INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

Estados Unidos: el rol de 'polícia del mundo' es un trabajo de tiempo completo

China se planta frente a la intervención militar liderada por los EE.UU. en el sur de Asia.

02 de Agosto de 2022


Todo líder y funcionario de primera línea hoy en el poder en el denominado mundo occidental parece haber olvidado que la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue fundada en 1949 portando, ostensiblemente, un rol defensivo, cuya finalidad era contrarrestar la expansión del comunismo de estilo soviético en Europa.

China, Fuerzas militares chinas, Doctrina geopolítica chinaEse rol de prorrogó como raison d’etre de la organización, hasta que los propios gobiernos comunistas colapsaron tanto en Rusia como en los Estados de la Europa Oriental que, colectivamente, habían integrado el Pacto de Varsovia hasta los años noventa. Después de aquella instancia, la OTAN se había quedado sin razón para justificar su existencia, conforme la amenaza encarnada por el Kremlin y sus aliados se desvaneció, virtualmente, de la noche a la mañana.

Sin embargo, dirigentes políticos en apariencia inteligentes fueron rápidos a la hora de poner a la referida alianza en terapia intensiva, en lugar de, sencillamente, desmantelarla. Al estar ausente la amenaza consignada por el Pacto de Varsovia, la OTAN fue forzada a fraguar otras razones desde las cuales mantener los niveles de fuerza militar para, velozmente, ser optimizadas y desplegadas en pie de guerra. Washington y Londres se plantearon como impulsores de esta maniobra, citando hoy la vetusta defensa de un 'orden internacional basado en reglas', así como también de la 'democracia' y la 'libertad'. Y, por fortuna para muchos generales y contratistas de la Defensa, pronto fue posible hallar novedosos enemigos que proporcionaron justificativo para el gasto militar adicional. El primer notorio involucramiento por fuera de las obligaciones tipificadas en el tratado original fue, sin dudas, en Europa; pero tuvo lugar en los Balcanes, mediando la operación Fuerza Deliberada (Deliberate Force) de la OTAN, en 1995. Ese conflicto llegó a su fin tras firmarse en Acuerdo de un Marco General para la Paz en Bosnia y Herzegovina; fue firmado en París, el 14 de diciembre de 1995. Las negociaciones de paz finalizaron una semana más tarde, pero los combates entre Kosovo y Serbia regresaron al año siguiente, lo cual condujo a otra internvención de OTAN que, eventualmente, remató con la restauración de la autonomía de Kosovo y con el despliegue de fuerzas de la alianza, las cuales bombardearon a los serbios para forzar el cumplimiento del borrador de un convenio de cese al fuego.

Asimismo, la OTAN desempeñó un rol improbablemente suficiente durante la invasión y posterior ocupación estadounidense de Afganistán; las acciones fueron justificadas con el argumento de que Afganistán fuese libre para determinar su propio curso. Sin embargo, esa geografía se convirtió en una zona caliente para el terrorismo, lo cual inevitablemente consignó un impacto en los Estados Unidos y en Europa. El argumento era frágil, pero no había nada mejor para justificar la intervención en su momento, involucrando tropas de naciones amigas -como fue el caso de Australia. Como ya hemos podido comprobar, no obstante, tales argumentos carecían de mérito, en razón de que Afganistán se convirtió en un pozo sin fondo para presupuestos, y también en un gigantesco cementerio para miles de residentes locales y soldados. Hoy, el territorio ha vuelto a quedar en manos del Talibán, tras una desprolija retirada de las fuerzas estadounidenses y el colapso del gobierno-títere implantado en Kabul por Washington.

Aceleremos el reloj, para llegar al actual presidente estadounidense. Conforme todos con excepción de Biden ya lo han reconocido, los Estados Unidos de América y la OTAN se encuentran hoy involucrados en una guerra subsidiaria o proxy contra Rusia en Ucrania -desarrollo bélico que, para algunos, comparte atisbos de Tercera Guerra Mundial. En razón de que Moscú no ha amenazado ni ha atacado a Estado-miembro de la OTAN alguno, el argumento defensivo empleado para armar y entrenar a fuerzas militares ucranianas ha caído ya en la irrelevancia. Como tampoco resulta creíble que Rusia sea un paraíso para terroristas; antes, bien, es lo contrario. Con todo, Biden ha declarado que los Estados Unidos tomarían parte en el combate a favor de Ucrania, 'por el tiempo que sea necesario'. ¿Se refería el presidente a años de tiempo, todo ello sin mediar una declaración de guerra por parte del Congreso, tal lo exigido por la Constitución de los propios Estados Unidos?

