Globant, otra empresa argentina en la cuerda floja
La tecnológica Globant transita un 2025 turbulento, mediando una caída estrepitosa en su valor bursátil, márgenes bajo presión...
12 de Octubre de 2025
La tecnológica Globant transita un 2025 turbulento, mediando una caída estrepitosa en su valor bursátil, márgenes bajo presión y múltiples críticas sobre el management. Su rezago en la carrera de la inteligencia artificial agrava los desafíos, mientras los inversores pierden confianza. ¿Podrá el gigante argentino recuperar su brillo?

El factor que define a Globant (NYSE: GLOB) durante este 2025 en curso, es la sensación de estar caminando por una cornisa. La organización, otrora orgullo argentino con base en Luxemburgo, supo ser la joya de la corona del desarrollo de software y la consultoría digital; hoy, sin embargo, se encuentra en el proverbial ojo de la tormenta.
La cotización de la acción retrocedió poco más de un 72% en lo que va del año, la gerencia debe lidiar con fuego a discreción, y el management no hace pie en su estrategia de IA. ¿Qué antecedentes llevaron a que la firma pase de tocar el cielo a pelearla desde abajo?
Cifras que no mienten: un año para el olvido
Al 9 de octubre de 2025, la acción de Globant cerró en US$ 57,34 -una catástrofe, al compararse el guarismo con los US$ 238,32 que dieran forma a su máximo de 52 semanas. La capitalización de mercado, que alguna vez superara los US$ 10 mil millones, hoy se sitúa en torno de los US$ 2.620 millones.
Los ingresos, por su parte, no ilustran tanto el caos que podía esperarse -aunque ofrecen nulo margen para el jolgorio. Durante los últimos 12 meses (TTM), Globant facturó US$ 2.480 millones, lo que representa un crecimiento del 8,66% en relación al año pasado. La aparente solidez se posiciona lejos del frenético ritmo del 28,3% anual de crecimiento entre 2014 y 2024. A lo largo del segundo trimestre, los ingresos registraron US$ 614,2 millones, apenas un 4,5% más que en 2024; la ganancia neta cosechó un repunte del 28% (US$ 110,27 millones), pero el margen operativo de solo 4,03% certifica que los costos comenzaron a apretar las clavijas. El EPS ajustado del Q2 fue de US$ 1,53, apenas por encima del consenso de US$ 1,52. En el epílogo, la guía para todo 2025 –ingresos de US$ 2.600 millones y EPS de al menos US$ 6,12– entusiasmó a pocos, o tal vezz a nadie.
El pasivo -otro notable talón de Aquiles del milagro de antaño- ascendió a los US$ 536,65 millones (un incremento interanual del 15%) y, aunque el flujo de caja operativo (US$ 130,8 millones) sostiene las operaciones de recompra de acciones o buyback (US$ 125 millones anunciadas durante octubre), el capex en IA ha comenzado a devorarse parte de esa invalorable caja. En síntesis: cierto es que Globant crece, pero lo hace a paso de tortuga; la flaccidez de los márgenes y la deuda creciente de poco sirven para calmar los nervios y aquietar las aguas.
¿Por qué los inversores huyen?
La confianza en Globant está por los suelos, y no es para menos. Los analistas, que alguna vez comparaban el crecimento de la organización con la trayectoria de un misil balístico, hoy se aferran con fuerza al freno de mano. JPMorgan y UBS redujeron sus respectivas recomendaciones en agosto (a Neutral, con target prices de US$ 78 y US$ 75, respectivamente), cifrando un outlook incierto y tomando nota del vértigo de un mercado tech que coopera con el preinfarto. En marzo pasado, un informe de ganancias del Q4 2024 que quedó un 0,2% por debajo del consenso, potenció una venta masiva del activo, con hedge funds bien identificados recortando posiciones como si no hubiera un mañana (-15% en tenencias, si hay que tomar nota de los filings 13F). En foros especializados, el sentimiento (sentiment) es 'extremadamente bajista', y a nadie le resultaría extraña la multiplicación de comentarios de inversores retail advirtiendo que la acción 'aún no toca fondo'.
La firma proyecta un crecimiento de ingresos de apenas entre el 5 y el 7% para el año en progreso, una expectativa frugal cuando se recuerda el 15% de 2024 o incluso el 20%+ de años previos. La clientela, sobre todo en los Estados Unidos de América y en la UE, han comenzado a morigerar las expectativas en proyectos IT en virtud de la incertidumbre económica y del auge de la IA, que pone de suyo para perturbar el piso de las reglas de juego. Adicionalmente, la competencia de proveedores low-cost (léase: India) arroja sal en la herida -y Globant no encuentra vías para diferenciarse como en los buenos viejos tiempos.
Management en jaque
Management en jaque
Globers e inversores coinciden en criticar ácidamente al directorio. Bajo la tutela del cuestionado CEO Martín Migoya, el management batió récords en la concreción de goles en contra. En tiempos de pandemia y cuarentenas sin final a la vista, Globant abrió el juego de contrataciones a tontas y a locas, aumentando casi exponencialmente su staff, de veinte mil a treinta y un mil empleados -entre 2020 y 2023. Y la abultada factura derribó las puertas en este tortuoso 2025, en el esperable formato de despidos masivos en el concierto latinoamericano y la India, con la meta declarada de 'optimizar costos'. Por supuesto, el personal no se llamó a silencio: el ágora digital es prolífico en denuncias sobre salarios 'súper bajos' para el seniority y en torno al grotesco ejercicio de despilfarro marketinero (como ejemplos, inasequibles patrocinios en Fórmula Uno o el Mundial FIFA) mientras el talento huye en estampida por la puerta trasera.
