La toma de La Paz

El Presidente de Bolivia, Carlos Mesa, se prepara para enfrentar días cruciales, obligado a promulgar o vetar mañana la ley de hidrocarburos que aprobó el Congreso, mientras para hoy se espera el comienzo de movilizaciones sociales que le exigen que nacionalice las petroleras o renuncie. El mayor foco de conflicto radica en una marcha de protesta que partirá hoy hacia La Paz desde la localidad andina de Caracollo en demanda de la recuperación del gas para el Estado, según su promotor, el líder cocalero Evo Morales, jefe del principal partido opositor, Movimiento Al Socialismo (MAS). El clima social parecía encresparse más con una huelga de profesores, mítines de sindicatos de trabajadores y una movilización que partirá también hoy desde la vecina ciudad de El Alto hasta La Paz para pedir la nacionalización de los hidrocarburos. A la presión de las organizaciones sociales se ha sumado una creciente demanda de los partidos con representación en el Congreso, e incluso de algunos medios de prensa, para que el Presidente Mesa acorte su mandato "si no es capaz de decidir qué hará con la Ley". Un referendo realizado el año pasado por iniciativa de Mesa propuso la "recuperación del gas para el Estado" y el pago de un "impuesto y/o regalía del 50%". Pero plasmada la fórmula en la ley, Mesa la consideró "suicida" y consideró -no sin razón- que inviabilizaría las inversiones extranjeras. Las protestas sociales defienden una fórmula aprobada en la Cámara de Diputados, luego modificada en el Senado, que mantiene en 18% las regalías petroleras y eleva a 32% los impuestos. Mesa abonó la incertidumbre al anunciar la semana pasada que tiene "observaciones conceptuales" a toda la ley, aunque la Constitución le obliga a entregar al Congreso objeciones específicas. El Mandatario tiene plazo hasta el mediodía de mañana para vetar, modificar o ignorar la ley y, en este último caso, será el Congreso el que la promulgue. La crítica situación del Mandatario quedó también gravemente complicada al fracasar un "Encuentro de Unidad Nacional" previsto para hoy destinado a consensuar la nueva legislación y organizar la elección de prefectos (gobernadores), un referendo sobre autonomías regionales y una Asamblea Constituyente. Sin embargo, al llamado de Mesa no respondieron, salvo excepciones, ni los partidos mayoritarios, ni el Congreso, ni los jueces, ni organizaciones sociales. La precaria estabilidad del jefe de Estado llevó a afirmar al analista independiente Jorge Lazarte, ex miembro del tribunal electoral, que Mesa "ya está con un pie afuera" del gobierno. En marzo pasado Mesa amenazó con renunciar, en un intento por alcanzar acuerdos políticos y sociales, pero fue ratificado por el Congreso, que desestimó además una propuesta de acortar su mandato que finaliza en 2007. Luego de la táctica empleada en marzo, el presidente boliviano apareció ante los medios del mundo como respaldado por una amplia mayoría de la población de Bolivia, que salió a las calles a pronunciarse a su favor y en contra de Evo Morales y las organizaciones sociales extremistas que lo secundan. Pero subsiste la presión de las empresas multinacionales, que se se niegan a aceptar un régimen de retenciones elevadas, y han amenazado con retirarse. Una amenaza que no suena muy verosímil, ya que los recursos naturales que posee Bolivia representan una oportunidad de negocio que pocas empresas dejarían pasar. Las peticiones Central Obrera Boliviana (COB): Exige que Mesa recupere los hidrocarburos. Central Obrera Regional (COR) El Alto: Pide que el Presidente modifique los artículos que atentan contra los intereses de los bolivianos en ley aprobada por el Congreso. De lo contrario, advierte que las movilizaciones terminarán con su gestión. Movimiento Al Socialismo (MAS): Resolvió iniciar la marcha de Caracollo en la que participarán cocaleros, mineros, gremiales y campesinos. Confederación de Maestros Urbanos: Paro indefinido en todo el país por demandas políticas y económicas que no han sido atendidas.