POLITICA ARGENTINA: SERGIO JULIO NERGUIZIAN

Secuela post-PASO en Argentina: la construcción de un albertismo sin Alberto

Aquí, se conoció como 'De Repente, en el Verano' (1959; Suddenly Last Summer)...

16 de Octubre de 2021

 

Aquí, se conoció como 'De Repente, en el Verano' (1959; Suddenly Last Summer), con guión de Tennessee Williams y Gore Vidal; protagonizada por Elizabeth Taylor, Katharine Hepburn y Montgomery Clift. Una mujer influyente propone a un médico construirle un hospital, a cambio de que practique una lobotomía a su sobrina. En 2020, se dio 'De Repente, en el Otoño', y la alineación esdrújula pánico-pandémica instaló a buena parte de la Humanidad en un escenario impredecible de presentación bifronte: porque nada hacía estimar probable una catástrofe sanitaria planetaria, y porque nada permitía imaginar el futuro inmediato.

Alberto Fernández, Renuncia de Alberto Fernández, Ajuste de Alberto FernándezCuando lo midieron a Alberto -entre abril y junio-, mantenía un envidiable índice de popularidad, y alguna cosa parecida a 'imagen positiva', con cifras que rozaban en casi todos los sondeos desde un mesurado 50% a un muy entusiasta 70%. La Señora había compartido una lección de realismo político de tal magnitud, que la argucia táctica integra desde entonces los manuales de la dirección por objetivos aplicados a la acción política. El mascarón de proa ideado para seducir los electores que abominan de los extremos funcionaba como un artefacto de relojería. La inteligencia aplicada que lo sostenía se había encontrado con una tragedia, y el listado diario de los miles de habitantes de la 'tercera edad' que dejaban la atribulada república, operaba como una cínica ventaja adicional a criterio de fortalecer la conducción real (el centro de poder cristinista) y la imagen del Poder Ejecutivo Nacional (el centro de poder aparente).

Alberto Fernández había dicho -con énfasis creíble y mirando a los ojos a su poderdante-: 'Nunca más me voy a pelear con Cristina'. Pero, ahora, con los números que le susurraban algunos acólitos súbitamente multiplicados, el abogado deslumbrado hubiera deseado, como Ulises, ser amarrado -para no ceder a los cantos de las sirenas. Quizás, en la aterciopelada discreción de los gabinetes, alguien le habrá sugerido la emancipación blasfémica. Después de todo, nadie ignora que el acopio de poder depende del insumo básico de la traición. La hipótesis de la construcción de un 'albertismo' requería una instancia dramática: no se lo podría erigir con la prudencia de los gradualistas. Era imprescindible, para el éxito de la operación, la violencia controlada de la escisión quirúrgica. Un golpe de palacio inaudito, destinado a confirmar en los hechos lo que había sido diseñado como una farsa. Lo que debía ser aparente ingresaría al plano de la inestable realidad, y se recordaría el consejo del General, cuando advertía: 'La Historia suele calzar zapatos de algodón'.

Pero Alberto no quiso reunir a la tropa de modestos jefes territoriales y dirigentes sindicales. O bien no se sintió preparado para faltar a la palabra, literalmente empeñada. Otro acontecimiento para muchos impredecible como la epidemia asomaba en el horizonte nebuloso y polvoriento de la decadencia argentina.


Después de la caída

La homónima pieza teatral de Arthur Miller se estrenó en 1964, y la crítica señaló entonces que las referencias autobiográficas (negadas por el autor) eran numerosas y las coincidencias suficientes, como para deducir que el autor habla de la que fuera su pareja, Marilyn Monroe. La caída que nos ocupa tiene menos glamour, y alude a la derrota de la propuesta oficial en las PASO -Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias- de septiembre último. Claro que hablar de triunfo y derrota en una compulsa destinada a ordenar la vida institucional de los partidos puede sonar a exceso verbal. Sin embargo, lo que debiera ser a lo sumo una costosa encuesta funge, entre nosotros, como el primero de dos rounds y, eventualmente, de tres. Hay, entonces, en la perspectiva de la antropología racista de comienzos del siglo XX, una degeneración genética que parece irreversible.

