INTERNACIONALES: JOHN MARULANDA

Colombia: licantropía política

En los siglos II y III de nuestra era, el fraile Francisco logró, con gran dosis de autoconfianza...

09 de Septiembre de 2021

 

En los siglos II y III de nuestra era, el fraile Francisco logró, con gran dosis de autoconfianza, dominar al lobo de Gubbio. Este animal feroz, rabioso, sangriento e inclemente está presente en el Santoral cristiano (San Columbaro, San Patricio, San Froilán, San Eustaquia, Santiago Apóstol, Santa Quiteria y otros), pero es el Santo de Asís el citado con mayor frecuencia, como ejemplo de la bondad imponiéndose a la maldad.

 
De Asís a Bogotá

No pude menos que recordar a este símbolo de mi religión cuando, en un foro, el jesuita Francisco de Roux me increpó sobre mis dudas al respecto la sinceridad de los lobos del partido de los comunes. Mi duda racional, conforme lo manifesté en una sesión de la ilegítima Comisión de la Verdad, se basa en que lo comentado por alias 'Iván Márquez' en un video coincide con uno de los artículos del estatuto del antiguo partido FARC, encabezado por alias 'Timochenko'.

Francisco de Roux, Narcoterrorismo, FARC, Teología de la Liberación, TimochenkoLa sospecha, sin paranoia, forma parte de la duda razonable que recomendaba René Descartes a criterio de llegar a la verdad. Y ahí están las pruebas para sustentar la sospecha. La coincidencia señala la estrategia diseñada desde los años sesenta por su apóstol mayor alias 'Tirofijo', la combinación de todas las formas de lucha que está en el ADN del marxismo-leninismo. Y es que, en su paroxismo, los comunistas giran alrededor de una obsesión: la toma del poder. Y si hay que mentir, secuestrar, asesinar o narcotraficar, lo harán con tal de lograr este objetivo, que en su fantasía será el comienzo de la solución para todos los problemas. La realidad monda y lironda demuestra que es al revés. Ahí están Cuba, Nicaragua y Venezuela como demostración palmaria del desastre que son los comunistas en el poder. Los Talibanes de Afganistán, al menos son francos y claros en su atroz actuar, a diferencia de nuestros 'talibanescos' comunistas, como bien lo explica José Alvear en un reciente artículo.
 
A sabiendas de que la Iglesia es tradicionalmente una de las tres instituciones de mayor confiabilidad en la opinión pública colombiana, los arquitectos de la falaz Comisión de la verdad, parida mal en La Habana, colocaron a un sacerdote a su cabeza, pero uno que abiertamente ha confesado sus simpatías por el grupo narcoterrorista del ELN, que tiene a sus cabecillas requeridos por la policía internacional y protegidos por Cuba y Venezuela.


Curas y lobos, en versión colombiana

Durante sesenta años, las narcoFARC han sido los lobos de Colombia, asesinando, secuestrando, violando siempre abrigados con la excusa de 'por y para el pueblo y contra el imperialismo, la burguesía criolla y la oligarquía explotadora'. Y, aunque algunos de ellos se ponen abrigos de oveja, sus orejas les delatan. La impunidad y el premio político y fiscal que obtuvieron en los acuerdos habaneros generan aversión de la opinión pública: una reciente encuesta los condena con un escaso 8% de aceptación (el eln registra un 2%) y la reacción de doña Carmenza López, en agosto del año anterior, al negarse a recibir un abrazo de la senadora narcofarciana alias Sandra Ramírez, expresa un sentimiento nacional.

San Francisco de Asís'Timo' ha reconocido que ha asesinado y ha pedido perdón, yo he estado a su lado en estos eventos', me sermoneó de Roux. ¿Le habrá puesto la pata en su mano, mansamente, como se relata en el capítulo 21 de 'Las Florecillas de San Francisco' que se exhibe en la iconografía estándar?

En este torbellino de emociones negativas, el Íñigo Francisco de Roux, imposta a Francisco de Asís buscando una verdad que se sabe por todos viciada desde el principio, pues el sacerdote es adicto a la Teología de la Liberación, doctrina que justifica asesinar con tal de buscar un pedazo de pan para los pobres. Robinhoodismo tropical, y si no fuera por los antecedentes del clérigo, me atrevería a pensar en un fenómeno de licantropía política.

La paz no se ve en Colombia y el horizonte pinta complicado. Crimen Organizado Transnacional, corrupción en metástasis, justicia venializada, fortalecimiento de grupos armados ilegales apoyados desde Venezuela, debilitamiento de las fuerzas de seguridad del Estado.

Y para rematar, una Comisión de Roux con un informe final perverso que, a como dé lugar, quiere convencer al mundo de que el Estado democrático es pecado, el socialismo es el paraíso y que los lobos son vegetarianos.

 
Sobre John Marulanda

Licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás de Aquino, y Abogado de la Universidad de la Gran Colombia, Marulanda se desempeña como consultor internacional en seguridad y defensa. Es Coronel (R) del Ejército de Colombia.