INTERNACIONALES : JARRETT STEPMAN

‘Twitter Files’: nueva entrega expone connivencia entre representante de Pfizer y firmas tecnológicas con miras a censurar opiniones sobre el COVID-19

El más reciente episodio de la saga conocida como los 'Twitter Files' expuso un perturbador vínculo...

12 de Enero de 2023

 

El más reciente episodio de la saga conocida como los 'Twitter Files' expuso un perturbador vínculo entre Twitter y el Dr. Scott Gottlieb, miembro del directorio de la farmacéutica Pfizer quien en su oportunidad dirigió la FDA (Food and Drug Administration) estadounidense -esto es, el organismo oficial a cargo de aprobar la comercialización de medicinas y alimentos.

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Gottlieb -en la foto-, comisionado en la FDA desde mayo de 2017 hasta abril de 2019, fue el niño mimado de los medios de comunicación durante la pandemia de COVID-19, como en su momento lo fuerael Doctor Anthony Fauci.

Pfizer, Inc. es una de las compañías farmacéuticas que desarrolló las tres vacunas iniciales contra la dolencia. Gottlieb se unió al directorio de la firma en junio de 2019, previo a la pandemia.

La novedosa información originada en Twitter certifica el modo en que ciertas 'personalidades' como Gottlieb, vinculado a grandes corporaciones y al gobierno, pueden torcer e incluso suprimir toda información que llegue al público, sesgando la capacidad de la ciudadanía a la hora de hablar libremente y, así, hallar la verdad.

De acuerdo a lo expuesto por la saga 'Twitter Files' y al informe dado a conocer por el ex periodista del New York Times -quien se confiesa escéptico sobre los productos anti-COVID- Alex Berenson, Gottlieb coordinó con el gigante de las redes sociales la supresión de recomendaciones alternativas que buscaban responder al COVID-19.

En su oportunidad, Berenson fue removido por Twitter, a pedido de la Administración Biden, pero su remoción fue levantada luego de que el hombre de prensa demandara judicialmente a la compañía.

Ahora, es uno de los pocos periodistas en los que Elon Musk -CEO de Twitter- ha confiado a efectos de levantar el velo sobre acciones implementadas por la red social a nivel interno; Berenson y otros colaboran en la revelación por capítulos de los Twitter Files.

Acto seguido, un ejemplo de los hallazgos de Berenson en su informe, tal lo citara la cadena estadounidense Fox News:

Berenson compartió un correo electrónico fechado en agosto de 2021, enviado por Gottlieb a Todd O'Boyle -gerente de política pública en Twitter-, denunciando un tweet publicado por el Dr. Brett Giroir, ex funcionario de la Administración Trump. Giroir había posteado: 'Ahora, queda claro que la inmunidad natural frente al #COVID19 es superior a la inmunidad de las #vacunas, con UNA ENORME VENTAJA. No existe justificativo científico para la #vacuna, si una persona se había infectado previamente.’

'Este tipo de cosas tiene un efecto corrosivo', dijo Gottlieb en su correo electrónico dirigido a O'Boyle. 'Aquí, se plantea una conclusión basada en un estudio excepcional y de carácter retrospectivo desarrollado en Israel, que no ha sido revisado por terceros. Pero este tweet terminará volviéndose viral y redirigiendo la cobertura de los titulares en los medios de comunicación'.

Esto condujo a que Twitter imprimiera una advertencia de 'desinformación' sobre el tweet de referencia, por lo que los usuarios se veían imposibilitados de poner 'like' al post, y también de compartirlo.

Pero hubo más.

De acuerdo a Berenson, Gottlieb se dirigió a Twitter directamente con el objeto de suprimir un tweet fechado en septiembre de 2021, que rezaba: 'Las piedras y los palos podrán romper mis huesos, pero un patógeno viral que exhibe una tasa de mortalidad en niños del 0% puede costarle a nuestros chicos tres años de no poder asistir a la escuela'.

Así las cosas, el ex periodista del Times observó que, próximamente, la vacuna de Pfizer sería aprobada para niños de entre 5 y 11 años de edad, un mercado de importancia considerable para el gigante farmacéutico. Berenson sintetizó el resultado de sus hallazgos ante el conductor Tucker Carlson, en Fox News.

Gottlieb y Twitter coordinaron la implementación de etiquetas que citaban 'desinformación', en el momento cenital de la pandemia. Las firmas tecnológicas -que en los EE.UU. reciben la denominación de 'Big Tech'- no solamente repartían etiquetas de advertencia discrecionalmente -junto a observaciones como 'información perjudicial' (harmful) entre el público, sino que también suprimieron discursos que se contraponían a las narrativas mediáticas predilectas.


