POLITICA ARGENTINA: ANTONIO CAMOU

¿Alcanza con una foto?

Jorge Luis Borges solía decir que, en los listados, lo que más se notan son las omisiones.

06 de Agosto de 2022

Jorge Luis Borges solía decir que, en los listados, lo que más se notan son las omisiones. En este caso, ni Cristina Fernández de Kirchner ni su hijo Máximo estuvieron entre el medio millar de invitados a la asunción del nuevo (¿súper?) ministro de economía, Sergio Massa. Ignoro si acaso les habrán remitido las tarjetas del convite, o si las mismas se perdieron en el camino, pero el dato estridente es que pegaron el faltazo. Para compensar, asistieron Nito Artaza, Moria Casán y Néstor 'Pipo' Gorosito, aunque entiendo que tienen otro espesor institucional.

Cristina Kirchner y Sergio Massa, Crisis políticaPor ahora, y hasta nueva orden, la Sra. de Kirchner apenas le ha concedido graciosamente una foto al político tigrense. Una foto con un texto de circunstancias, que incluso al diario oficialista Página 12 lo dejó con gusto a poco: 'La presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner, recibió hoy al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien asumirá el miércoles como ministro de Economía, Producción y Agricultura de la Nación (sic)'. Más allá de que el nombramiento terminó siendo bastante menos ampuloso, vale la pena destacar que la imagen se publicó desde la cuenta oficial del Senado, un espacio eminentemente protocolar, pero la página personal de CFK ni siquiera lo registra. Al menos hasta el momento en que estoy escribiendo estas líneas, la última información disponible es del 18 de julio, cuando subió a la plataforma el video con el ataque político a la Corte Suprema de Justicia. O sea, otra agenda -que le dicen. 

'La contundencia de la imagen no hizo necesario un texto que contenga un mensaje especial', justificaron desde el oficialismo, acostumbrados a justificar cualquier cosa. No obstante, en una persona como la vicepresidenta, capaz de pontificar sobre las más diversas materias, su falta de un compromiso discursivo explícito con el (¿nuevo?) rumbo del gobierno es una cuestión que merece alguna consideración. Y si nunca fue fácil interpretar el sentido de las palabras, desentrañar silencios es aún más complicado. En principio, vale consignar tres puntos a tener en cuenta.

En primer lugar, la reducción del nombre del ministerio (entre lo que fue el anuncio original y el Boletín Oficial) no es del todo trivial: si bien las áreas de desarrollo productivo y agricultura quedan bajo su mando, Massa no es el 'superministro' que maneja el conjunto de resortes fundamentales de la economía. Al contrario, deberá convivir con funcionarios que son del riñón kirchnerista y con los que ya veremos cómo se lleva. Asimismo, la reducción del organigrama ministerial ha sido mínima. Si se pensaba en una fuerte reducción del número de ministerios, tanto para dar una señal general de ajuste fiscal como para hacer converger buena parte de las decisiones del proceso ingreso-gasto en las manos de ex intendente de Tigre, ninguna de esas expectativas se ha cumplido.

A esto se agrega –como es sabido- que Massa carece de formación como economista profesional, lo que suma un desafío extra a la problemática de la coordinación político-técnica de la implementación de las medidas a tomar. Cuando Domingo Felipe Cavallo asumió por primera vez el ministerio, con un equipo propio aceitado durante años y con el fortísimo aval político de Menem, jefe indiscutido del peronismo, lo llamó a Juan J. Llach más o menos con estas palabras: 'Necesito alguien que pueda pensar, porque yo voy a tener que andar apagando incendios de un lado para otro'. Ya veremos en quién recae la delicada tarea de 'pensar' y de coordinar la implementación de las medidas que todavía no se han terminado de anunciar.

En segundo término, es claro que la entrada de Massa fortaleció políticamente a un gobierno que caminaba al borde del abismo económico, a la vez que terminó de desdibujar la anémica imagen del presidente. Pero tanto el primer mandatario como la vice siguen estando allí. En estos días se ha machacado en la prensa –con demasiada rapidez y facilidad- que estamos ante un 'nuevo sistema de poder'. A mi juicio, creo que el sistema es el mismo de antes pero con un significativo desplazamiento de protagonistas. El espacio gravitacional que antes ocupaba Alberto Fernández, ahora –desde otro lugar en el organigrama- lo ocupa Sergio Massa.

Sin lugar a dudas, la distancia entre el presidente y el nuevo ministro son relevantes. Más allá de las diferencias de personalidad, el tigrense es un dirigente con anclaje territorial propio, con múltiples vínculos directos con el 'circulo ojo' y con una identidad política tortuosa aunque reconocible. Pero lo más importante es que a Alberto le fue concedido el poder desde arriba, mientras que Massa llegó al poder desde un costado y porque se lo necesitaba. El desubicado cántico de sus seguidores al final del acto de hace pocos días –vindicando al Frente Renovador- es un resumen un tanto grotesco de esa identidad propia, que lo singulariza dentro de la coalición gobernante. Tal vez no sea ocioso recordar en este momento una molesta figura del pasado: lo que ese frente venía a “renovar” –que en los manuales de etimología justicialista significa 'enfrentarse con' y/o 'desplazar a'- era, precisamente, al kirchnerismo.

En otros términos, del mismo modo que el conjunto de medidas anunciadas hasta ahora no constituyen un 'plan', tampoco me apresuraría a decir que exista 'un cambio del sistema de poder'; en todo caso, lo que vemos por ahora es más bien 'un cambio en el sistema de poder', que no es lo mismo. Como esos sistemas estelares que estudia la astronomía, el Frente de Todos tiene ahora dos estrellas rutilantes en el primer plano (CFK y Massa), acompañados por una estrella enana (perdón, Alberto). En las próximas semanas, ya tendremos oportunidad de observar si logran orbitar en torno a un centro de gravedad común,​ ligadas por la inclemente fuerza de las circunstancias.

Finalmente, queda por saber a qué jugará Cristina. Mi impresión es que hasta nuevo aviso su juego será 'esperar y ver': ni despegue (de Alberto) ni hostigamiento (como contra Martín Guzmán), pero lejos está de comprometerse de manera frontal, por eso eligió la sinuosidad cortesana de una imagen muda. Curioso en Ella que ordena producir videos tan animados sobre las cosas que realmente le preocupan. Así, Cristina parece decirle a Massa: 'Si te va bien, estuve con vos desde el primer momento (¿te acordás de esa fotografía tan bonita que nos sacamos?); si te va mal, la culpa será del cascoteado Alberto que no sabe elegir ministros de economía'. Naturalmente, no es una cuestión menor lo que significa en estas complejas circunstancias que nos vaya económicamente 'bien', cosa que dejamos para discutir en otra oportunidad.

Termino regresando al principio. Hace unas pocas semanas atrás, cuando se barajaban nombres de diferente tamaño y color para reemplazar al renunciado ministro Martín Guzmán, dicen que CFK dijo, con una claridad incontaminada de cualquier sutileza: '¿No será poco Silvina Batakis?'. 

Ahora, la pregunta es igualmente sutil, aunque levemente distinta. En la medida en que la vicepresidente sigue siendo política e institucionalmente co-responsable de la cabina de mando: ¿no será poco una foto?


* El autor, Antonio Camou, es profesor-investigador del Departamento de Sociología (Universidad Nacional de La Plata) y docente de postgrado de la Universidad de San Andrés. Las opiniones son a título personal. Sus artículos en El Ojo Digital pueden leerse en el siguiente link.