Y parece que habrá mucho más. Joe Biden, durante su reciente periplo al Estado de Israeldejó en claro que los EE.UU. estaban 'preparados para emplear todo elemento disponible de su poder nacional', a efectos de impedir que Irán se haga de un arma nuclear, en tanto prometió al gobierno israelí que se comprometería a hacerlo. Si Biden insiste con el argumento de que Irán es una amenaza internacional debido a su amenaza de desarrollar armamento atómico, ¿apelará a la OTAN para respaldar una operación militar conjunta para desarmar a ese país? Entiendo, desde lo personal, que perfectamente podría llevar a cabo esa promesa. E incluso que el mandatario podría considerar hasta qué punto el asunto podría ser fraguado por Israel, convirtiéndose en una trampa. Tel Aviv considera que el actual programa nuclear iraní busca desarrollar un arma, que 'continuarán con ese plan', y muchos legisladores en el Congreso de los EE.UU. están de acuerdo con esa perspectiva.

De tal suerte que, si acaso Irán claramente persigue su meta de construir un dispositivo termonuclear, el momento para atacar a Teherán sería hoy, ¿no es así? Y téngase presente el formato multifacético de la acusacion israelí-americana. Poco después de los encuentros privados mantenidos por Biden y su staff con los israelíes, fuentes del gobierno en Washington activaron los mecanismos para lo que podría venir, diseminando informes al respecto de que Irán podría estar comercializando aeronaves no-tripuladas de alto poder ofensivo a Rusia, para su empleo en Ucrania, y lo propio otros informes supuestos que, con fuente también en Washington, refieren que Irán estaría planeando asesinar a funcionarios estadounidenses de alto nivel, en venganza por la aniquilación del General Qassem Soleimani, de la Guardia Revolucionaria, en enero de 2020. Uno se pregunta, en tal caso, por qué han esperado tanto, y por qué la Casa Blanca se esmera en promocionar este relato, en este momento.

Acto seguido, los Estados Unidos y la OTAN también están involucrándose en la doctrina geopolítica china, en un sendero sobre el cual Pekín ha caracterizado de hipócrita, y que podría llevar a un conflicto armado. Las señales que indican que los chinos podrían terminar en la mira de la OTAN, posiblemente en relación al tema de la independencia de Taiwan, provino de una obscura advertencia personificada en Tony Blinken, Secretario de Estado americano, compartida en la cumbre de OTAN en Madrid, hacia finales de junio pasado. Blinken acusó a China de buscar 'comprometer el orden internacional basado en reglas', misma crítica recientemente planteada contra Moscú y versus Teherán. El apunte de Blinken fue elaborado luego por Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN. El funcionario observó la manera en que 'sustancialmente, China optimiza sus fuerzas militares, incluyendo su armamento nuclear, acosando a sus vecinos, amenazando a Taiwan... monitoreando y controlando a sus propios ciudadanos mediando tecnología avanzada, y diseminando propaganda y desinformación rusas'.


La acusación de Stoltenberg contra Pekín fue seguida de un documento oficial de OTAN, intitulado 'concepto estratégico'; la pieza subraya por primera vez que China representa un 'desafío sistémico' para la alianza, junto a la alianza de carácter 'primario' encarnada por Rusia. El citado documento copió textualmente el idioma empleado por Blinken, citando 'la amplificada asociación estratégica entre la República Popular China y la Federación Rusa, junto con los intentos recíprocos de ambas con el objeto de amenazar el orden internacional basado en reglas, que representa nuestros valores e intereses'.

Finalmente, los gobiernos estadounidense y británico han colaborado para condenar a China como la 'mayor amenaza de largo plazo contra nuestra seguridad nacional y económica'. La declaración se conoció el 6 de julio pasado, tras una conferencia conjunta ofrecida en Londres, en la que Christopher Wray, director del FBI, y Ken McCallum, director general del MI-5 británico, acusaron tanto a China como a Rusia por interferir en los comicios de los Estados Unidos y del Reino Unido. De igual modo, Wray advirtió a los líderes de la industria presentes en la audiencia que el gobierno chino ha estado 'robando vuestra tecnología, y empleándola para cercar a vuestros proyectos y dominar vuestros mercados'.

