INTERNACIONALES: BRETT REDMAYNE-TITLEY

Reino Unido: si su banco cae, no camine; corra

A medida que una nueva recesión global se espiraliza en la forma de una depresión económica...

26 de Agosto de 2022

 

A medida que una nueva recesión global se espiraliza en la forma de una depresión económica, los bancos centrales se atienen al dilema de Hobson: detener rápidamente la inflación minorista núcleo (core), o bien detener la producción nacional de deflación. En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra no puede hacer ambas y, al igual que la Reserva Federal de los Estados Unidos, carece de los instrumentos económicos para lidiar de forma coherente con ambos problemas.

China, Henan, Corrida bancaria y financiera
El ahorrista británico se encuentra, hoy día, en una situación de alto riesgo.

La libra esterlina toca, por estas épocas, su valor histórico más bajo, mientras que el colectivo bancario predice, súbitamente, una catástrofe. Irónicamente, esas mismas instituciones bancarias se muestran hoy apalancados exponencialmente en derivados financieros, mucho más de lo que estaban en oportunidad de la chicanería financiera que dio lugar a la Gran Recesión de 2008, en el sector de las hipotecas. En esta oportunidad, con los derivados fuera de control en prácticamente todo sector financiero en operaciones, los depositantes harían bien en entender una serie de verdades inconvenientes; la primera de ella es que los ahorristas, al exigir el retorno de su dinero, no son quienes están primeros en la fila. Tampoco serían los segundos en ella.

En razón de que los ahorristas son un componente terciario en esta crítica relación financiera, lo cierto es que, cuando vuestro banco cae, Usted no debe caminar. Sino correr.

Desde 2008, los bancos percibidos como 'Demasiado grandes como para caer' se consolidaron, incrementando más que nunca su poderío y tamaño. Por estas épocas, son importantes centros políticos que controlan economías mundiales para el propio provecho. Durante años, el legendario inversionista Warren Buffett calificó a los derivados como 'bombas de tiempo financieras' -tanto para las economías nacionales como para los ciudadanos. Debe también apuntarse que Paul Volker, ex presidente de la Fed, abandonó -en febrero de 2011- su posición en el Comité Consultivo para la Recuperación Económica de la Administración Obama, disgustado frente al impulso recurrente otorgado a derivados no-regulados.

La cita de la economía mundial actual con la novedosa recesión fue adelantada tras la debacle producida por el crash de 2008, cuando el Programa de Alivio para Activos Comprometidos (TARP, de los EE.UU; Troubled Asset Relief Program) estabilizó el sistema financiero forzando al gobierno federal a adquirir garantías (securities) sin valor, respaldadas por hipotecas y por stocks bancarios declinantes (en no menos de US$ 426.4 mil millones). Asimismo, el programa TARP entorpeció subrepticiamente a la legislación nacional diseñada para eliminar, para siempre, la necesidad de cualquier eventual 'nuevo rescate' (bailout).

Tras los rescates globales, el contexto allanó el camino para la Reforma Dodd-Frank para Wall Street y para el Acta de Protección al Consumidor, sobre las que se afirmó: '... tendientes a resguardar al contribuyente estadounidense, poniendo fin a los rescates'. La firma financiera Davis Polk estima la extensión definitiva del modelo Dodd-Frank, el proyecto de ley aprobado por mayor tiempo por el gobierno estadounidense, de más de 30 mil páginas. Previo a la aprobación del proyecto, los seis bancos más grandes de los EE.UU. gastaron US$ 29.4 mil millones para hacer lobby en el Congreso, e inundaron Capitol Hill con un aproximado de tres mil lobbistas para asegurar la protección de las instituciones bancarias -no la de los ahorristas.

Mientras tanto, el contribuyente americano promedio asistió como mudo testigo a la licuación de sus fondos de pensión; los comercios en bancarrota se deshicieron en un santiamén de sus obligaciones de retiro para el largo plazo -y los futuros financieros de sus familias se alejaron de cualquier preocupación.

