¿Podría el todopoderoso dólar estar a punto de caer?
La alianza BRICS busca consolidar un sistema financiero multipolar de proyección global.
El 23 de agosto fue noticia, en todo el mundo. El foco de los medios de comunicación occidentales en los desarrollos de esa jornada se centró en las afirmaciones no comprobables de que el presidente ruso Vladimir Putin había estado detrás del sabotaje o derribo del jet ejecutivo que trasladaba a su ex socio Yevgeny Prigozhin. En rigor, y sin embargo, se conoció una noticia mucho más importante, con origen en Sudáfrica. De hecho, Putin tenía un trabajo más importante que hacer ese día, esto es, avanzar en su decisión de lograr que los Estados Unidos de América pierdan su hegemonía sustentada en el dólar. Putin se involucró -por videollamada- en las conversaciones que tenían lugar en Johannesburgo, en torno de la pretendida unión monetaria del núcleo BRICS, en parte, aunando medidas que reduzcan el uso del dólar en la economía mundial. Ese objetivo hubiese sido dañado sin remedio, si Putin hubiese en verdad estado implicado en el espectacular homicidio de un rival, durante el mismo día en que el grupo BRICS conducía su cónclave. Ello hubiese no sólo hubiese sido vergonzante, sino que hubiese puesto fin a su credibilidad como hombre de Estado. Si Putin se hubiese propuesto liquidar a Prigozhin, existían modos políticamente menos perjudiciales que hacerlo derribando una aeronave. De acuerdo a una teoría, la muerte de Prigozhin fue ejecutada a partir de la inserción de un explosivo en el avión, faena llevada a cabo por activos de la inteligencia estadounidense o bien británica, trabajando en colaboración con agentes ucranianos en el seno de Rusia. El objetivo: desacreditar al líder ruso, sabiendo que, aún cuando fuera inocente, sería responsabilizado por el magnicidio -narrativa que, precisamente, es diseminada en los medios de comunicación en los Estados Unidos y la Unión Europea.
La denominación BRICS proviene del acrónimo para Brasil, Rusia, India, China, y Sudáfrica. Jim O'Neill, economista de Goldman Sachs, fue el supuesto creador del término BRIC (sin incluír entonces a los sudafricanos) en 2001; el núcleo fue establecido pocos años después, respetándose ese acrónimo. Recientemente, el impulso para traccionar el BRICS ganó momentum, a consecuencia de la evitable guerra en Ucrania. El venerable status quo de las finanzas internacionales fue desarrollado en los albores de la Segunda Guerra Mundial en Bretton-Woods, donde los instrumentos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) nacieron, incluyéndose al dólar como reserva de valor de facto para numerosas transacciones. La totalidad de la estructura es, desde su diseño primigenio, administrada por un consorcio capitalista transatlántico con base en Washington, D.C.
Hace a la competencia exclusiva del FMI y del Banco Mundial la emisión de créditos, empréstitos, dinero y capital; esto es, el poder de hacer crecer y desarrollar economías, proyectar finanzas y mantener competitividad a partir del flujo interno del capital necesario para construir viviendas, vestir, educar y alimentar a la población mundial. Y los Estados Unidos de América tienen claro esto, utilizando su control sobre el sistema financiero para mantener a las naciones políticamente alineadas.
El modelo bancario BRICS, por su parte, se basa en un mundo multipolar con el empleo de distintas divisas y convenios. Desde su formato, ha ofrecido una alternativa frente al monstruoso monopolio bancario alimentado por el FMI. Esta es la razón por la cual 132 naciones, que han estado exigiendo que Naciones Unidas formule un novedoso sistema financiero, han visto esperanza en la banca alternativa del núcleo -financiando iniciativas que comenzaron a cobrar forma en 2015. Durante el primer año, 57 países se unieron formalmente al Banco de Inversiones y Desarrollo de Infraestructura (AIIB, liderado por China). El mismo constituye un primer ennsayo rupturista frente a las instituciones de Bretton Woods, con una capitalización inicial de US$ 100 mil millones.
De tal suerte que el BRICS ya ha estado en circulación en su formato actual desde hace, aproximadamente, ocho años; pero el interés en el mismo se amplificó a partir del comienzo del conflicto bélico en Ucrania. Poco más de un año y medio atrás, los EE.UU. replicaron a la intervención rusa en Ucrania utilizando su control sobre el sistema bancario internacional para implementar sanciones contra Moscú y sus activos financieros en el concierto global, incluyéndose el congelamiento de miles de millones de dólares en bancos neoyorquinos. De acuerdo a una estimación, se confiscó $1 billón en activos rusos. Asimismo, a los bancos rusos se les negó acceso al sistema de mensajería SWIFT, el cual interconecta a instituciones para establecerse pagos rápidos y seguros. Acto seguido, Washington anunció que los fondos congelados no serían devueltos y que, en lugar de ello, se utilizarían para la reconstrucción ucraniana. Esta decisión encendió luces de alarma en todo el mundo, aunque ya se habían conocido decisiones similares desde los EE.UU. en perjuicio de activos iraníes y venezolanos. Muchos se preguntaron, entonces: 'Si ellos pueden hacer eso con una potencia como Rusia, ¿por qué no harán lo mismo después, para castigarme? ¿Qué medida deberíamos tomar?'. Desde luego que la respuesta era sencilla: alejarse del dólar como reserva de valor, aún cuando sea extremadamente difícil hacerlo, debido a que el grueso de las compras y ventas de energía siguen denominándose en dólares estadounidenses. En consecuencia, surgió la propuesta de transición de los BRICS, habilitando transacciones financieras en una serie de monedas variopintas.
