INTERNACIONALES: DIANA FURCHTGOTT-ROTH

Presa de la desesperación, la Administración Biden se acerca a Venezuela

En los Estados Unidos de América, los ciudadanos siempre demuestran preocupación...

13 de Octubre de 2022

 

En los Estados Unidos de América, los ciudadanos siempre demuestran preocupación frente al precio que pagan en los surtidores y, en tal sentido, la falta de combustible remite a precios más elevados. Los EE.UU. perfectamente podrían preservar su independencia energética, incrementando su producción. Infortunadamente, la Administración Biden se ha decidido por el camino contrario.
 
 Joe Biden, Crisis energética en Estados Unidos, Precios de la gasolina en Estados Unidos, Inflación americanaRecientemente, cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) anunció que recortaría su producción en dos millones de barriles diarios, la Administración americana reaccionó definiendo la compra de petróleo a Venezuela, al tiempo que sancionó la liberación de cuotas adicionales de la Reserva Estratégica de Crudo (SPR).
 
Daniel Di Martino, economista venezolano y fellow en el Manhattan Institute, le comentó a quien escribe: 'La maniobra oficial fue errónea y poco ética, por cuanto ayudará al régimen de Nicolás Maduro a mantenerse en el poder, a costa de la vida de los ciudadanos de Venezuela. Pero el beneficio para los Estados Unidos será nulo. Biden olvida que Venezuela es miembro de la OPEP y que, como tal, debe respetar a rajatabla las cuotas impuestas por la organización, de tal suerte que cualquier incremento en la producción de crudo venezolano probablemente deba compensarse con una reducción en la de terceros países'.
 
A diferencia de muchas naciones, los EE.UU. tienen la fortuna de contar con la capacidad de ser independientes en materia energética, contando con amplias reservas de gas natural y crudo.
 
De acuerdo a la Agencia de Información Energética de los EE.UU., el país cuenta con más de 373 mil millones de reservas comprobables de crudo perfectamente recuperables, una oferta válida para más de cincuenta años, y casi tres mil millones de pies cúbicos de gas natural técnicamente recuperable (cifra compatible con cien años de cobertura para la demanda). Adicionalmente, el Instituto para la Investigación sobre Energía estima que las reservas convencionales y no-convencionales de los Estados Unidos sintonizan con un aproximado de trescientos años para cubrir la demanda de energía.
 
Entre septiembre de 2021 y septiembre de 2022, el precio de la gasolina se incrementó en un 44%. Los costos de la energía se han disparado mucho más rápido que el promedio de la inflación anual, que registra un 8.3%, en tanto se espera que el precio de los combustibles siga su ascenso -en razón del recorte anunciado por la OPEP.
 
Trisha Curtis, presidente y CEO de PetroNerds, firma de consultoría privada con base en Denver (estado de Colorado), nos comentó: 'La réplica de la Administración Biden frente a la decisión de la OPEP es una confesión de cruenta desesperación. La Reserva Estratégica ya se encuentra a niveles no vistos desde 1984, depositando a los Estados Unidos y al mundo en un sendero garantizado de mayores precios para los combustibles en el futuro. La Administración no ha sido capaz de lograr un alivio en materia de sanciones sobre Irán, y ahora se respalda en Venezuela, otra vez -aún cuando la producción de crudo venezolana se encuentra fuertemente atada tanto a Rusia como a China'.
 
Curtis, experta nacional en producción petrolera, explicó que los Estados Unidos podrían comenzar a producir otros dos millones de barriles diarios, simplemente con reactivar la aprobación de permisos federales para exploración y explotación. Bajo la Administración Biden, sin embargo, la totalidad de esos permisos ha sido cancelada.
 
Más aún, la Administración podría -de inmediato- acelerar la comercialización de concesiones y permisos de aprobación en terrenos federales, y también poner fin a la moratoria sobre concesiones federales en plataformas offshore. Una eventual aprobación del ducto Keystone XL y una aceleración en el desarrollo final de esa infraestructura -que casi se encuentra completa- implicaría el transporte de casi un millón de barriles diarios de crudo canadiense hacia la Costa del Golfo.
 
