INTERNACIONALES: LA CRISIS BOLIVIANA

Rodríguez Veltzé, nuevo presidente de Bolivia

El titular de la corte suprema boliviana asume el poder en forma provisoria. Mientras tanto, un líder minero es abatido en incidentes con la policía. La situación dista de mejorar, ya que los grupos conducidos por Evo Morales insisten en que sigue sin resolverse la cuestión de los hidrocarburos.

21 de Julio de 2010
La Paz, 9 de junio. Más de 12 horas de correteos, con rumores de golpe y militarización de por medio, terminaron finalmente con la llegada a la Presidencia de la República de Eduardo Rodríguez Veltzé, de 49 años, quien hasta la tarde del jueves ejercía como titular de la Suprema Corte de Justicia (SCJ). En su alocución, Rodríguez habló poco más de 10 minutos sobre la enorme necesidad de reconciliación entre bolivianos para mantener la unidad nacional y la democracia. "Como dijo ese gran pensador latinoamericano que era Octavio Paz, una de las grandes incapacidades de la democracia es correlativa a la capacidad de autocrítica", expresó con voz serena el nuevo gobernante, hablando de la necesidad de "no tropezarnos más" y de la necesidad de aprender a "mirar a la otredad", a la gente "que escapa a las consideraciones tradicionales". El nuevo presidente de Bolivia solicitó la cooperación del Congreso Nacional para su gobierno, anunciando que convocará en la brevedad a elecciones, pero también hizo un llamado a quienes durante cuatro semanas han mantenido intensas manifestaciones de protesta por la nacionalización de los hidrocarburos, llamando a los bolivianos a tratar de llevar adelante un nuevo diálogo nacional. Y en el delicado tema de los hidrocarburos, el presidente Rodríguez hizo su primera gambeta política al ratificar que, como expresa la Constitución, esos recursos naturales son propiedad del Estado, pero afirmando seguidamente que toca al Poder Legislativo "renovar la facultad de administrarlos para hacer efectivo ese principio constitucional, para recuperar aquello que la naturaleza y Dios dio a este país". Así, pocos minutos después de la medianoche, Rodríguez Veltzé abandonó la Casa de la Libertad, sede original del Congreso boliviano, cerrando de esa manera una jornada llena de incidentes que se saldó con la muerte del minero Juan Coro a principios de la tarde, en un enfrentamiento con la policía. Normalmente apacible, Sucre tiene una población de alrededor de 300 mil habitantes. Con una altura similar a la ciudad de México, y teniendo como patrona a la Virgen de Guadalupe, la capital política de Bolivia vivió hoy uno de los días más intensos de su historia. Desde muy temprano, contingentes campesinos, de estudiantes universitarios y de mineros asediaron con marchas y dinamitas la Plaza 25 de Mayo, para impedir lo que desde ayer era un rumor a gritos: el senador Hormando Vaca Diez, ejerciendo el derecho a suceder a Carlos Mesa en la presidencia, quería gobernar al país apoyado por militares y los sectores más conservadores de Santa Cruz, departamento al que representa. Medio día se le fue a Vaca Diez tratando de conseguir un acuerdo con todos los partidos políticos para instalar la sesión de Congreso Nacional. Pasadas las 15 horas, el presidente del Congreso seguía reunido con los jefes de todas las bancadas parlamentarias cuando cerca de Yotala, una comunidad a 30 kilómetros de Sucre, se suscitó un enfrentamiento entre policías y mineros que llegaban a protestar en la ciudad. Y mientras Vaca Diez decía a los representantes del Movimiento al Socialismo (MAS) que no podían impedirle ser presidente porque "contaba también con apoyos", un disparo se alojó en el corazón de Juan Coro, presidente de la Cooperativa Minera "27 de Marzo", segando su vida. El senador, al enterarse de lo sucedido, abandonó abruptamente la reunión y fue a reunirse con el comandante de la Policía Nacional. Cuando volvió, Vaca Diez suspendió la sesión, que se había programado finalmente para las 18 horas, y trató de salir del centro sucrense a esa hora. En su huida, en un par de camionetas y custodiado por casi 30 policías en motocicletas, llegó hasta el cuartel del Batallón Sucre, en el barrio periférico de El Tejar. Una vez ahí, solicitó protección militar y ser evacuado de emergencia de la capital por aire. Los militares bolivianos, que en este día han desplegado unidades en varias ciudades del país, especialmente en Santa Cruz, evaluaron la situación del senador Vaca Diez. "Viendo que la situación del país era delicada", dijo en reserva a La Jornada un alto mando militar, "y que era imposible sacarlo de ahí