INTERNACIONALES: JOHN MARULANDA

Venezuela: ¿negocio y/o guerra?

Con ese aire de autosuficiencia e inexorabilidad que caracteriza a los 'científicos' comunistas...

13 de Octubre de 2021

 

Con ese aire de autosuficiencia e inexorabilidad que caracteriza a los 'científicos' comunistas, el 6 de octubre pasado, Nicolás Maduro hizo un meloso llamado a los empresarios colombianos para que invirtieran en Venezuela. 'Bienvenidos, colombianos y colombianas; venid a mí, venid a nosotros con vuestras inversiones', dijo sin sonrojarse, como una madre gordinflona acogiendo a su crío.
 
 
¿Invertir, si mirar atrás?
 
Habrá que ver si alguien quiere invertir en un país endeudado, quebrado, hiperinflacionario, vinculado al crimen organizado transnacional y con un éxodo masivo de sus propios ciudadanos -diáspora que se cuenta entre las más importantes del globo.
 
Nicolás Maduro y Vladimir Padrino, Dictadura venezolana'Cantos de sirena', advirtió el presidente colombiano Iván Duque, en referencia a los llamados del sátrapa de Miraflores y de su camarilla. Fiarle a Venezuela es un riesgo muy alto, enfatizó el mandatario. Expropiaciones que afectaron a muchos empresarios colombianos y experiencias de no pago, generan un gigantesco recelo.
 
Cuatro días después de la melosidad madurista, la revista Semana publicó un detallado informe, intitulado 'Colombia en peligro: Semana revela las pruebas de los misiles, bombas y radares que Maduro le compró a Irán'. De acuerdo al texto, 'Maduro está desesperado, (…) pierde cada vez más el control territorial…' y, en las actuales circunstancias,  '(...) puede desestabilizarse geopolíticamente el continente...'.
 
Así, pues, entre una convocatoria económica y una alerta militar, se mueven las relaciones colombo-venezolanas actualmente.

El 4 de octubre, a través de su vicepresidenta y de manera unilateral, el régimen de Maduro ordenó abrir su frontera, por razones comerciales y no humanitarias, con la esperanza que beneficiarse con un alivio comercial transfronterizo que, sin embargo, eventualmente beneficiaría más a Colombia que a Venezuela.

Y el 9, con motivo de la visita de Duque a Villa del Rosario, Miraflores ordenó el movimiento de efectivos y drones al Táchira y el Zulia. Esos drones rusos, lanzados desde La Victoria, al frente de Arauquita, han ingresado en reiteradas oportunidades por Arauca, adentrándose hasta 5 kilómetros en territorio colombiano.
 
Han sido, pues, días agitados; transcurridos entre ofertas de negocios y de amenazas militares, entre llamamientos económicos y advertencias guerreras. Pareciera tratarse de una estrategia con sabor mafioso.
 
 
¿Plomo o plata?
 
A decir verdad, los movimientos de tropas, de aprestos militares y de arreos de guerra a la frontera son inveterados, y vienen desde mucho antes del chavismo. El riesgo es que nos acostumbremos a eso, pues el primer paso pre-bélico es la acumulación de recursos en los sitios críticos desde donde se tirará del gatillo. 
 
Mientras se desarrollan los diálogos con la oposición en México y la campaña política en Colombia ingresa en su fase final, esta disyuntiva de ganancia o guerra es un remedo de aquel dilema infame de la mafia, plata o plomo, elevado ahora a categoría de política de Estado.
 
Como siempre, el juego parece ser el que aplica el comunismo y las películas de Hollywood: mostrarse benévolo, generoso, soportando insultos y golpes y, de esta manera, justificar una reacción excesiva. El argumento venezolano para acumular semejante cantidad de armamento por encima de que su gente esté en un 94.5% de pobreza y el 76.6% en pobreza extrema, ha sido y es el de la defensa. Jugar a ser víctima es la norma de quienes quieren arrebatarle el poder a los que siempre llaman 'victimarios'.
 
Preocupante, eso sí, resulta la presencia cada vez mayor de armamento y de militares iraníes en Venezuela, lo que representa una directa amenaza a la seguridad de los Estados Unidos y que tendría como primera víctima a Colombia. En su momento, Elliot Abrams calificó esta situación de 'intolerable' pero el nuevo gobierno de Joe Biden parece desestimarla, a pesar de las advertencias del Almirante Craig Faller, Comandante del Comando Sur.
 
Finalmente, resta ver cómo se compaginan, en este caso, las perspectivas de negocio y las intimidaciones bélicas, aunque lo que la historia nos enseña hasta el cansancio es que toda guerra es un negocio. 


 
Sobre John Marulanda

Licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás de Aquino, y Abogado de la Universidad de la Gran Colombia, Marulanda se desempeña como consultor internacional en seguridad y defensa. Es Coronel (R) del Ejército de Colombia.