. En la actualidad, Paraguay sirve como plataforma para el contrabando ilegal que inicialmente comenzara con el tabaco -importado clandestinamente a través de los cursos fluviales por las grandes tabacaleras locales, como Nobleza Piccardo y Massalin- y que continuara con grandes cargamentos de marihuana y luego cocaína. Actualmente, el vecino país es incluso terreno de experimentación para la guerrilla colombiana FARC, que intercambia cocaína de alta pureza por armas que necesitan sus milicianos. No olvidar la incidencia notable que la delincuencia paraguaya tiene en las estadísticas de delitos violentos en la Argentina : bajo este sistema, la economía informal de Paraguay paga importantes sumas al crimen organizado argentino, que asesina a sangre fría a dueños de automóviles importados -especialmente vehículos 4x4- que luego envían hacia el noreste. La diplomacia paraguaya de hoy subsidia a los habitantes paraguayos de las villas argentinas, y los incentiva a no regresar a sus países, alentándolos también a que continúen en su rol de ilegales. Los subsidian económicamente y les brindan asesoría legal. Lo propio hace Bolivia. Este sistema perverso sólo puede tener su origen en la corrupta clase política paraguaya, más versada que la argentina, y que actualmente incluso hace uso del secuestro extorsivo para ingresar mayores sumas a sus arcas. Un negocio peligroso en el que participa no sólo la policía paraguaya -incluso sus fuerzas armadas- sino también mercenarios y guerrilleros de la más variada calaña. Es a este respecto que los detalles sobre el secuestro de Christian Schaerer jamás verán la luz, debido a que sus incidencias no sólo podrían derribar a la frágil democracia del Paraguay, sino que los ecos repercutirían hacia nuestro país, en donde los socios del silencio de la política local -especialmente la correntina- pasarían un verdadero mal rato. Es así como la política paraguaya devuelve el golpe a la histórica "opresión" argentina. ¿Para qué preocuparse de cambiar los métodos, si de paso se puede perjudicar a la Argentina en el proceso? Y corresponde realizar una fuerte autocrítica desde este lado del mapa : la Argentina jamás ha considerado a Paraguay como un verdadero país hermano, ni ha sabido brindarle el apoyo que corresponde por la cercanía geográfica. El odio de los paraguayos hacia la Argentina puede percibirse en extremo al momento de asistir a un partido de fútbol de selecciones, e incluso en las visitas de negocios que muchos argentinos hacen a aquel país. El maltrato supera todo lo conocido y alcanza grados de violencia inimaginables, incluyendo golpizas, amenazas de muerte y hasta "aprietes" por parte de la misma policía guaraní. El asunto de la base estadounidense que ya está construyéndose en Mariscal Estigarribia tiene absoluta relación con la necesidad paraguaya de reivindicar su condición de país soberano. Ya Paraguay ha comprendido que el Mercosur no es la salida a sus problemas económicos. La alternativa que restaba era intentar un acuerdo de libre comercio con los estadounidenses. Los requisitos de parte de Washington son sencillos : romper con el Mercosur y permitir la construcción de una base militar, para "monitorear la inseguridad institucional en Bolivia y las actividades de Al Qaeda en la región". En tal estrategia, los norteamericanos jamás han escondido su prerrogativa de divide et impera -divide y vencerás-, a través de la cual pretende destruir el neoantiamericanismo que se asoma en la región. Pero a los paraguayos el asunto de si la guerra contra el terrorismo está o no fundamentada, los tiene sin cuidado. Gracias a la salida del Mercosur y al acuerdo con Estados Unidos, el Paraguay podrá recomponer parte de su espíritu de país soberano, haciendo pito catalán a argentinos y brasileños en el proceso. Y por qué no, ingresar divisas frescas gracias a la actividad económica derivada de suplir las necesidades de la futura base militar, más la posibilidad de atraer nuevos créditos gestionados por Washington. También se logrará enviar un mensaje a los bolivianos, que no olvidan la derrota propinada por los paraguayos en los 30. No viene al caso preocuparse por las reacciones de la Cancillería argentina, de nula relevancia a nivel mundial y ahora también regional. Si acaso corresponde analizar alguna reacción, es la brasileña. Itamaraty ha reaccionado con vehemencia ante la instalación de la base y lo hará frente a la salida paraguaya del Mercosur. Dos pilares estratégicos brasileños se verán amenazados frente a la "patada en el tablero" motivada desde Asunción : el proyecto hegemónico regional de Brasil -que ha ganado la guerra fría contra la Argentina- está en jaque, debido a la intromisión de los estadounidenses. Y por otra parte, también lo está su proyecto Mercosur, que involucra la inserción automática de productos brasileños en los países del bloque. Sin dudas, también tendrá un rol importante la preocupación brasileña al respecto de la provisión de energía, y el rol que los estadounidenses podrían adoptar frente a un escenario de conflicto. Pero la conclusión es -a todas luces- de tono moral : argentinos y brasileños debieron preocuparse por Paraguay décadas atrás, en lugar de implementar un proyecto subimperialista a la medida del subdesarrollo.
El Ojo Digital Internacionales