INTERNACIONALES: GERMAN GORRAIZ LOPEZ | PUNTOS DE VISTA

¿'Golpe de mano' contra Vladimir Putin?

En su primer mandato como presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin...

05 de Marzo de 2022

 

En su primer mandato como presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin consolidó la defenestración de la primitiva clase dominante proveniente de la época de Boris Yeltsin (los denominados oligarcas, corrupta camarilla mafiosa equivalente a un miniestado dentro del Estado Ruso -en donde vale apuntar que el 36% de las grandes fortunas concentrarían, en sus manos, el equivalente al 25% del PBI. El mandatario ruso procedió a la sustitución de estos individuos, por otros de probada lealtad a su persona, sin veleidades políticas y con el único afán de lucro rápido.
 
Joe Biden y Vladimir Putin, Golpe contra Vladimir Putin en RusiaPutin habría conseguido la licuación de la oposición propia de los países democráticas y la instauración del oficialismo, doctrina política que conjuga las ideas expansionistas del nacionalismo ruso, las bendiciones de la todopoderosa Iglesia Ortodoxa, los impagables servicios del FSB (sucesor del KGB), la exuberante liquidez monetaria consolidada por las empresas energéticas (GAZPROM), y parte del ideario jruschoviano simbolizado en un poder presidencialista con claros tintes autocráticos. El resultado: un gobierno sustentado en sólidas estrategias de cohesión, en la manipulación de masas mediando el férreo control de los medios de comunicación, en la represión de las minorías refractarias, en el culto a la personalidad, y el dogmatismo ideológico.
 
 
¿'Golpe de mano'?
 
La invasión por Putin de Ucrania ha escenificado el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría -Rusia versus los Estados Unidos-, equilibrado sobre el principio de 'acción-reacción'. El desarrollo produjo, por parte de los EE.UU., la implementación de la estrategia kentiana en el plano económico. Dicha estrategia bebería de las fuentes de la teoría expuesta por Sherman Kent en su libro intitulado 'Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana' (1949), que supo postular: 'La guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: [...] armas [...] políticas y económicas'.

Más adelante, añade el trabajo que los instrumentos de la guerra económica 'consisten en la zanahoria y el garrote', esto es, 'el bloqueo, la congelación de fondos, el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro'. Dicha doctrina se plasmaría en la reciente implementación de sanciones contra Rusia, servomecanismo que buscará lograr su inanición financiera y una asfixia económica que desemboque en un default o suspensión de pagos aunado, por intermedio de una inflación estratosférica que provoque una carestía de la vida inasumible por la sociedad rusa y que, a la postre, desemboque en una Revolución de Colores versus Putin.
 
Asimismo, con Joe Biden, podríamos asistir al retorno de las tesis geopolítica de George Kennan, diplomático y consejero estadounidense durante la década del cuarentea, e ideólogo de la denominada política de contención de la URSS. El mencionado subrayó: '(...) afirmar que el derrocamiento de los regímenes hostiles a EEUU es el objetivo principal de los servicios de inteligencia de los EE.UU., es un secreto a voces'. La referida doctrina podría observar su implementación en la conspiración en ciernes contra Putin. De esta manera, el hundimiento del rublo y la previsible ruina económica a la que se vería enfrentada la Federación Rusa tras la imposición de las sanciones occidentales, podría llevar a los oligarcas a dar por amortizado a Vladimir Putin y, en consecuencia, a gestar una trama endógena con el objetivo confeso de debilitar el otrora poder omnímodo del presidente en el Partido y en la Administración para, posteriormente, diseñar su defenestración política por vía de un incruento golpe de mano.
 
Dicha trama sería atribuible al exiliado ex-empresario petrolero Jodorkovski (Rusia Abierta), contando eventualmente con la colaboración, desde el interior, del multimillonario y amigo personal de Putin, Arcady Rotenberg; ídem, el Presidente de Gazprom, Alexéi Miller, y del director de la petrolera Rosneft, Igor Sechin. Ambos moverían a sus peones, estratégicamente situados en puestos claves de la administración, los medios masivos de comunicación, el FSB y ejército, a efectos de, mediando una intensa campaña mediática contra Putin, lograr que el Tribunal Supremo ruso lo acuse formalmente de los mismos cargos con los que decapitó a la camarilla oligarca: abuso de poder, corrupción y delitos fiscales, culto a la personalidad y errores políticos. Con ello, se reciclaría el golpe de mano versus Jruschov y su sustitución por Leoniv Brézhnev, conforme sucedió en 1964.


 
Sobre Germán Gorraiz López

Desarrolla análisis relativos a temas económicos y geopolítica. Publica regularmente en su blog "Los Restos del Naufragio". Reside en Navarra, España.