con discreción y sin enfrentamientos, le hicieron una llamada". Vaca Diez escuchó por su celular la voz firme que le explicaba todo, al tiempo que le rearfirmaba, con doble intención, la posición de las fuerzas armadas de Bolivia: "Evitar a toda costa un enfrentamiento entre hermanos". "Se trataba más que nada de una invitación a considerar que las fuerzas armadas no iban a soltar bala así nomás, como él y otros habían creído", prosiguió el militar de alto rango. "Y también se le recordó que nosotros habíamos dicho que se tenía que escuchar la voz del pueblo, las demandas populares". Eso marcó la diferencia. Y Vaca Diez, un político hábil, optó por regresar a Sucre tres horas más tarde. Con su particular acento del oriente boliviano, Hormando Vaca Diez dio una apresurada conferencia para acusar al ex presidente Carlos Mesa y al diputado Evo Morales de la actual crisis política y social que vive Bolivia, pero anunció que si había garantías para la sesión de Congreso, él declinaría su derecho a suceder a Mesa. Lo mismo hizo minutos más tarde el presidente de la Cámara de Diputados Mario Cossío, anunciando que sesionarían en breve (eran ya las 21:30 horas). En la breve pero emotiva sesión, inciada una hora después con Vaca Diez presidiendo, se votaron dos resoluciones: aceptar la renuncia de Carlos Mesa a la presidencia, que obtuvo unanimidad, y otra en la que renunciaban los líderes congresales a sucederlo en la máxima magistratura. Ambas resoluciones fueron aprobadas, aplaudidas y sacramentadas, con lo que Eduardo Rodríguez se convirtió en presidente. Mientras una comisión de parlamentarios iba a buscar a Rodríguez, como establece el protocolo, en La Paz Carlos Mesa abandonó relajadamente el Palacio de Gobierno alabando al nuevo presidente, deseando que "ojalá esta decisión sea un camino de pacificación para el país". Sin embargo, a la hora de terminar esta nota, las vigilias en El Alto continúan y ya se anunciaron más marchas ya que, como dijo el dirigente gremial alteño Edgar Patana, para ellos "no cambia la situación mientras no se toque el tema de la nacionalización de los hidrocarburos". Brasil teme cortes en suministro de gas boliviano La comunidad internacional manifestó este jueves su preocupación por la situación en Bolivia, mientras Brasil puso en marcha un plan de contingencia ante una eventual suspensión del suministro de gas del país andino, y la empresa española Repsol, que posee derechos sobre la más importante reserva de gas boliviano, anunció la caída de su producción en tres mil barriles diarios. Brasil espera que Bolivia resuelva su crisis por la vía "constitucional y pacífica", pero que también tenga en cuenta "los factores económicos reales", dijo el canciller Celso Amorim. Reiteró además la disposición de "diálogo permanente" del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva con el país vecino, con el que comparte una extensa frontera terrestre además de tener fuertes inversiones en hidrocarburos, que suman un 10 por ciento de las reservas de gas de Bolivia, las mayores en América Latina después de Venezuela. Brasil ya aceptó el pedido del presidente renunciante Carlos Mesa, de enviar un observador a la sesión del Congreso boliviano. También Argentina y Naciones Unidas enviaron sendos representantes al país andino. De su lado, el canciller venezolano, Alí Rodríguez, advirtió que la situación de Bolivia podría empujar hacia la "fragmentación", y reiteró que Venezuela no ha tenido injerencia en la situación boliviana, como acusó Estados Unidos en la pasada durante Asamblea General de la Organización de Estados Americanos en Florida. Al respecto, el canciller español, Miguel Angel Moratinos, dijo que la crisis boliviana es "muy compleja", y señaló que la embajada en La Paz "ha acelerado" los preparativos para una eventual evacuación de la colonia española. El presidente Alejandro Toledo, a su vez, descartó que pueda repetirse en Perú una crisis similar a la boliviana, al tiempo que un primer grupo de 35 peruanos desalojados de Bolivia llegó al país. Un grupo de 114 turistas israelíes llegó a su vez a la ciudad chilena de Arica, evacuados por el gobierno de Tel Aviv. La Unión Europea solicitó por su parte a todos los implicados en la crisis boliviana que la resuelvan la situación de manera "pacífica", mientras el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el español Rodrigo Rato, consideró que la sociedad boliviana debe tomar "una decisión social y política para garantizar el desarrollo transparente y eficaz de sus recursos naturales".
La Jornada de México