Bajo Dodd-Frank, la FDIC -acrónimo de la Corporación para Seguros de Depósitos del gobierno federal- fue recompensada con nuevos poderes y metodologías para 'garantizar' los 'ahorros de los depositantes'. Bajo la tutela del programa TARP, esos poderes también fueron incluñidos en la Autoridad para la Regulación de Prudencia en el Reino Unido, en 2012. Ambas agencias pusieron un punto final a los rescates. Sin embargo, lo hicieron reconvirtiendo a los rescates, milagrosamente, en algo nuevo, conocido como 'Bail-in'. Peor todavía, al redefinir los depósitos bancarios, de pronto, las consecuencias de los fallos bancarios irían a parar al ahorrista, que nada de esto sospechaba.

Normalmente, frente a cualquier liquidación ordenada por cualquier tribunal, como antes la bancarrota de Lehman Brothers en 2008, o como en el caso de Bankia (España, 2013), los aportantes de un banco -como tales, los depositantes- son los primeros en recibir pagos, en razón de que los suyos son activos duros al ser depositados inicialmente; no se trata de inversiones, ni de especulación. Con frecuencia, estos depositantes protegidos tenían prioridad legal al registrarse una liquidación. Sin embargo, a partir de la nueva definición de 'Bail-in', los depósitos en efectivo del ahorrista no son hoy garantizados, pero... los derivados financieros y otros aventurismos similares de altísimo riesgo percibirán sus pagos mucho antes que los ahorristas. Si es que queda algo con qué pagar.

El Título II de Dodd-Frank le otorga a la FDIC un nuevo brazo para la aplicación de la ley: la OLA (Orderly Liquidation Authority o Autoridad para Liquidaciones), similar a la contraparte británica de la Prudent Regulation Authority (PRA). En igual sentido, el gobierno canadiense dio a conocer un documento oficial, intitulado Plan de Acción Económica 2013, que refiere: 'El gobierno propone implementar un régimen de 'Bail-in' de aplicación sistémica para bancos de primera magnitud'.

Ahora mismo, la exposición global en derivados financieros -tutelados por bancos e instituciones financieras- se ha amplificado dramáticamente, alcanzando la cifra de más de un trillón de dólares, distribuídos en virtualmente todos los sectores del mundo de las finanzas. En 2008, sólo se trató del sector del real estate. Sin embargo, el 2010, los autores de Dodd-Frank poco hicieron para implementar mecanismos de control frente a la truculencia de los derivados. El 10 de diciembre de 2012, un paper para una estratagema conjunta fue esquematizada por el Banco de Inglaterra, junto con el FDIC, que decía -en parte-: '... Las autoridades en los Estados Unidos y el Reino Unido han estado trabajando mancomunadamente para desarrollar estrategias de resolución... a efectos de habilitar a instituciones financiera... sin que se dispongan fondos públicos para ello'.

Lo cual suena muy bien, hasta que Usted toma nota de la letra chica.

Actualmente, los bancos británicos están obligados a contar con una reserva del 18% de los depósitos bancarios. Pero esa reserva no se aplica a los derivados. Hoy mismo, los bancos en el Reino Unido exhiben una exposición de trillones de dólares en derivados financieros. Esto significa que esos derivados serán pagados utilizando, primeramente, el dinero del ahorrista de a pie -bajo los considerandos tipificados por Dodd-Frank, OLA, PRA y los bancos que hagan frente al abismo.

Más aún, siendo que los bancos en los Estados Unidos y en el Reino Unido almacenan hoy US$7 trillones y US$1.4 trillones respectivamente en dinero de ahorristas individuales, el arcón de respaldo de US$ 25 mil millones de la FDIC no servirá de mucho. La información más reciente del Banco de Inglaterra resume la exposición bruta total de activos y liabilities en £5.17 trillones -un incremento del 1% sólo durante 2022. En los EE.UU., el monto supera los US$ 200 trillones. Sin embargo, el Banco de Inglaterra se encuentra sobregirado, situándose sus reservas muy por debajo del requisito legal para rescatar al recientemente definido 'Bail-in'.