La monolítica conducción del Frente de Todos, que en los hechos es hegemonía de la conducción personalizada, se propuso leer el resultado con el mismo realismo con que dos años antes había pensado en Alberto Angel Fernández para el Ejecutivo. Hasta el fatídico 12 de setiembre, el concepto albertismo aludía a la tentación de algún sector de promover una fractura herética, a través de la encarnación del mascarón de proa, con el objeto de confiarle el timón de la nave.

Después de la caída,el vocablo alude a la necesidad oficial de pegar un giro a la derecha: en un clima de tensión inocultable, se producen cambios en la nómina de los integrantes del Gabinete. Ahora, Cristina Kirchner cristalizará en los hechos lo que inicialmente había sido diseñado para ganar las presidenciales. Pero la materialización del replanteo implica la paradoja de que, en esta nueva etapa, Alberto es prescindible. El Presidente ha sido desplazado de la conducción ejecutiva por un gobernador de provincia, el mismo que hace un par de años declaraba que el rol histórico de la Señora estaba agotado. Así como ella pensó para la Presidencia en alguien que la había calificado públicamente de 'psicótica', ahora sugería para la Jefatura de Gabinete a quien había profetizado su ocaso político. Para la Provincia de Buenos Aires, pensó en una intervención virtual a cargo del intendente de un municipio del conurbano, la estirpe de la 'barones' que hubieran acompañado a Alberto en el portazo que no fue.

El Presidente se dispone, en vistas de la previsible derrota del 14 de noviembre, a ejercer su función como la ejercen sus iguales en un régimen parlamentario, en el sentido de que su injerencia en la toma de decisiones trascendentes irá licuándose paulatinamente, hasta reducirse a la de simple testigo de que el sistema democrático sigue en pie. El núcleo reconcentrado del Frente de Todos se dispone a librar batalla con un parlamento parcialmente rediseñado por las matemáticas.
 

Un enemigo del pueblo

En 'Un Enemigo del Pueblo' (Henrik Ibse; ,1882), un médico descubre una bacteria riesgosa para la salud humana, en las aguas de un centro turístico en el que vive. No querrá ser oído ni atendida su denuncia, por cuanto los intereses en juego no lo toleran. Entre nosotros, hay unanimidad en la opinión más o menos sensata de que tres cuestiones deben ser resueltas como condición sine qua non, a efectos de intentar -apenas, intentar- mover a la Argentina de la ciénaga en la que se debate inúltilmente. Fuera de la aceptación de esta dura realidad, restan dos salidas: el estallido del sistema democrático y la estabilización del caos como régimen, por un lado, y cualquier forma de autoritarismo (fascista o sovietizante), por el otro.


Consideremos las tres cuestiones de urgente resolución:
 
1. Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), a fin de recuperar la posibilidad de acceso a las instituciones mundiales de crédito. Defaultear con el Fondo implica ingresar en un virtual concurso de acreedores integrado por todos los países miembros. El convenio, por más generoso que resulte, implicará emprolijar las cuentas públicas, y proceder a una gradual reducción del déficit fiscal.
 
2. El equilibrio fiscal incluirá la rápida eliminación del sistema de subsidios, tanto a las empresas concesionarias de servicios públicos como a los sectores denominados vulnerables de la sociedad, procediendo a sustituírse la ayuda sin contraprestación por trabajo genuino, es decir, sin incrementar la plantilla de empleados públicos (ni permanentes ni contratados).
 
3. Una reforma sustancial del régimen de contratación laboral que data de 1973, cuando aún en el país no se había puesto en marcha el brutal industricidio que redujo al país, en la actualidad, a un proveedor de producción agropecuaria y servicios locales.

 
Alberto permanecerá al frente de la Administración para soportar, ante la Historia, la responsabilidad del doloroso saneamiento impostergable
 
El albertismo sobrevivirá como el gran giro a la moderación, al precio de sacrificar a quien pudo -alguna vez- asumir su representación.


 
Sobre Sergio Julio Nerguizian

De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.