El tablero de una guerra híbrida
Mientras seguimos calibrando las consecuencias de la 'Caída de Kabul' para la región...
01 de Septiembre de 2021
Mientras seguimos calibrando las consecuencias de la 'Caída de Kabul' para la región, consideremos algunos hechos interesantes en nuestro entorno cercano.
Nacionales, regionales y extracontinentales
El pasado 25 de agosto, fue detenido y expulsado de Colombia el ciudadano sirio Samer Al Hasanieh, portador de cédula venezolana. Se le señaló de adelantar actividades de observación y espionaje a bases aéreas militares en Mosquera y Bogotá.
Vale recordar que, en marzo del 2019, el ciudadano cubano José Manuel Peña, agente del G2 que había ingresado al país desde Venezuela, fue detenido en Puerto Salgar, sede de una base aérea de la Fuerza Aérea de Colombia, mientras registraba aviones y su armamento. Lo apoyaban dos médicos venezolanos, entrenados en Cuba. El 27, otro ciudadano sirio-venezolano, Naman Waki, detenido en los Estados Unidos de América por hacer millones vendiendo carne en mal estado al gobierno de Caracas, transfirió US$ 21 millones para su fianza, una de las más elevadas de que se tengan registro en el país del norte. Tampoco ha de olvidarse que, en diciembre del 2020, dos espías rusos fueron expulsados mientras merodeaban por sectores energéticos de Colombia, posando como empresarios influyentes de su país.
Vale recordar que, en marzo del 2019, el ciudadano cubano José Manuel Peña, agente del G2 que había ingresado al país desde Venezuela, fue detenido en Puerto Salgar, sede de una base aérea de la Fuerza Aérea de Colombia, mientras registraba aviones y su armamento. Lo apoyaban dos médicos venezolanos, entrenados en Cuba. El 27, otro ciudadano sirio-venezolano, Naman Waki, detenido en los Estados Unidos de América por hacer millones vendiendo carne en mal estado al gobierno de Caracas, transfirió US$ 21 millones para su fianza, una de las más elevadas de que se tengan registro en el país del norte. Tampoco ha de olvidarse que, en diciembre del 2020, dos espías rusos fueron expulsados mientras merodeaban por sectores energéticos de Colombia, posando como empresarios influyentes de su país.
La situación se volvió más interesante cuando, el 29 del mismo mes, nos enteramos de que Rahmat Asadi, reconocido terrorista iraní, estaba tras el intento de asesinato de dos empresarios judíos de Bogotá. Asadi subcontrató dos narcotraficantes colombianos para la tarea. El iraní pertenecería a la Fuerza Quds, organización militar con numerosos activos hoy presentes en Venezuela.
Desde febrero pasado, se supo de dos iraníes y su socio venezolano explotando ilegalmente oro en el Chocó, sobre la costa pacífica, y de su 'desaparición' después de movilizar más de US$ 50 millones en el negocio. Reportaban sus actividades a coordinadores en Libia y los Estados Unidos.
La concurrencia geopolítica y la alianza de conveniencia entre crimen organizado transnacional y dirigencia política no es una rareza a nivel nacional en América Latina, particularmente en los gobiernos dizque socialistas. En Venezuela, están los casos Alex Saad, colombiano y de Waldi Makled, ambos de origen sirio, por citar solo dos ejemplos. La derecha no está exenta de ese maridaje, por supuesto. Miren el caso Ernesto Samper, vergonzosa situación reflotada por el ex presidente Andrés Pastrana en la Comisión de la Verdad de Roux.
De la Guerra Fría (ideología), a la guerra híbrida (¿realpolitik?)
Los vínculos entre gobernantes y funcionarios corruptos, espías y empresarios extracontinentales, políticos y comunicadores sociales convergen en un solo esfuerzo: tomar y mantener el poder. La ideología, entonces, se convierte en un confite para los jóvenes, que viven en una virtualidad globalizante y confrontacional, alienados por las redes sociales.
Entretanto, el debate ideológico regional se envilece en una oleada infructuosa de vandalismos, destrucción y muertes, China explota disimuladamente el oro y el coltán venezolano y avanza sobre el litio de Bolivia, Perú y Chile; Rusia permanece con su aparataje militar en Cuba, Nicaragua y Venezuela, y apoya al narcoELN colombiano en las Naciones Unidas; Irán continúa con células de Hezbolá desplegadas en toda la región, lavando dinero del narcotráfico, y con sus militares campeando en Venezuela y los EE.UU. Unidos, después de los de Afganistán; genera desconfianza y es señalado como un 'amigo traicionero'. Agréguese a este boceto,un advenedizo chileno financiado por George Soros y empoderado por ingenuos unos y perversos otros, que busca debilitar a su voluntad las Fuerzas Militares y de Policía, las defensas naturales de las débiles democracias latinoamericanas. Todo esto tiene lugar en medio de un flujo imparable de cocaína para suplir la demanda creciente de europeos, estadounidenses y australianos, estresados por todo lo que está sucediendo, pandemia incluída.
Este mapa debe llamar seriamente a la reflexión sobre el futuro de estos países, que continuarán siendo actores descartables de intereses geoestratégicos superiores, y que serán relegados al subdesarrollo y la pobreza, a pesar de sus grandes riquezas para el futuro de la humanidad. En el término de nueve meses, las elecciones de Colombia sellarán el destino de la región y, en medio de la campaña electoral neogranadina, Bogotá se parece a Estambul, capital turca que oficiara como centro de convergencia de todos los intereses geoestratégicos durante la Guerra Fría.
Ahora, bien; los contextos son diferentes, pero la interacción entre crimen organizado, señores de la guerra, gobiernos corruptos, ciberguerra, criptomonedas, empresarismo, redes sociales, ofrece todas las características de una Guerra Híbrida.
Ahora, bien; los contextos son diferentes, pero la interacción entre crimen organizado, señores de la guerra, gobiernos corruptos, ciberguerra, criptomonedas, empresarismo, redes sociales, ofrece todas las características de una Guerra Híbrida.
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@JohnMarulandaM
Sobre John Marulanda
Licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás de Aquino, y Abogado de la Universidad de la Gran Colombia, Marulanda se desempeña como consultor internacional en seguridad y defensa. Es Coronel (R) del Ejército de Colombia.