INTERNACIONALES: PETER BROOKES

Al respecto del trabajo secreto de la República Popular China en el concierto de la biotecnología

Mientras la inteligencia estadounidense trabaja sin cesar a efectos de identificar el origen preciso del virus SARS-COV2...

18 de Septiembre de 2022

 

Mientras la inteligencia estadounidense trabaja sin cesar a efectos de identificar el origen preciso del virus SARS-COV2 (COVID-19) en China, se conocen otras buenas razones para nutrir la preocupación en torno de las investigaciones impulsadas por Pekín en materia de biotecnología, ensayos que podrían ser empleados contra los aliados de Washington en un eventual escenario de crisis, o de un potencial conflicto.

Armas biológicas chinas, Laboratorios militares chinos, Amenaza china, PekínEn efecto, el reciente informe desarrollado por el Departamento de Estado y remitido al Congreso de los EE.UU. -relativo a control de armamento, no-proliferación y tratados de desarme- subraya el carácter recurrente de las preocupaciones de cara al cumplimiento chino de los considerandos tipificados en la Convención de Armas Biológicas.


Mientras que la referida Convención habilita a Estados firmantes a involucrarse en investigación pacífica (como ejemplo: el desarrollo de vacunas) a efectos de contrarrestar y proteger contra el accionar de agentes microbianos y biológicos y toxinas, les prohíbe taxativamente desarrollar, poseer, almacenar y emplear fórmulas con propósitos militares de naturaleza ofensiva.

Revelando su preocupación, el Departamento de Estado observa:

La recurrencia del involucramiento de la República Popular China (PRC) en actividades relacionadas con aplicaciones de uso dual -esto es, relativo a uso civil y/o militar-, aumenta las preocupaciones al respecto del cumplimiento de Pekín con el Artículo Primero de la Convención sobre Armas Biológicas.

Adicionalmente, los Estados Unidos de América no cuentan con información suficiente a criterio de determinar si acaso la República Popular China ha eliminado su conocido programa de evaluación sobre guerra biológica, conforme lo requerido por los considerandos del Artículo Segundo de la citada Convención.

De acuerdo a los contenidos de un informe desarrollado y presentado por el Departamento de Estado en abril pasado, China -que se unió a la Convención sobre Armas Biológicas en 1984- tuteló un programa de armamento biológico desde los años cincuenta hasta fines de la década del ochenta; programa que debió ser finiquitado, reenfocado hacia otras áreas permitidas, o bien destruído, ni bien tomó ese país la decisión de unirse a la Convención.


Al día de la fecha, Pekín no ha reconocido la existencia ni el destino de su programa de armas biológicas que data de la Guerra Fría, desarrollo que convirtió en armas 'la ricina, la toxina botulínica, y los agentes que fungen como vectores de ántrax, cólera y la tularemia'.

Más alarmante aún, el Departamento de Estado americano ha informado que las instituciones médicas del andarivel militar en la República Popular China han publicado material de investigación que trató sobre la 'identificación, el testeo y la caracterización de distintas familias de potentes toxinas con aplicaciones de uso dual -civil y/o militar-' que podrían representar una amenaza en la forma de armamento.

Asimismo, el informe del Departamento de Estado ha advertido que existe información adicional en el 'anexo sobre clasificaciones superiores', lo cual implica que puede existir un complemento de detalles que no serán dados a conocer al público, en razón de que el análisis está fundado en fuentes y metodologías sensibles de inteligencia.  

Resulta también perturbador el hecho de que Pekín decidió posponer un cónclave bilateral de orden virtual sobre la Convención de Armas Biológicas con los EE.UU.; ello sucedió en 2021, mientras que China también canceló un encuentro programado similar a comienzos de 2022. Tales acciones no inspiran confianza en la era del COVID-19, considerándose también las relaciones en estado de tensión entre Washington y Pekín.

El informe anual del Pentágono al Congreso -datado de fines de 2021, y que entendió sobre el poderío militar chino- también subraya el alcance de los reparos, al apuntar: 'La República Popular China continúa desarrollando su infraestructura biotecnológica, y alimentando la cooperación científica con naciones que generan preocupación'.

De igual modo, el informe de los militares estadounidenses subraya los desarrollos consolidados por Pekín en el ámbito de la tecnología de punta, en razón de sus potenciales aplicaciones militares. La mención cita a la biotecnología, con particular foco en los campos marginales de la medicina de precisión, la guerra biológica, la optimización de las capacidades individuales de los soldados en teatros de operaciones, y las mecánicas vinculadas al trabajo mancomunado entre hombres y máquinas.

Toda vez que no solo se centra en China exclusivamente, la Evaluación Anual de Amenazas originada en la Dirección de Inteligencia Nacional para la Comunidad de Inteligencia -edición 2022- amplía las advertencias del Pentágono, en el siguiente párrafo:

El veloz avance en el uso de tecnologías duales, incluyendo la bioinformática, la biología sintética y la edición genómica, podrían habilitar el desarrollo de novedoso armamento biológico con capacidad para dificultar la detección, la responsabilidad o atribución, y el tratamiento.

Siendo que es notoria la ausencia de detalles de alta especificidad en los informes gubernamentales estadounidenses -probablemente, atendiendo a lógicos motivos de restricciones en la clasificación de información-, la prospectiva general frente al uso dual de tecnologías por parte de las fuerzas armadas chinas es particularmente perturbadora.

Aún cuando es marcadamente importante el asunto del COVID-19, la falta de transparencia incurrida por Pekín no es el único tema que multiplica las preocupaciones de rigor.

El reportado esfuerzo de parte de civiles y militares chinos en materia de investigación biológica podría ser parte central de la creciente amenaza que Pekín representa, en perjuicio de los Estados Unidos de América y de sus aliados en tiempos presentes -y con potenciales perjuicios para otras naciones en el futuro cercano.   


Artículo original, en inglés

 

Sobre Peter Brookes

Es Analista Senior en temáticas relativas a seguridad nacional en la Fundación Heritage, Washington, D.C. En la actualidad, Brookes ejerce su tercer período como miembro designado en el congreso estadounidense de la Comisión de Revisión de Seguridad y de Economía entre Estados Unidos y la República Popular China. Anteriormente, se desempeñó en la Administración del ex presidente George W. Bush como secretario adjunto de Defensa para Asuntos de Asia y del Pacífico, en donde fue responsable por la política de Defensa de EE.UU. de 38 países y cinco alianzas bilaterales en el continente asiático.