POLITICA ARGENTINA: SERGIO JULIO NERGUIZIAN

Argentina y el Enigma Milei: cinco tips para sumar a la confusión generalizada

Living-room de un hogar de pequeña clase media. No es un día cualquiera: 2 de abril de 1982...

06 de May de 2022


Continuado de 'La Encrucijada Javier Milei: continuar como francotirador, o dejarse fagocitar por Juntos'.


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Uno. Living-room de un hogar de pequeña clase media. No es un día cualquiera: 2 de abril de 1982. La familia mira en la tele el primer acto del drama Malvinas. De pronto, rompe el estupor la voz de un niño de once años: '(...) Es un delirio.Estos tipos nos van a romper el culo'. Su padre incorpora su metro noventa de estatura, y sus más de cien kilos de peso: una lluvia de patadas y trompadas cae sobre el todavía frágil crítico, dejándolo al borde de la inconsciencia. Este libriano, nacido un 22 de octubre bajo la gobernación astrológica del planeta Venus, cuenta hoy 51 años de edad, y ha declarado -sobre sus padres, aún vivos-: 'Para mí, están muertos. Mi padre me torturó psicológicammente hasta que me recibí y, a mi madre, con su silencio, la considero cómplice'. Es hoy un actor principal de la deprimente realidad argentina y, cuando aparece en televisión, mide más que cualquier otra estrella del firmamento político vernáculo.

Javier Milei, Liberalismo económico, Propuestas de Milei, Discurso de Milei, NerguizianDos. Javier Gerardo Milei es un hecho disruptivo -vocablo hoy en boga, aunque la expresión en boga ciertamente atrase. Su discurso, frenético aunque parcialmente endeble al mismo tiempo, propone una súbita fractura, que replantea una manera tradicional de hacer algo. Un sinnúmero de discursos disruptivos antecedieron al suyo, pero éste es el primero en alcanzar, esgrimido desde el liberalismo fundamentalista , una notoriedad pública incuestionable. Su carácter disruptivo reside en la intención de reunir recursos dispersos (mensaje oral, literatura, gesticulación, atipicidad de conducta privada, administración inteligente de la instalación de la propia figura en el mainstream media), y en procurar volver obsoletos los métodos ensayados hasta ahora para alcanzar el mismo objetivo: la prosperidad económica.

Tres. La desmelenada estrella ascendente es ubicada (y consiente en ser ubicado) entre los que militan en la propuesta antisistema. Los discursos antisistema pueden ser generados desde ambos extremos del arco ideológico contemporáneo. El falangismo español de Primo de Rivera, el fascismo mussoliniano y el nazismo de la Alemania del Tercer Reich identificaban al enemigo con la burguesía y el sistema de valores derivados del ideario de la Revolución Francesa: constituyeron fuerzas -como ya se dijo- antisistema. A su vez, el anarco-sindicalismo de los primeros años del siglo XX, la sustitución del zarismo por la revolución bolchevique en la Rusia de 1917 y la instalación de Mao Zedong en China esbozaron iniciativas antisistema, en tanto y en cuanto pretendieron desmontar el régimen imperante mediante la implementación de metodologías drásticas que incluyeron la violencia como modelo recurrente. En Milei, la invectiva antisistema de su propuesta gira en torno a la tarea de desmantelar 'el Estado bobo y corrupto'. Esta aversión a la participación estatal como interventora y reguladora de los intereses económicos -y aún como magistrada compensadora de las asimetrías entre el capital y el trabajo- es rasgo común a otras 'ideologías', para emplear el término con permisiva laxitud. En la proyección de la secuencia histórica que imagina inexorable, el marxismo afirma que la clase obrera, en aquella instancia en la que se alcanzan las condiciones objetivas de la revolución, instalará la dictadura del proletariado. La misma, una vez consolidada, procederá a la liquidación del Estado, el cual ya no recuperará el rol opresor de la clase obrera. En nuestro país, un sector importante del anarquismo de las primeras décadas del siglo XX rechazaba la sindicalización obrera, advirtiendo que la misma conduciría, en el corto plazo, a la cooptación estatal de las organizaciones obreras y a la burocratización de sus direcciones. La profecía parece cumplida: el Estado se arroga el derecho de atribuír legitimidad de representación a los sindicatos en forma cuasi-discrecional, siempre y cuando esos espectros no propongan la derogación del sistema capitalista. El General Juan Domingo Perón, actor central en la fundación del movimiento obrero tal como lo conocemos, solía decir: 'Yo soy sindicalista; por lo tanto, anticomunista'. 

Cuatro. Otro elemento a resaltar del discurso mileísta surge de la apelación a la violencia: 'Prender fuego al Banco Central' es, sin lugar a dudas, una expresión figurativa, pero la inserción de su propuesta en determinada franja etaria podría explicarse parcialmente a partir de la exaltación de 'lo drástico': el concierto presente se situaría en un punto de insostenible degradación, y los remedios ajustarán su eficacia, toda vez que logren 'arrancar de raíz' las causas que lo generan. Un apotegma de la izquierda muy difundido afirma: 'La violencia de los de arriba legitima la violencia de los abajo'. En los años setenta, miles de voluntades jóvenes fueron seducidas por la violencia como recurso único: del planteo teórico, se transitó hacia la solución militar, hasta concluír los desarrollos en la trágica y conocida ordalía de sangre. Javier Milei grita en público, gesticula, despotrica, y maldice contra el sistema. Sin embargo, propone una organización política para desarticularlo. También son mayoritariamente jóvenes quienes se entusiasman con su planteo.

Cinco. El Diputado Nacional ha publicado una decena de textos en torno a la ciencia económica. En algunos de ellos, se ha detectado la transcripción de párrafos completos tomados de otros autores, sin que se haya cuidado de citar la fuente. El protagonista ha esgrimido una defensa, declarando que sus obras son de divulgación y no tratados eruditos, lo cual haría disculpable la omisión. A un drogadicto, el legislador le replicaría: 'Si querés suicidarte, estás en todo derecho de hacerlo, en cuotas, con la droga. Ahora; si te enfermás, no me pidas que ponga plata de la mía para salvarte'. Defiende el amor libre; practica sexo tántrico ('Puedo estar tres meses sin eyacular'); la prostitución y la libre tenencia de armas deben ser consentidas. La mención de estas particularidades sólo comporta el propósito de afirmar que Milei es (otra palabreja que intenta instalarse) un constructo, esto es, una construcción teórica destinada a comprender un problema complejo determinado. Los rasgos de sus facetas pública y privada, lejos de ser concordantes por obra y gracia del puro azar, constituyen una arquitectura armónica, en el sentido de no contener elementos contradictorios. Este carácter de producto terminado listo para consumo tolera que el mensaje contenga elementos que se rechazan por incompatibles o por un carácter meramente voluntarista: lo esencial es que resulta atractivo y que ciertamente viene a aportar una novedad, frente a una partidocracia atravesada por la mediocridad y la reiteración neurótica de ensayos probadamente fallidos.
 
En el hemiciclo de la Cámara de Diputados de la Nación, a Javier Gerardo Milei se le asignó una butaca en el círculo superior de la metáfora dantesca. A su lado, se sientan -inmediatamente- los cuatro Diputados del Frente de Izquierda y de los Trabajadores.
 
Una humorada sutil de esa cosa insondable llamada casualidad.


 
Sobre Sergio Julio Nerguizian

De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.