INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

Estados Unidos: guerra sin fin

¿Qué es lo que funciona decididamente mal con los Estados Unidos?

08 de Noviembre de 2022


Como es sabido, el general y mayor prusiano Carl von Clausewitz se basó en su experiencia de las Guerras Napoleónicas, a criterio de examinar a la guerra como fenómeno político. En su libro de 1832, intitulado 'Sobre la Guerra', ofreció una síntesis de reflexiones relativos a conflictos versus paz, escribiendo en términos de estrategia político-militar: 'La guerra es una continuación de la política, por otros medios'. En otras palabras, consignó que la decisión de ir al combate es un instrumento certificado por los estamentos políticos de una nación, cuando todo lo demás fracasa.

Estados Unidos, Neoconservadores, Ucrania, Rusia, Vladimir Putin, Washington, Partido DemócrataUno ciertamente podría rechazar la amoralidad comprobable del pensamiento que Clausewitz porta sobre la guerra, mientras habrá de reconocer también que algunos países han explotado, históricamente, los conflictos como medio para la expansión física, y para dirimir la apropiación de recursos de otras naciones. Incluso en la República Romana, el liderato elegido por el pueblo oficiaba como cabeza de ejércitos consulares, de los que se esperaba marcharan cada primavera para ampliar los alcances del imperio. Más recientemente, la Gran Bretaña se involucró en recurrentes guerras coloniales a lo largo de los siglos, para establecer lo que se conociera como el más extenso imperio de la historia.

Los neoconservadores -con notorio dominio de la política estadounidense de la actualidad- se autoperciben herederos del imperio y de los poderes bélicos que vienen con la atribución política, pero han evitado otros aspectos de esa transición, al convertir a los Estados Unidos de América en una nación empoderada a través del conflicto. En primer lugar, ha de subrayarse que la réplica ante lo que uno inicia, siempre es impredecible. Comenzando por Corea y siguiendo con Vietnam, Afganistán, Irak y otras operaciones menores en América Latina, Africa y Asia, la decisión americana de ir a la guerra sólo le ha traído padecimientos a quienes se encuentran del otro lado -no pudiendo verificarse nada positivo de aquello, en forma de muerte, destrucción y acumulación de deuda. Asimismo, el empleo de la fuerza ha hecho a un lado la raison d’etre de contar con un gobierno federal nacional, que exige presentar beneficios tangibles para el pueblo estadounidense. Y no ha habido nada de esto desde el 11 de septiembre de 2001 ni después, al tiempo que el pensamiento de línea dura de Washington frente a lo que ya se ha convertido en una guerra subsidiaria versus Rusia promete más dolor -y desastres-, retornando ningún beneficio.

Por si acaso queda alguna duda al respecto de que el marchar hacia la guerra se ha convertido en la función principal de Demócratas y Republicanos en Washington, baste considerar una serie de relatos que han aparecido durante las últimas semanas. El primero proviene del lado Republicano, e involucra un desarrollo probablemente positivo. Kevin McCarthy, líder Republicano por la minoría en la Cámara de Representantes, advirtió dos semanas atrás que el GOP no necesariamente continuará otorgando un 'cheque en blanco' para Ucrania, de obtener la mayoría en la Cámara tras los resultados de las elecciones que se desarrollan este martes 8 de noviembre. Con ello, expuso McCarthy su escepticismo en torno del respaldo financiero ilimitado para favorecer al régimen corrupto que hoy funciona en Kiev. Explicó el legislador: 'Creo que la gente estará sentada encima de una recesión, y no querrán escribir un cheque en blanco para Ucrania. Simplemente no lo harán... No se trata aquí de otorgar cheques en blanco'.

Los apoyo irrestricto de los EE.UU. hacia Ucrania, que ha sido un dolor de cabeza para la Casa Blanca y para los medios desde que se iniciaron los combates, ha llevado a un creciente número de referentes del Partido Republicano, en particular a algunos de aquellos alineados con el eslogan 'Los EE.UU., primero' (America First) del ex mandatario Donald Trump, a desafiar la necesidad de alimentar un masivo gasto federal destinado al extranjero, en medio de un récord de inflación en el orden doméstico. Desde que Rusia lanzara su invasión en febrero pasado, el Congreso aprobó decenas de miles de milllones de dólares en emergencia y asistencia humanitaria para Ucrania, mientras que la Administración Biden también ha despachado armamento valuado en miles de millones de dólares -este inventario ha despojado las existencia de las fuerzas armadas estadounidenses, y se ha ejecutado sin la menor supervisión, sin monitorearse tampoco el destino final de las armas remitidas.

Infortunadamente, el Partido Republicano está lejos de tener un enfoque unificado en torno de la crisis entre Ucrania y Rusia. Liz Cheney, legisladora del GOP, probó ser del mismo palo de su padre; en tal sentido, invirtió tiempo en denunciar a Donald Trump como lo que ella entiende es 'el ala putinista del Partido Republicano'. Declaró ella: 'Usted sabe, el Partido Republicano es el partido de Ronald Reagan, partido que, en esencia, ganó la Guerra Fría. Y, ahora, ve Usted que lo que crece en su seno es un ala de Putin en el Partido Republicano' (dixit).