El cónclave anual de las naciones socias del BRICS (BRICS Partner Countries Business Forum, como se refieren a sí mismas) se llevó a cabo en Johannesburgo, Sudáfrica, entre el 21 y el 24 de agosto. Cyril Rampaphosa, presidente del país, anunció entonces que la Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y los Emiratos Arabes Unidos se unirían formalmente al BRICS desde enero de 2024. El club, círculo interior al sistema bancario, hoy se compone de sus fundadores Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica -aún cuando otros países no-miembros disfrutan de privilegios bancarios, incluyendo la Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Nueva Zelanda y Australia. La deseabilidad de la expansión del BRICS se apropió de la agenda desplegada en la cumbre. Vladimir Putin, cuyo país tomará en sus manos la presidencia rotativa del consorcio el año próximo, se dirigió a los asistentes por videollamada y agradeció la hospitalidad ofrecida, bregando por un resultado auspicioso.
El presidente chino Xi Jinping asistió en persona a la cumbre, tal como lo hicieron los jefes de Estado de Brasil, China y la India, con miras a discutir un amplio abanico de cuestiones geopolíticas, económicas y de índole comercial. Xi declaró ante el grupo que, en el contexto del crecimiento del BRICS, 'China se posiciona con firmeza en el lado correcto de la historia, y cree que se trata de una causa justa, que debe ser promocionada en pos del bien común'. De igual modo, denunció indirectamente a los Estados Unidos: 'Algún país, obsesionado con su hegemonía, se ha salido de su cauce, con el objeto de desestabilizar a los EMDCs (mercados emergentes y naciones en desarrollo)'. Argumentó el mandatario chino que esa intención de reprender y contener a las naciones en vías de desarrollo será una acción 'fútil', y que 'el ascenso colectivo de los EMDCs, representado por los BRICS, está cambiando de manera fundamental el concierto global (...), en razón de que los EMDCs han contribuído con hasta el 80% del crecimiento global durante los últimos veinte años'. Agregó: 'Me siento feliz de observar que más de veinte naciones golpean hoy las puertas del BRICS. China aspira a ver que nuevos socios se sumen a este mecanismo de cooperación'.
El modelo bancario multipolar del BRICS se abraza al empleo de múltiples recursos y monedas, disponibles a través de su Nuevo Banco de Desarrollo. En rigor, se trata claramente de conceptos cuya hora ha llegado, en tanto el alcance de su membresía se incrementará en los próximos años. La razón: los Estados Unidos insisten en mantener su supremacía mundial a través de sanciones que destruyen economías y empobrecen a naciones enteras -como ya ha sucedido en Siria y en Venezuela. En el documento de clausura del cónclave, los participantes atacaron de modo indirecto el uso de sanciones por parte de Washington, expresando: 'Debería haber preocupación ante el empleo de medidas coercitivas de carácter unilateral'. Lo cual evidencia un particular resentimiento frente a gran parte de los intentos estadounidenses de recurrir a sanciones primarias y secundarias para afectar a naciones que no desean expresar su respaldo al empeño de la OTAN en suelo ucraniano.
BRICS disfruta de ciertas ventajas mientras amplía su alcance merced al liderazgo chino, que ya podría considerarse como la economía más grande del planeta. Asimismo, el grupo observa un notorio compromiso en economías de rápido crecimiento como Rusia, Brasil, India, Arabia Saudí, los Emiratos Arabes e Irán. El grupo ampliado del BRICS incluye el 36% del PBI mundial (cifra superior a la del G7), y el 47% de la población mundial. Los Estados-miembro del BRICS controlarán próximamente casi la mitad de los recursos energéticos del globo y, si Venezuela, Argelia y Kazakstán se incorporan hacia 2024, esta asociación controlará prácticamente el 90% del crudo y del gas comercializados en el concierto internacional. Se ha informado que al menos cuarenta naciones han presentado su aplicación para unirse. Incluso el Vaticano ha solicitado su ingreso, en calidad de observador.
El ascenso del consorcio BRICS consigna que el dólar estadounidense -como mínimo- perderá su monopolio relativo en las transacciones vinculadas al gas y el petróleo. La supremacía de la economía basada en el dólar, inevitablemente, comenzará a diluírse -retrocediendo el dólar como principal reserva de valor. Aún cuando sobrevivirá en ese rol, seguramente en geografías en donde los Estados Unidos mantienen un considerable poder de influencia, como es el caso de América Latina. ¿Cuál será el resultado para la economía estadounidense y para los ciudadanos de éste país? Esto es difícil de calcular, toda vez que algunos descartan por completo cualquier escenario negativo. Pero el dólar verá reducido su valor, y los ciudadanos de los EE.UU. se encontrarán con que muchos mercados potenciales cerrarán sus puertas ante la inversión y el desarrollo estadounidnses. En parte, éste es el principal motor del pánico frente a China en Capitol Hill. China, en rigor, no consigna una seria amenaza militar, pero compite globalmente con los Estados Unidos de América y con el modelo occidental europeo. Naturalmente, Washington podría replicar mediante la reedición de políticas económicas coercitivas que ha utilizado durante tanto tiempo. Pero poco hay allí que sugiera que Joe Biden o Donald Trump se embarquen en semejante sendero.
Será el consumidor y contribuyente estadounidense quien sufrirá las consecuencias, teniendo que pagar el precio por los tropiezos de su dirigencia política. A la postre, el panorama más horroroso que emerge invita a preguntarse si acaso los EE.UU. se verán 'forzados' a utilizar armas nucleares contra el BRICS, para salvar al dólar. Nunca dude Usted de la locura que caraacteriza a los neoconservadores y globalistas que controlan Washington. Habrá que prestar atención.
Artículo original, en inglés
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.