La renuncia de la COO Patricia Pomies -acontecida en julio pasado- fue la gota que derramaría el vaso. Sumada la novedad a una restructuración del leadership y una expansión agresiva hacia India (donde los costos son bajos, pero la calidad siempre se halla bajo cruento escrutinio), el atribulado management proyecta una imagen de desorientación. Lícito es consignar la inexistencia de evidencias de maniobras fraudulentas, pero la célebre opacidad en los costos de IA y el contundente déficit comunicacional de la compañía, antes que ayudar, amplifican el ruido. El churn de talento es otro dolor de cabeza: aún cuando Globant retiene el 93% de los ingresos de clientes existentes, el wallet share (cuánto gastan esos clientes) no encuentra caminos para crecer, y los 'Globers' de mayor peso específico desesperan por escapar.
IA: el tren al que Globant jamás terminó de subirse
En el vértigo de la competencia en el mundillo IA, Globant arrancó con pie torcido. La compañía se autopromociona -y autopercibe- como una suerte de líder en el rubro (así lo hizo con lanzamientos tales como Globant Enterprise AI (GEAI) v2.3, que integra el Agentic Commerce Protocol de OpenAI, y los AI Pods, esto es, suscripciones para engineering IA). Con todo, debe subrayarse que la empresa simplemente no está a la altura de las Grandes. Mientras competidores como EPAM o Accenture han consolidado sus procesos de integración con IA punta a punta desde los albores de 2023, Globant relanzó muy recientemente su AI Reinvention Network; el desarrollo tuvo lugar en julio de 2024. Sus agentes de IA, como CODA, ciertamente se anotan un destacable ratio de eficiencia en desarrollo de software (hasta 50%, se ha señalado), pero la adopción interna no cruza el umbral de lo experimental -así lo rubrica un reporte mancomunado junto al MIT.
El rezago trae secuelas: los clientes corporativos ponen a prueba herramientas IA in-house, o bien migrando sistemas hacia plataformas low-code como GitHub Copilot, factor que contribuye a reducir la demanda de los servicios tradicionales que ofrece Globant. La tech argentina aceitó unos US$ 50 millones en IA, aunque este factor suma presiones adicionales sobre los márgenes, sin registrarse un retorno claro en revenues o facturación. Por demás, se multiplican los riesgos éticos y regulatorios: cables internos advierten sobre eventuales 'infracciones contra la propiedad intelectual' y 'riesgos de seguridad' en genAI, que podrían depositar a Globant en un mundo de problemas, al contemplarse la letra chica de, por ejemplo, la EU AI Act (normativas sobre IA de la Unión Europea). Otro ítem en la minuta de los dilemas es, aunque la discusión suena a prematura, el probable impacto ambiental de los data centers que servirán a los procesos computacionales; la firma no cuantifica ni dimensiona el problema -y el ruido aumenta.
Algunas voces han comenzado a despotricar contra la bendición IA, señalando que la automatización de tareas de coding y testing contribuyó a desplomar la contratación de activos junior. La ferocidad de la crítica nutre sus advertencias con una estadística: los ingresos por IA representan solo el 25% del pipeline de US$ 3.700 millones, y los corporate clients se inclinan cada vez más por soluciones de hyperscalers como AWS (Amazon Web Services) o Azure (la contrapartida Cloud de Microsoft). El resultado: un crecimiento anémico del 5% y -allá vamos de nuevo- una acción que no para de caer.
Luz al final del túnel, se busca
No todo sobreviene con estruendo cacofónico de la fatalidad, clamaría alguna voz optimista. El espíritu zen de quienes no ven el futuro color negro azabache subrayan que Globant exhibe un pipeline robusto (+25% interanual), un global de 981 clientes activos (339 de ellos, invirtiendo más de US$ 1 millón al año) y un cash flow que, aunque maniatado, sirve para apalancar los recurrentes buyouts. Los modelos de valoración (DCF) sugieren que la acción está subvaluada en un 49,6%, con un valor intrínseco en la vecindad de los US$ 118. De confirmarse el despegue efectivo de los AI Pods (que podrían aportar más del 25% de los ingresos en 2026), y la organización ejecuta con cautela y estrategia durante el Q3 -atención: la presentación de resultados está pautada para el próximo 14 de noviembre-, el papel podría recuperar algo de lal copiosa geografía perdida.
Sin embargo, la caída del telón exige resignificar la magnitud de los riesgos. La competencia, la presión de costos y el ya comentado rezago en el teatro de operaciones IA no podrán resolverse recurriendo a la magia. El management habrá de mostrar cartas claras: amplificar la transparencia en el concierto de las inversiones IA, retener talento, e imbuir de solidez a plan de largo plazo -para no quedarse atrás.
En la perspectiva de los acongojados inversores, la acción es un 'hold' con creíble potencial para el rebote, pero solo para los audaces de sangre fría habituados a sobrellevar los violentos ascensos y descensos de la montaña rusa bursátil. Para los de espíritu conservador, el sano consejo es el de rigor: apreciar la acción... desde la seguridad de la tribuna.
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@EricNesich
Sobre Eric Nesich
Es Licenciado en Periodismo y Licenciado en Ciencia Política. Columnista de El Ojo Digital especializado en temas económicos y financieros, y aficionado a la investigación relativa a fraudes y estafas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Argentina. Sus artículos son publicados regularmente en http://www.elojodigital.com/categoria/tags/eric-nesich. Su correo electrónico para consultas es eric.nesich@gmail.com.