Cheney critió a la cadena de noticias Fox News por 'promoción de propaganda' sobre el tema particular, y calificó al editorialista Tucker Carlson como 'el mayor propagandista de Putin en esa red... Usted debería preguntarse, ¿de qué lado está Fox en esta batalla? Y, ¿cómo es posible que tenga Usted un ala del Partido Republicano que piense que los Estados Unidos deberían tomar partido junto a Putin, mientras éste ejecuta una brutal invasión de Ucrania?'.

Lo que resulta llamativo es que Cheney no se refirió al modo en que la guerra está desenvolviéndose, primeramente, en razón de que los Estados Unidos y el Reino Unido prefieren agitar sus sables y hacer a un lado la diplomacia frente a Moscú. Tampoco menciona la funcionaria los motivos por los cuales los EE.UU. se muestran forzados a llevarnos al abismo de una probable guerra nuclear frente a un asunto de política exterior que nada tiene que ver con los intereses genuinos del pueblo estadounidense. Y, ¿dónde compartió ella esos comentarios? Pues, en el McCain Institute de Arizona. En efecto, el foro de referencia es un legado del Senador John McCain, otro Republicano que jamás se privó de aplaudir con fervor la guerra que hubiese a la mano.

Tanto el presidente Joe Biden como Nancy Pelosi, vocero de la Cámara de Representantes, han confirmado que los Estados Unidos estarán presentes en Ucrania hasta obtener 'la victoria', lo que sea que eso signifique. Mientras tanto, otros funcionarios de la Administración han expresado que el propósito real de los combates es debilitar a Rusia para, finalmente, remover a Vladimir Putin. Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca, repitió como loro la línea partidaria, al ser consultada por las observaciones de McCarthy. Agradeció la secretaria a los líderes del Congreso por su sacrificio bipartidista que, según sus palabras, 'trabaja para ayudar a Ucrania a defenderse frente a las atrocidades y los crímenes de guerra perpetrados por Rusia'; agregando luego: 'Trabajaremos aún más junto al Congreso, y continuaremos monitoreando las conversaciones en torno a estos esfuerzos, para respaldar a Ucrania en todo lo que sea necesario. Mantenemos nuestra promesa, compartida a los valientes ucranianos que combaten a diario, por su libertad y por su democracia'.

Acaso algo más bizarro que los comentarios de Cheney es el detalle de la carta desarrollada por los progresistas vinculados al Partido Demócrata, en donde se urgía al respaldo del gobierno estadounidense a cualquier negociación que ponga fin al conflicto en Ucrania. La misiva fue escrita en junio, pero no fue dada a conocer hasta hace una semana, previo a ser velozmente retractada -dadas las presiones- el mismo día en que se conoció. Pramila Jayapal, quien lidera el Caucus Legislativo del Progresismo (Congressional Progressive Caucus), dijo que el retroceso dialéctico se debió a que 'se lo interpretó como en sintonía con los comentarios' de McCarthy sobre el pedido de recortes para Ucrania. Jayapal se refirió a la carta como una 'distracción'; pero lo que en realidad quiso decir fue que su grupo no tenía interés alguno en hacer causa común con los Republicanos frente a ningún tema -ni siquiera en favor de la paz, para detener un conflicto que ya se ha vuelto carente de sentido.

Una extraviada Jayapal fue incluso reprendida por contradecir el mensaje publicado por su propio grupo, enfatizando que no había oposición a la política de la Administración respecto de Ucrania, por parte de los Demócratas en el Congreso. Dijo ella que los Demócratas: 'han respaldado de manera firme y unánime cada paquete de asistencia militar, estratégica y económica al pueblo ucraniano'. Ella redobló la apuesta sobre el mensaje de la Casa Blanca, agregando que la guerra en Ucrania sólo llegará a su fin, diplomacia mediante, luego de una 'victoria ucraniana'.

De tal suerte que, en esencia, cualquier persona que hable con sensatez sobre Ucrania en Washington será neutralizada por fuerzas que van más allá del ecosistema bipartidista que funciona junto a un complaciente esquema de medios de comunicación -el cual todo lo informa erróneamente, al comparárselo con la realidad de lo que sucede en el terreno. Es una fórmula que conduce a la tragedia, en razón de que la Administración Biden no ha dado señales a la hora de explorar soluciones diplomáticas con Rusia para poner fin al conflicto, a pesar de la sorprendente advertencia presidencial al respecto de que el mundo hoy hace frente al más alto riesgo de 'Armagedón' nuclear. Sobre el cual, como es obvio, responsabiliza a Putin. En función de todo ello, y en mi humilde opinión, un gobierno que no es capaz, o que simplemente no muestra predisposición para tomar medidas razonables que protejan a sus ciudadanos (y, en tal virtud, impedir una probable catástrofe nuclear que bien podría inolucrar al mundo entero) es, en esencia, diabólico y carece de cualquier atisbo de legitimidad. Ese gobierno debería reconocerlo, previo a poner su renuncia a disposición.



Artículo original, en inglés



 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.