POLITICA ARGENTINA: SERGIO JULIO NERGUIZIAN

Argentina: sin liderazgos ni programas, entran a jugar la resignación y el hastío

Desde el retorno en 1983 a la práctica democrática, jamás se vivió una orfandad en términos de candidaturas...

18 de May de 2023

 

Desde el retorno en 1983 a la práctica democrática, jamás se vivió una orfandad en términos de candidaturas presidenciales e hipotéticos (o previsibles) programas de gobierno, como la que presenta la actual coyuntura. El presente, entendido por muchos como 'cambio de época', tiene la particularidad de que el esquema de distribución del Poder (partidos políticos, grupos de presión, influenciadores de opinión pública) no será relevado por otro en el que la mutación esté dada por la sustitución de nombres e intereses. El previsto proceso de 'cambio de época'  parece representar el advenimiento del 'caos consolidado', un escenario en que la imprevisibilidad del futuro inmediato (la patológica incertidumbre vernácula) habrá de cristalizarse como sistema. La sintomatología insinuada por los acontecimientos recientes pueden rastrearse en los siguientes datos de la realidad:

Congreso argentino, Crisis política, Crisis institucional

1. Entra en crisis el sistema de liderazgos

La renuncia de Cristina Kirchner implica la abdicación del último ciudadano con aptitudes probadas de convocatoria de masas, no obstante su progresivo acotamiento a nos más de un 25% del electorado. Sin dudas, en la decisión de la Vicepresidente, ha desempeñado un rol nada despreciable el haber advertido la licuación acelerada de toda forma de jefatura carismática, entendida como una pandemia que arrasa transversalmente la estructura partidocrática local. El último jefe de la oposición, Mauricio Macri, adelantó su decisión en un movimiento que se juzgó prematuro en su momento pero que, a la fecha, aparece como un acto de prudencia para eludir el martirio del fracaso.
Entre nosotros, con presidencialismos preponderantes sobre los otros poderes vía estímulo incluso del marco constitucional y éste, a su vez, tributario de la primacía del caudillo como figura central de nuestra historia, la crisis terminal de los liderazgos será, inevitablemente, una experiencia traumática. En definitiva, presenciaremos el costo que abonará la sociedad para recorrer la transición de lapso indeterminado que debería concluir con un pacto de convivencia consolidado aunque no ritual.

2. Las coaliciones que se han turnado en el poder en los últimos doce años presentan candidatos que pueden agruparse de este modo:

a) Moderados, gradualistas, confiados en la fuerza de la negociación como herramienta para la conservación de poder y su eventual acrecentamiento. Custodios del orden establecido, el cual preservarán realizando las innovaciones necesarias, con el fin de evitar su colapso. 
b) Promotores de cirugías cruentas que creen hallar la única salida en la mutación irreversible del sistema institucional al que consideran agotado. El régimen vigente habrá de actualizarse en la visión de los subgupos que integran este apartado. Unos entienden que el sistema ha cumplido la tarea histórica que le permitió el contexto socioeconómico, y que habrá de ser sustituído a criterio de evitar un proceso de anarquía.

Otros consideran que debe ser modernizado; es decir, proceder con una revisión de los postulados que lo sostuvieron en las últimas décadas, aunque en los hechos implique el abandono de supuestas conquistas sociales: el futuro implicaría menos Estado, y más individuo.

Representantes de ambas visiones pueden hallarse en los dos frentes principales a nivel nacional. Una tercera opción -muy reciente- debe ser incorporada a esta enumeración: c) el 'libertarismo' es un fenómeno local que clona experiencias similares en Occidente y cuyo rasgos centrales son:

a) la denuncia de la clase política como casta usufructuaria de privilegios injustificados;
b) la presentación del Estado como sujeto responsable de la opresión sobre el individuo;
c) la autonomía del ciudadano como valor jeraquizado por encima de los referidos al costo social de las reformas propuestas.
 
Este movimiento exhibe una figura de centralidad absorbente, pero de ninguna manera puede ser asimilado a alguna de las formas de liderazgo como las que ha conocido la sociedad argentina.

Dos emociones  distintas que suelen presentarse asociadas aparecen como motivaciones principales en el electorado. En el peronismo-kirchnerismo, la ausencia del conductor producirá un shock emocional que buscará refugio en la resignación; es decir, en la aceptación del hecho como tragedia sin resolución en el corto plazo, y la consecuente búsqueda de aliento en la memoria de la epopeya del Movimiento. En la oposición, la opacidad de los candidatos obligará a enaltecerlos vía comparación con el resto de la oferta electoral: también aquí, ningún candidato despierta emociones superlativas aunque, para ambas alas del liberalismo, eludir el desorden anarquizante será suficiente premio si se accede al Gobierno.
 
El libertarismo encuentra el disparador emotivo en la idea de que los electores están hartos: condena como corruptas a las direcciones de ambas coaliciones, por connivencia con las causas del descalabro nacional. Esta emoción es de tal magnitud que, en tiempo récord, habilita al libertarismo aspirar a convertirse en la segunda fuerza en la competencia por la Presidencia. Es probable que los adherentes no dispongan de mayor información sobre las bases programáticas de la corriente, pero los conforma el saberse agrupados en torno a la idea de hastío; esto es, de rechazo a toda otra propuesta que no considere defintivamente exhausto al régimen que los atormenta.
 
La breve marcha hacia diciembre ha comenzado. Fiel a la tradición nacional, será un camino erizado de dificultades. En cada tramo, estará en riesgo el delicado equilibrio en que se debaten fuerzas contradictorias. La nota distintiva de estas horas está dada por la extinción del liderazgo como herramienta para la suma de voluntades y, acaso consecuentemente, en la inutilidad de presentar esquemas programáticos sin el respaldo de una autoridad aceptada y representativa.
 
Estamos a las puertas de un tiempo sin antecedentes. Es, por lo tanto, zona de interés en razón de su novedad. Y seductor como el abismo.


 
Sobre Sergio Julio Nerguizian

De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.