Zhao Lijian, vocero de la cancillería china, replicó inicialmente -pocos días después de la cumbre OTAN-, apuntando: 'El denominado orden internacional basado en reglas es, en rigor, un mandato familiar, confeccionado por un puñado de países, con miras a servir al interés egoísta de los Estados Unidos'. Agregó luego el funcionario: 'Washington atiende a las reglas internacionales sólo cuando sirve a su propósito'. Al referirse a la cuestión de la OTAN específicamente, Zhao acusó a Blinken de utilizar a la OTAN para 'optimizar la competencia versus China, y para agitar confrontación grupal'. Poco después, completó: 'La historia de la OTAN se comprende a través del modo en que ha creado conflictos y desatado guerras ... arbitrariamente, desatando conflictos bélicos y asesinando a civiles inocentes, aún al día de hoy. Los hechos han probado que China no es la nación que representa una amenaza sistémica contra la OTAN; en lugar de ello, es la OTAN la que consigna un ominoso desafío sistémico contra la paz y la seguridad globales. Treinta años después de terminada la Guerra Fría, la OTAN no ha abandonado su modo de pensar, ni su práctica, la cual se basa en la recurrente invención de enemigos. Es la OTAN la que está creando los problemas alrededor del mund0'.

En cualquier caso, a China le asiste cierta razón. La OTAN amenaza con desatar una guerra, en función de que es una alianza militar. Según se observa, los chinos entienden claramente que la OTAN es la burocracia militar de mayor tamaño en el mundo, que ha sido optimizada desde 1991, y que se superpone con compromisoso institucionales que buscan garantizar su existencia perpetua, cuando no una expansión, aún luego de evidenciarse su inutilidad manifiesta. En consecuencia, Pekín puede preguntarse, justificadamente, ¿cómo es que China -que se sitúa al otro lado del mundo- encajar en la misión 'defensiva' de la OTAN? ¿Cómo es posible que tropas o misiles chinos amenacen hoy a Europa o a los Estados Unidos en modos que jamás lo han hecho antes? ¿Por qué estadounidenses y europeos se autoperciben, de súbito, bajo una amenaza militar originada en China?

Los chinos parecen entender que, si no existe una amenaza contra la cual 'defenderse', entonces la amenaza ha de ser prefabricada, que es precisamente lo que hemos estado comprobando vis-à-vis con Rusia, China, Irán -e incluso Venezuela. Washington se ha vuelto adicto a la guerra, y la OTAN es el instrumento dilecto para otorgarle una pátina de legitimidad al conflicto. El lanzamiento de esos conflictos exige que previamente se manufacture una amenaza imaginaria o, como ha sido el caso de Rusia, provocar el surgimiento de la misma amenaza que la burocracia 'defensiva' fue diseñada para tratar. Todo indica que la OTAN -que hoy inscribe a treinta naciones- está haciendo ambas cosas, y los resultados podrían ser desastrosos para todos los involucrados. Tulsi Gabbard, ex legisladora estadounidense, aborrece particularmente la cínica desaprensión exhibida por la Administración Biden en el proceso. Ha explicado Gabbard: 'La realidad es que el Presidente Biden, los miembros del Congreso, numerosos líderes en nuestro país, los millonarios, todos ellos cuentan con sitios seguros para sobrellevar una guerra nuclear; ellos están detrás de esa meta, alimentándola, mientras que el resto de nosotros, en los Estados Unidos, en Rusia, y personas en todo el mundo, podrían ser pulverizados tras ese evento'.

Chris Hedges, premiado periodista, también ha sabido definir lo impensable; se va haciendo hora de que estadounidenses y europeos tomen nota, y detengan esta locura. Opina Hedges: 'La voluminosa ampliación de la OTAN, no sólo en Europa Oriental, sino en la Europa Central, Oriente Medio, América Latina, Africa y Asia, preanuncia una época de guerras sin fin, y un eventual holocausto nuclear'. Complementariamente, uno podría observar que los neoyorquinos ya han sido informados respecto de cómo proceder ante un ataque atómico. En efecto, éste es, precisamente, el problema: en Washington, contamos con una Administración que debería dedicarse a proteger a las personas que viven en el país, en lugar de fogonear la ocurrencia de escenarios que propicien su aniquilación. ¿Podrá alguien explicárselo a Joe Biden?


Artículo original, en inglés


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.