Hallazgos como el de Berenson explican ampliamente la pérdida de confianza de los ciudadanos frente a las instituciones de los Estados Unidos de América.

Quienes afirman 'Pero Gottlieb era apenas un particular y no un funcionario del gobierno en ese momento', deberían considerar algunos aspectos relevantes.

Twitter y Facebook también coordinaron acciones junto al gobierno, conforme otros episodios de los 'Twitter Files' lo han certificado. La frontera entre lo público y lo privado en el más alto nivel ya se ha nublado, conforme las agencias del gobierno cooperan con organizaciones privadas con las que comparten intereses similares y un ethos de igual tenor.

En los hechos, fue notoriamente irresponsable -e inaceptable- que una firma tecnológica censurase información, basándose en los deseos exclusivos de un funcionario gubernamental quien, además, exhibía un grave conflicto de interés en la materia. Gottlieb procedió desde el error, utilizando su poder para clausurar las opiniones de aquellos con los que no estaba de acuerdo, aún si él considerara que su perspectiva fuese la correcta.

En los albores de la pandemia de COVID-19, había mucho que el público y los 'expertos' desconocían. En lugar de mantener informados a los ciudadanos libres de la república, reconociendo los límites de la información de cada quién, el gobierno y algunas compañías utilizaron su poderío y sus plataformas para manipular y reprender a las personas.

¿Tenían realmente las 'Big Tech' autoridad para determinar quién decía la verdad, y quién no?

Resulta interesante volver sobre el pasado reciente y atender a los contenidos que entonces eran señalados como 'teoría conspirativa' -y luego censurados- durante la pandemia.

Por ejemplo, Facebook moderó las afirmaciones que planteaban que el 'COVID-19 era un vector manufacturado por intervención humana'. La idea de que un virus extraño y novedoso salido del Instituto de Virología de Wuhan y de que la China comunista -un régimen notablemente alejado de cualquier verdad- suprimieran esa información era, en apariencia, algo loco que debía ser censurado sin más.

Facebook dejó de moderar esas afirmaciones, sólo cuando la Administración Biden lanzó finalmente una investigación sobre el laboratorio de Wuhan. En la práctica, Facebook fungió de brazo armado del Partido Demócrata, procediendo a censurar sistemáticamente a cualquier ciudadano que se atreviera a buscar la verdad.

YouTube censuró al Senador Rand Paul (Republicano, por el estado de Kentucky), por haber cuestionado aquél la efectividad de las mascarillas o barbijos, aún habiendo citado informes técnicos de la Organización Mundial de la Salud. Fue la propia OMS la que fracasó en los esfuerzos iniciales por contener al COVID, y que pareció exhibir una profunda conexión con la República Popular China.

Inicialmente, los Centros de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDCs) declararon que las mascarillas no funcionaban; luego, insistieron en que sí eran efectivas, y en que era preciso utilizarlas. Finalmente, reconoceiron que las mascarillas de tela probablemente no ofrecían ninguna protección frente al COVID-19.

En el epílogo, el senador Paul tenía razón.


La respuesta del público ante la crisis sanitaria exigían un debate público. Algunos de los pocos funcionarios políticos responsables comprendieron esa necesidad. A la postre, el haber entregado poder decisional a burocracias y a funcionarios del área de salud de pobre visión, terminó comprometiendo la credibilidad de las instituciones republicanas.

La serie 'Twitter Files' -incluídas las revelaciones sobre Gottlieb- prueban cómo las grandes firmas tecnológicas -y no los ciudadanos- inflingieron el verdadero 'daño' durante la pandemia. Abusaron de sus posiciones de poder, silenciando perniciosamente todo disenso, y alejaron a la ciudadanía estadounidense de cualquier chance de descubrir la verdad.

Las empresas tecnológicas hicieron todo esto mientras pulverizaban su propia credibilidad, y la de las más importantes instituciones de los Estados Unidos -públicas y privadas-, mediando el mensaje sesgado que arengaba a 'creer en la ciencia'.

Si acaso hay una moraleja en todo esto, es que los ciudadanos jamás habremos de tolerar que se le otorguen ingentes cuotas de poder a una élite científico-tecnocrática. Y, en igual sentido, no habremos de perdonar a las 'Big Tech' por entrar en connivencia con aquéllos núcleos.



Artículo original, en inglés

 

 

Sobre Jarrett Stepman

Jarrett Stepman se desempeña como colaborador y columnista en el sitio web The Daily Signal (Estados Unidos). Reside en Washington, Distrito de Columbia.