INTERNACIONALES: LUIS DAVID CARO

América Latina: el centro es la infancia política

Mientras la dirigencia política en Colombia se debate en una suerte de batalla campal discursiva...

16 de Diciembre de 2021

 

Mientras la dirigencia política en Colombia se debate en una suerte de batalla campal discursiva a efectos de dirimir ​​quién es el dueño de las políticas del 'centro', América Latina le apuesta a líderes que le hablen de frente, sin tanta pose, con posiciones firmes, y por supuesto, que les digan la verdad, es decir, que se muestren abiertamente tal y como son. 
 
Debate político, América Latina, Progresismo, CentrismoEn esa lucha por ser el candidato del mero 'centro', muchos han dejado a un lado su autenticidad, sus valores e ideales. Incluso, un candidato izquierdista como Gustavo Petro ya se hace llamar así mismo 'de centro'. La candidatura de Oscar Iván Zuluaga dejó un revuelo al interior de su partido porque, mientras el mencionado salía a todo pulmón a defender las banderas del denominado 'centro', algunos pedían que la candidata fuese la de la derecha, María Fernanda Cabal. Y, si echamos un vistazo a las coaliciones, la que más reclama el centro es la Coalición de la Esperanza, que ahora se ha dado en llamar Coalición Centro Esperanza, y la realidad es que es un consorcio cuyo logotipo ha debido ser una sandía, verde por fuera y rojita por dentro, en razón de que sus integrantes inclinan su agenda más hacia la izquierda. La otra coalición que reclama el centro es Equipo por Colombia, en donde elementos de sus antiguas administraciones gobernaron junto a la derecha
 
El ejemplo más reciente a la hora de certificar que América Latina está dejando a un lado la moda del centrismo es Honduras, en donde una seguidora de la extrema izquierda chavista, Xiomara Castro, llegó a la Presidencia de la República. 
 
En Chile, dos candidatos presidenciales desplazaron a la izquierda moderada y al espectro de centroderecha. Ahora, la carrera por la Presidencia está siendo disputada por el conservador José Antonio Kast, enfrentando al contendiente comunista Gabriel Boric.
 
En Perú, Pedro Castillo, que hizo una campaña política de manera abierta en favor del socialismo, el marxismo-leninismo y la expropiación, logró la Presidencia de la República tras derrotar a la derechista Keiko Fujimori
 
En abril de este año, Guillermo Lasso, derrotó en las urnas al ungido del expresidente Rafael Correa, Andrés Araúz, simpatizante de la extrema izquierda chavista. 
 
Un referente importante es la Argentina, en donde aún cuando el poder continúa poblado por miembros del oficialista Frente de Todos y de la coalición opositora Juntos por el Cambio, el candidato liberal Javier Milei obtuvo diecisiete puntos porcentuales en los recientes comicios nacionales -en representación de la capital del país suramericano. 
 
Otro ejemplo digno de atención es Brasil, cuyo presidente Jair Messias Bolsonaro alcanzó la primera magistratura en 2018 tras derrotar al candidato de Lula, Fernando Haddad -escudero del denominado socialismo del siglo XXI.
 
Pero, ¿por qué en Colombia los aspirantes a conquistar la presidencia insisten en pujar en pos de demostrar quién es más de 'centro'? Pues, los candidatos en Colombia están jugando a la oferta y la demanda en base a unas encuestas, especialmente la de Cifras & Conceptos, que consigna que un 71% de encuestados (2.231 personas) se consideran de 'centro'. No obstante ello, cabe preguntarse: ¿qué es el centro? ¿Acaso la abrumadora mayoría de la ciudadanía colombiana se muestra de acuerdo al respecto qué políticas definen a ese espacio? ¿Quiénes son los referentes colombianos de la pretendida 'ideología centrista''? 
 
En los hechos, los aspirantes a ocupar puestos ejecutivos se avergüenzan al momento de defender sus ideales y de decir abiertamente lo que son. En tal virtud, el 'centrismo' suele ser útil para esquivar respuestas y evitar definirse ante los medios. Infortunadamente, esta impostura se aleja de una verdadera búsqueda de la verdad y propone una recurrente autocensura, por cuanto ciertos candidatos prefieren resguardarse en lo que 'no es conveniente publicar'.
 
En ocasiones también, los contendientes suelen estimar que la toma de decisiones y la gallarda defensa de sus ideales significa polarizar a la sociedad. A contramano de ello, cabe decir que la polarización no es un fin en sí mismo, sino una consecuencia que surje, precisamente, del respeto de las propias convicciones, valores, principios o promesas de campaña. Más aún, el sano ejercicio de la política se dirime en un proceso de polarización constante, en razón de que a diario es preciso tomar decisiones y discutir ideas. ¿Cuál sería el sentido de una existencia en la que nadie plantee posiciones, defienda ideales, valores o programas?

No existe conquista individual o colectiva que no se haya ganado sin oposición; en tal sentido, toda conclusión invita a considerar que la impostura centrista no solo es vergonzante; es infancia política. Es una actitud que se corresponde con aquellos que temen a la polémica, y al sano ejercicio democrático del debate de ideas. Un pánico irracional frente a la polarización


* El autor, Luis David Caro -en Twitter, @LuisDavidCaro-, es Licenciado en Ciencia política en la Universidad Pontificia Bolivariana de Colombia.