INTERNACIONALES: SE ENCIENDEN SEÑALES DE ALARMA EN WASHINGTON

Preocupa a Estados Unidos el avance venezolano en Sudamérica

La creciente influencia política del carismático líder venezolano más la reciente noticia de que Venezuela invertirá US$5 mil millones de dólares en armamento ruso, comienzan a analizarse con mayor interés y preocupación en el país del norte.

21 de Julio de 2010
No es novedad que Hugo Chávez tiene un discurso confrontativo con respecto a los Estados Unidos, pero donde una mayoría ve un tono de agresión, en realidad la letra chica del discurso se acerca más al camino de la retórica y la demagogia. Chávez es un hábil político y un gran orador, y reconoce que el discurso antiestadounidense siempre funciona a la hora de enardecer a las masas consumidoras del producto "odiar a los yankis". Washington ha venido haciendo la vista gorda frente a la palabrería del venezolano -precisamente debido a que depende del petróleo venezolano en gran medida-, pero por estas horas ya se han encendido algunas alarmas. En las oficinas del gobierno americano se repasan una y otras vez ciertos hechos puntuales que ya no pueden dejarse pasar con el sólo rótulo de discurso populista. Estos hechos son, por nombrar sólo algunos, la creciente influencia que Chávez está logrando imponer en América del Sur, a través de su proyecto petrolero regional de nombre PetroAmérica, y más recientemente, por las conversaciones que el líder ha tenido con Vladimir Putin al respecto de una inversión de US$5 mil millones en compra de armamentos. Tampoco deben descartarse sospechas no menores al respecto del financiamiento por parte de Hugo Chávez del movimiento de los cocaleros de Evo Morales y el otorgamiento de un santuario en la selva venezolana para algunos líderes de las FARC, el más poderoso movimiento guerrillero de Latinoamérica. A primera vista, tales hechos pudieran considerarse como parte de esa retórica de corte popular, pero luego de examinarlos con mayor detalle, no sería difícil concluir que Chávez está jugando con posicionarse en la vereda del frente de George Bush y en su guerra contra el terrorismo global. PetroAmérica es, ni más ni menos, un ambicionado proyecto del presidente venezolano de agrupar a los estados de Sudamérica en una especie de firma de capitales estatales que pueda hacer frente a las inversiones privadas en el sector, llevadas adelante por compañías mayoritariamente estadounidenses. La aparición de PetroAmérica cuenta con el visto bueno de Brasil, que debe importar el 90 del crudo que consume, y de otros países pequeños que también precisan del oro negro para la subsistencia de sus economías. Pero el llamado de atención que lentamente comienzan a publicar los estadounidenses es que, detrás de tal proyecto, no hay nada de filantropía sino que, por el contrario, existe la intención de Venezuela de acumular poder y de lograr intervenir en asuntos políticos de otras naciones. Chávez ya ha hecho comentarios al respecto de que Bolivia debe recuperar su salida al mar y que Chile es el "malo de la película", y el grueso de sus comentarios no ha hecho más que fortalecer al movimiento cocalero de Evo Morales y debilitado, simultáneamente, el ya harto erosionado poder del presidente boliviano Meza. Por si todo esto fuera poco, meses atrás se produjo un encuentro entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y Chávez, en donde se firmaron actas de intención por parte del gobierno venezolano de adquirir 100 mil fusiles Kalashnikov AK-47 -fusil de asalto equivalente al M-16 americano-, 33 helicópteros artillados y 50 interceptores Mig-29, por un total de US$5 mil millones de dólares en un plazo de 5 años. Luego del examen concienzudo de tales datos, cabe preguntarse hacia dónde se dirige Venezuela, y cuáles son realmente los objetivos de la llamada "Revolución Bolivariana". En una reunión que tuvo lugar en el congreso colombiano pocos días atrás, un diputado expuso que "con este nivel de compras, sólamente para mantenerse a la par, el Gobierno de Colombia debería invertir mil millones de dólares en armamentos". Es así que el mencionado apoyo de Chávez a Evo, la casi confirmada relación entre el venezolano y las FARC y tal compra de armas a Rusia han logrado poner en vilo a los estadounidenses. Incluso algún funcionario de Washington ha salido a aclarar "Venezuela está invirtiendo millones de dólares en armamento sofisticado de origen ruso, pero nosotros ya hemos derribado Migs antes". No se puede dejar de lado el hecho de que colombianos y venezolanos mantienen disputas territoriales relacionadas con el Mar Caribe; e incluso Venezuela reclama ciertas porciones de territorio a su empobrecido vecino de Guyana. En todo caso, la actitud de Estados Unidos aún se mantiene bajo el paraguas de la cautela, principalmente debido a que no desea condenar al régimen venezolano en la OEA y luego observar que más de un país pueda alinearse del lado de Chávez, con la esperanza de poder seguir teniendo acceso a petróleo venezolano a precio más bajo que el internacional.
El Ojo Digital