Los arquitectos de Dodd-Frank y PRA tienen bien claro que los costos le serían transferidos a los ahorristas particulares, previo a que el acta fuera firmada. Conforme lo apuntara John Butler, en oportunidad de compartir un análisis en Financial Sense:
 
'¿Ve Usted la artimaña confeccionada aquí? Bajo el disfraz de la protección del contribuyente y del depositante... estos serán sometidos arbitrariamente... cuando, en rigor, tienen prioridad legal para el reclamo'.
 
Millones de personas en todo el mundo ya han perdido sus hogares, sus fondos de pensión, sus planes de retiro -y, en consecuencia, sus sueños-; en 2008, asistieron como testigos al hecho de que los rescates no sirvieron para que aquéllos pudieran llenar sus mesas con alimentos, ni sus tanques con combustible. Más allá de los nuevos 'Bail-ins', sin embargo, en 2010, los bancos rescatados también fueron recompensados con una novedosa y más esperanzadora definición. Antes denominados Too Big To Fail (TBTF), ahora fueron rebautizados como 'Globally Active, Systemically Important, Financial Institutions' (G-SIFI); o Instituciones Financieras Sistémicamente Importantes y Globalmente Activas.

Al refedinirse al bailout como Bail-in, Dodd-Frank le otorgó nuevos poderes a la FDIC y a la OLA -y, transitivamente, a la PRA- para contar con una resolución más draconiana. Esto significa que cualquier fondo depositado en cualquier banco puede, a efectos de garantizarse pagos, ser retornado al depositante en la forma de acciones bancarias.

Pero el asunto se pone peor.

Un informe de la FDIC dado a conocer en 2012 subraya: 'Un sendero eficiente para returnar las operaciones seguras del grupo G-SIFI al sector privado sería... convertir una cantidad suficiente de deuda no garantizada desde los aportantes u acreedores originarios -los ahorristas-... en acciones del tipo equity'. Un informe del Fondo Monetario Internacional del 24  de abril de 2012 también respaldaba la conversión de depósitos bancarios a acciones, recurriendo a la definición del Bail-in.

Ese fue el caso de 2008 en Chipre, en Grecia y también en España. A efectos de que los depositantes y ahorristas afectados recuperasen el valor remanente en efectivo de lo que antes tenían en sus estados de cuenta, las acciones a ellos asignadas debían, eventualmente, ser vendidas. Cuando se produjo la caída de Lehman Brothers, los ahorristas no protegidos eventualmente recibieron sólo 8 centavos por dólar. Más de un millón de clientes de Bankia en España, forzados por decreto a convertirse en accionistas, recibieron como retorno sólo el 5% del total cuando, finalmente, comerciaron su stock.

Al igual que la Gran Bretaña, los Estados Unidos y el grueso de las naciones de la Unión Europea, hoy China asiste al final del ciclo de vida de una economía respaldada meramente por deuda y  pasivos. El 18 de abril, más de 400 mil ahorristas de cinco bancos regionales en la provincia de Henan vieron cómo se les prohibía hacer retiros de dinero. A pesar de la conmoción social resultante, las autoridades chinas poco hicieron para resolver nada; excepto prometer un rescate máximo de 50 mil yuanes; equivalantes a US$ 7.445. En apariencia, China no le pagará a nadie en el corto plazo. La pasada semana, Pekín movilizó a sus fuerzas armadas para proteger a esos mismos bancos frente a furiosas turbamultas compuestas por ahorristas... previo a que las autoridades anunciaran que el público recibiría sus pagos, en acciones.

Así las cosas, mientras la libra esterlina colapsa, el desempleo se amplifica, el precio del combustible alcanza subas históricas en cercanía del invierno, el ahorrista promedio en el Reino Unido haría bien en tomar nota de algunas verdades evidentes: jamás confíe Usted en banco alguno. Pero, por sobre todo: si su banco cae, no camine; eche a correr.


* El autor, Brett Redmayne-Titley (en Twitter, @WatchRomeBurn) es periodista independiente y fotógrafo. Colaborador, entre otros, en The Unz ReviewZeroHedgeAsia TimesGlobal Research -todos ellos, de Estados Unidos. Su sitio web personal, WatchingRomeBurn.uk. Su correo de contacto: live-on-scene (@) gmx.com.