Otras agencias de la rama ejecutiva y el Congreso están ralentizando la producción y los procesos de distribución de gas natural, y de crudo.
 
La Comisión Regulatoria Federal de Energía, asismismo, sólo se dedica a dificultar el despliegue de nuevos oleoductos y gasoductos, los cuales podrían ayudar a transportar esas materias primas desde el interior del país hacia las zonas costeras -desde donde podría ser exportado a posteriori.
 
Mientras tanto, el Departamento del Interior ha declarado oficialmente que la explotación de crudo y gas no deberían ser prioritarias para los Estados Unidos. Ese organismo ha planteado que deberán ofrecerse menos concesiones, exigirse pagos más elevados de royalties por concesiones de petróleo y gas, y que ha de interponerse un proceso de licitación más extenso y elaborado para procesar los planteos de los oferentes.
 
Acto seguido, Gary Gensler, presidente de la SEC (Securities and Exchange Commission) ha propuesto se multipliquen las reglas para exigir a las compañías privadas que den a conocer información relativa a: riesgos sobre gobernancia y riesgos vinculados al cambio climático; el modo en que el riesgo sobre cambio climático afectará a la estrategia y prospectivas de cada firma; y el efecto de que eventos climáticos como huracanes e incendios forestales en los estados financieros de las empresas. La referida agencia puede desalentar la inversión de parte de firmas con intereses en petróleo, gas y carbón -afirmando sencillamente que esas empresas representan un riesgo para el medioambiente. Tales compañías, a la postre, verán que se les volverá imposible hallar capital para ampliar sus operaciones, por cuanto harán frente a mayores tasas de interés a la hora de pedir prestado, y también podrían enfrentarse a potenciales pedidos para que sus acciones se diversifiquen.
 
La Oficina del Controller de la Moneda (Office of the Comptroller of the Currency), que regula a las instituciones bancarias, ha designado a Yue Chen como Oficial de Riesgo Climático, a efectos de evaluar y monitorear los riesgos relacionados con el clima y acercar esos informes a los bancos. Si la Señora Chen estima que las inversiones en crudo y gas son 'riesgosas', entonces los bancos se verán forzados a no ceder créditos a firmas privadas de gas y crudo -en consecuencia, reduciendo los recursos disponibles para el desarrollo de la energía.
 
Algunos miembros del Congreso están involucrándose, mientras tanto, en el movimiento para Desfinanciar al Gas y al Petróleo (Defund Oil and Gas). En oportunidad de desarrollarse una audiencia el 22 de septiembre, en el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, los legisladores del Partido Demócrata atacaron a los CEOs de distintos bancos, por invertir éstos en combustibles convencionales; al mismo tiempo, esos legisladores les exigieron retirarse de toda inversión en energía.
 
La Comisión Federal de Comercio, en simultáneo, está investigando a firmas de crudo y gas por manipular precios -cuando todo mundo sabe que una menor oferta provocará, irremediablemente, un alza en los precios.
 
Todo foro organizado por el Congreso de los EE.UU., según se observa, atenta contra cualquier esfuerzo de invertir más en la preciada energía.
 
Si la Administración se abrazara a una política energética tendiente a aumentar la producción local de energía, podría torcer las expectativas en torno de la exploración y explotación, resultando ello en un descenso inmediato en los precios de gas y combustibles. Ciertamente, los precios son determinados en función de las expectativas sobre producción futura -no sobre el presente. Esta es la razón principal por la cual los precios se incrementan al anunciarse la llegada de huracanes, antes de que las plataformas sean dañadas por el fenómeno.
 
Dos añoes de restricciones interpuestas contra el crudo y el gas, la reducción en la capacidad nacional para la refinación, y las presiones sociales y políticas en perjuicio de las compañías privadas presentes en toda la cadena de valor, han afectado notablemente la capacidad estadounidense de elevar rápidamente el output, al tiempo que el concierto ha elevado los precios. No es tarde para reducirlos; pero la iniciativa deberá dar inicio en los propios EE.UU.


Artículo original, en inglés


La autora, Diana Furchtgott-Roth, es Directora en el Centro sobre Clima, Energía y Medioambiente en el think tank estadounidense The Heritage Foundation, en Washington, D.C.