ECONOMIA INTERNACIONAL: E.J. ANTONI

No hay dónde esconderse: ni la Casa Blanca ni los ciudadanos de a pie pueden evadir los datos de la recesión

La más reciente información -dada a conocer por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos...

29 de Septiembre de 2022

 

La más reciente información -dada a conocer por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos- revela lo que algunas personas han estado diciendo durante meses: el país está en recesión. Más aún, la cándida interpretación que la Administración Biden hace de los datos ha retornado para golpearlos en pleno rostro, con sus propias perspectivas hoy en franca revisión -por cuanto remiten a la realidad recesiva. Y, mientras las cifras confirman que la actividad económica se redujo durante la primera mitad del año, lo que queda de 2022 consigna escasas chances de recuperación.
 
Recesión en los Estados Unidos, Joe Biden, Partido DemócrataLa economía, conforme medida por Producto Bruto Interno (PBI) -esto es, el valor total de bienes y servicios producidos dentro de las fronteras de una nación- se empequeñeció durante los primeros dos trimestres del año pero, en modalidad orwelliana, la Casa Blanca rápidamente presentó su perspectiva, declarando que esto ya no daba señales recesivas. La Administración Biden citó datos sobre un crecimiento aparentemente robusto en el ingreso doméstico bruto -GDI, en inglés-, para contrarrestar los guarismos retornados por el PBI. Sin embargo, y por alguna razón, hoy todo el gobierno está en silencio, dada la revisión de esos guarismos.
 
Ello probablemente se deba a que el ingreso bruto nacional o GNI -entendido como la cifra total de dinero ingresada por la población y por toda la actividad comercial- fue revertida, de 1.4% a apenas el 0-1% durante el segundo trimestre. El promedio de PBI y GNI es considerado como una herramienta suplementaria para mensurar la actividad económica, mientras que Janet Yellen -Secretaria del Tesoro- y otros se aferraron a ese instrumento para intentar probar que los EE.UU. no transitaban una recesión, dado que el promedio anterior fue de un 0.4% de crecimiento, durante el segundo trimestre.
 
Ahora, esa cifra revela un -0.3%. Para el primer trimestre, el índice también fue revisado, aterrizando de lleno en el territorio de los porcentuales negativos. Puesto en palabras simples, la Administración Biden no tiene ya estadísticas con las que pueda disimular la realidad, esto es, que la recesión se ha confirmado.
 
La manipulación de información ciertamente no sustituye a una política económica sensata. La Administración Biden colgó el sombrero mostrando un sencillo dato que ahora se ha vuelto en su contra. 'El que a hierro mata, a hierro muere', reza el antiguo refrán.

Sin embargo, se han conocido más detalles perturbadores en el último informe del Departamento de Comercio. El ingreso descartable real -ajustado por inflación- se retrajo en un 1.5% durante el segundo trimestre: un 0.9 peor que lo estimado previamente. La tasa de ahorro para ambos trimestres también se mostró peor que las estimaciones anteriores. En otras palabras, las personas se exhiben hoy probadamente peor, conforme la inflación está devorando sus aumentos de sueldo. El ciudadano de a pie puede ahora comprar y ahorrar mucho menos que antes.
 
Las mediciones de inflación también fueron revisadas, probando ser peores que lo que se auspiciaba. Esto incluye a la inflación núcleo, que excluye a los alimentos y a la energía -y que es el índice inflacionario predilecto de la Reserva Federal. Esto implica que, probablemente, la Fed continuará con su aumento de tasas, incrementando el dolor para las firmas privadas apalancadas en créditos -pagarán, lógicamente, tasas de interés más elevadas.
 
Pero, ¿qué le depara el futuro al ciudadano estadounidense promedio? ¿Torcerá la economía su rumbo negativo? Digámoslo claro: no.
 
La información más reciente consigna que el tercer trimestre del año difícilmente retorne una tasa de crecimiento positiva, y las cosas se ven negro azabache después de eso; el país se sitúa hoy en una recesión multinivel: un tipo de recesión seguida de una breve recuperación, y luego, otro escalón recesivo. Dos responsables críticos del crecimiento están desvaneciéndose frente a nuestros ojos, y poca gente puede verlo apropiadamente.
 
Numerosas firmas privadas continúan trabajando con órdenes demoradas en razón de la pandemia; en inglés, se les llama unfilled orders (órdenes incompletas). A pesar de registrarse nuevas órdenes para bienes y servicios, las empresas se han estado sosteniendo a sí mismas con sus propias órdenes sin completar, que rápidamente están reduciéndose. Una vez que éstas se diluyan por completo, no habrá nuevas colocaciones de pedidos para sostener el presente output -producción- económico. Esto significa que habrá despidos, un mayor índice de desempleo... y más recesión.
 
Adicionalmente, el único responsable positivo del crecimiento del PBI son las exportaciones netas, dato que surge de la diferencia entre exportaciones e importaciones -lo que comúnmente se conoce como déficit comercial, o superávit, si se da el caso. El retroceso del déficit comercial ha estado impulsando al PBI, pero este efecto también está evaporándose hoy.
 
El dólar estadounidense ha estado fortaleciéndose a paso acelerado, al tomarse una evaluación relativa frente al resto de las monedas importantes del mundo. Esto no significa que el dólar per se sea fuerte; la moneda americana apenas está saliendo victoriosa en un concurso de gente horrenda. Significa, asimismo, que el resto de las unidades de cuenta está perdiendo valor con una mayor velocidad que el dólar.
 
Un dólar más fuerte desde un punto de vista relativo volverá más caras las exportaciones de los Estados Unidos, al tiempo que abaratará los costos de importar. Esto exacerbará el déficit comercial y reducirá las exportaciones netas, ergo, contrayendo el PBI americano.
 
Tal como sucede con el colapso de nuevas colocaciones para las empresas privadas, el retroceso de las exportaciones netas auspicia una mayor contracción económica. Para el ciudadano de a pie, esto significará mayor desempleo y un deterioro en la calidad de vida. Tras haber sido exprimida por la inflación mientras duró el boom, la clase media recibirá primero el fuerte impacto del desempleo negativo cuando arrecie la crisis.
 
Para las élites en Washington cuyas políticas antienergéticas, anticrecimiento y pro-inflacionarias provocaron el presente desastre, la recesión trae interesantes oportunidades de compra. Los precios para bienes tales como real estate y acciones tienden a desmoronarse en tiempos de contracción económica, en razón de que mucha gente liquida sus tenencias. La 'plebeya' preocupación frente al desempleo siempre golpean desproporcionadamente a las familias de ingresos medios; nunca a los ricos.
 
Tal como lo diría el analista Victor Davis Hanson, 'Las élites siempre están exentas de las ramificaciones provocadas por sus propias acciones'.


Artículo original, en inglés


El autor, E. J. Antoni, se desempeña como fellow de investigación para economía regional en el Centro para Análisis de Datos, en el think tank estadounidense The Heritage Foundation, en Washington, D.C.. Publica con frecuencia en The Daily Signal.