INTERNACIONALES: DEAN CHENG

¿Cómo podría explotar China el desbarajuste de Afganistán?

En la enrarecida atmósfera que hoy se experimenta en Washington, D.C.,...

31 de Agosto de 2021

 

En la enrarecida atmósfera que hoy se experimenta en Washington, D.C., la debacle que se abre camino en Afganistán ha conducido al planteo de numerosas preguntas, al respecto de cómo China podría intentar explotar, para propio beneficio, la crisis -mientras entendidos en la materia se involucran en conversaciones en torno de lo sucedido en Kabul.

China, Xi Jinping, AfganistánCon frecuencia, la pregunta que capta mayor atención es aquella que invita a considerar si acaso Pekín se tentará en invadir Taiwan, ya fuere porque los Estados Unidos están ahora ocupados con la evacuación en suelo afgano, o porque la reputación estadounidense acusa hoy un durísimo golpe.

Es ciertamente posible que China analice cómo tomar ventajas frente a la distracción afgana y considere una toma de Taiwan pero, al mismo tiempo, ese escenario no es extremadamente probable. Una invasión a través de estrechos no es algo que pueda planearse de la noche a la mañana.

En efecto, las escenas compartidas por Kabul certifican que, aún una oposición limitada puede provocar serias disrupciones en operaciones complejas. El Talibán ni siquiera se dedica a derribar aeronaves estadounidenses que buscaron evacuar personas y, sin embargo, el procedimiento de evacuación ha sido un desastre.

Una invasión efectiva, como lo sería una ejecutada por China en perjuicio de Taiwan, sería bastante más compleja -y se toparía con una oposición aún mayor. Es improbable que Pekín despliegue las fuerzas necesarias para semejante operación a consecuencia de un capricho -sin importar lo atractivo de esa variante.

Otra pregunta se plantea si acaso China intentaría poner un pie en Afganistán, a efectos de aprovechar el vacío político, o a criterio de obstaculizar el respaldo que el Talibán obsequia a los separatistas de la etnia uighur en territorio chino.

Esas preguntas, sin embargo, fallan a la hora de identificar los verdaderos vínculos entre el Talibán y Paquistán, y entre Paquistán y la República Popular China. Los Estados Unidos jamás han mostrado capacidad para neutralizar los santuarios de los que elementos del Talibán disfrutan en la vecina Paquistán. Así, pues, los servicios de seguridad paquistaníes supieron desempeñar un rol central en la creación y la manutención del Talibán -aún previo a los eventos del 11 de septiembre de 2001.

No obstante, si bien Paquistán ha tenido la predisposición para desafiar a los Estados Unidos de América (al punto en que Osama bin Laden se ocultaba no en suelo afgano, sino en Abbottabad, Paquistán), ha probado no tener igual predisposición para perturbar a China. El vínculo entre Paquistán y China ha sido íntimo desde siempre, desde que Paquistán reconoció a la República de China en 1950 -y habiendo sido el tercer país del mundo en hacerlo. El liderato político paquistaní ha descrito a China como su 'amigo en cualquier temporada' al compararse con los EE.UU., nación a la que en Islamabad se percibe como 'amiga en las temporadas adecuadas'.

¿Se atrevería Paquistán a comprometer su relación con la República Popular China, a criterio de respaldar al Talibán? En ese caso, ¿sopesaría el Talibán la alternativa de diseminar su ideología extremista en territorio chino? Las políticas de Paquistán hacia los uighur explicitan que Islamabad sabe valorar sus relaciones con Pekín, mucho más que frente a cualquier vínculo coloreado por la solidaridad islámica. En tal sentido, Paquistán también es respaldado por la Organización para la Cooperación Islámica, espectro que en 2019 aprobó una resolución que respaldaba el tratamiento que China ofrecía a los musulmanes.

En pocas palabras, cualquier empeño extremista del Talibán en perjuicio de China consignaría un esfuerzo solitario, sin apoyos.

Pregunta final: ¿intentaría China explotar los recursos minerales de Afganistán? Según se ha argumentado, esta nación asiática cuenta con ingentes recursos minerales; por ejemplo, metales raros. Pero los chinos, aún cuando invierten tiempo para detectar esos recursos en todo el globo, ya cuentan con numerosas fuentes para obtenerlos. Esto no significa que Pekín ignoraría la riqueza afgana en este apartado, pero los chinos no tendrían apuro en obtenerlos.

Es probable que la paciencia china se vea recompensada si acentúa su espera y si aprovecha ese intervalo para proceder a una comprensión más abarcativa en torno de los distintos consorcios tribales, su personalidad y etnias en la región -para negociar, tiempo después, desde una posición que se familiarice con la diversidad cultural y, como ya se dijo, étnica.

Lo que China gana merced al catastrófico fracaso estadounidense en Afganistán es, ni más ni menos, una inmejorable oportunidad para subrayar y promocionar la poca confiabilidad americana. Conforme Pekín ya se lo ha hecho saber a Taiwan, si Washington no respalda a Afganistán -en donde invirtió billones de dólares, miles de vidas y donde peleó por veinte años. ¿por qué Taipei debería creer que Washington tomará compromisos con la seguridad de Taiwan?

Más problemático aún es que esas mismas preguntas están siendo planteadas, sin lugar a dudas, en numerosas capitales del mundo, aún cuando Pekín no se esfuerce en destacar ese fracaso. La República Popular China no necesita amplificar la imagen de la poca confianza que generan los Estados Unidos, ni su potencial incompetencia. Sólo necesita destacar el caos evidenciado en el aeropuerto de Kabul, y la inexplicable decisión de retirar fuerzas militares mientras, en el perímetro de la terminal aérea, eran abandonados decenas de miles de civiles.

Aún resta ver qué acciones contemplará Washington a efectos de mitigar la situación y de, eventualmente, limitar la capacidad china para capitalizar sobre esa oportunidad.



Artículo original, en inglés

 

Sobre Dean Cheng

Analista e Investigador en la Fundación Heritage (The Heritage Foundation), Washington, D.C., en temas políticos y de seguridad. Como experto en capacidades militares y espaciales de la República Popular China, Cheng se ha especializado también en el estudio de la política exterior y de Defensa chinas, en particular sobre la relación de Pekín con el resto de Asia y con los Estados Unidos de América.