INTERNACIONALES: WALKER VENABLE & MAIYA CLARK

La pandemia expone vulnerabilidades en la cadena de aprovisionamiento de la defensa de los EE.UU.

Bastará con retrotraerse a marzo de 2020, cuando los estantes de las verdulerías...

29 de Julio de 2021

 

Bastará con retrotraerse a marzo de 2020, cuando los estantes de las verdulerías en los Estados Unidos se mostraban desprovistas de mercadería, e incluso el papel higiénico llegó a ser un bien escaso, para comprender qué tan vulnerables son las personas cuando la oferta no puede satisfacer a la demanda. Infortunadamente, las fuerzas armadas estadounidenses pueden, fácilmente, padecer idénticos problemas.

Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Metales Raros, China, Geopolítica, Rare Earth MetalsLa cadena de aprovisionamiento de la industria de defensa de los Estados Unidos -esto es, el amplio sendero que agrupa a redes de fabricantes que producen plataformas de armamento y equipo militar- no necesariamente es confiable, ni está garantizada. La producción para la defensa es crítica a la hora de mantener una sólida defensa nacional, y semejante fragilidad en este subsistema consigna riesgos enormes. Afecta directamente a la capacidad estadounidense de imponerse en una próxima guerra.

A título de ejemplo, hemos de remitirnos a la oferta de baterías. Numerosas formas de equipo militar son potenciadas por baterías, incluyendo aquí a los equipos de visión nocturna, radios y sistemas óptimos incluídos en distintos tipos de armamento. Plataformas complejas, desde los aviones invisibles de quinta generación a los submarinos, emplean baterías.

Las baterías desempeñan un rol aún más importante en el futuro de la tecnología militar. El Ejército de los EE.UU. está considerando agregar vehículos eléctricos a su flota, a efectos de reducir su dependencia frente a los combustibles fósiles. El Cuerpo de Marines ensaya hoy con drones en miniatura que pueden ser lanzados desde un rifle. La Fuerza Aérea se esmera en desplegar una armadura con sistemas de enfriamiento, para que los soldados puedan combatir en teatros de operaciones azotados por el intenso calor.

No obstante, todos estos activos dependen de la disponibilidad de baterías y, hoy día, la producción de este insumo es dominada por China. El Partido Comunista Chino ha invertido los últimos veinte años para controlar cada etapa de la provisión global de baterías avanzadas.

China supervisa la mayor parte de las operaciones mineras en todo el mundo, así como también el procesamiento de metales raros -cuya importancia es central. No menos del 66% de las 'gigafactorías' del mundo -sitios responsables por la conversión de aquéllos materiales en baterías para uso final- están localizadas en territorio chino. El 70% de los sitios de reciclado de litio en todo el globo, se sitúan en China o en Corea del Sur. Cualquier clase de producto del rubro de las baterías debe pasar por China, en un momento u otro.

Esto significa que Pekín puede interrumpir la producción, o bien el flujo logístico de este material, entorpeciendo la capacidad de los Estados Unidos para equipar a sus tropas. De tal suerte que la oferta de equipo operacional crítico, así como también la dirección futura de la tecnología militar, están a merced de Pekín, potencia y rival de magnitud que no tiene la menor intención de respaldar los intereses de los EE.UU.

Así las cosas, la pandemia ha ilustrado la magnitud de la disrupción que puede evidenciarse en las cadenas de aprovisionamiento. La escasez de equipo protector individual -que dejó a millones de profesionales de la medicina desesperados por hallar un modo de tratar al enorme flujo de pacientes- fue el resultado de la demanda y la dependencia existente frente a China y a otros esquemas de producción extranjeros.

De igual manera, la presente escasez de semiconductores -evento que ha azotado a todos los mercados que comercian tecnología- se debe parcialmente a nuestra dependencia de la cadenas de manufactura asiáticas.

Este correlato de disrupciones son claros indicadores que hablan de la fragilidad de las cadenas de suministros. La escasez de commodities críticos experimentada durante la pandemia de COVID-19 debería ser el llamado de atención para poner el foco en la excesiva dependencia que existe frente a cadenas de producción extranjeras.

Esta dependencia se vuelve incluso más alarmante, al aplicarse el principio a la defensa nacional de los Estados Unidos.

La logística siempre ha desempeñado un rol central en el éxito de las campañas militares. Y, mientras China continúa incrementado su poderío y su accionar agresivo, la posibilidad de un conflicto militar a gran escala también se potencia. Semejante conflicto exigirá un aumento masivo de la producción de equipo y plataformas militares, en un modo muy similar al necesario durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la actual base industrial americana ya no ha sido diseñada para respaldar un esfuerzo bélico de importancia y gran alcance.

La economía estadounidense está basada casi completamente en una industria de servicios, mientras que los empleos dedicados a manufactura representan hoy una fracción de lo que representaban cincuenta años atrás. Asimismo, los sistemas avanzados de armamento de la actualidad son notablemente más complejos de lo que eran en la Segunda Guerra, lo cual exige que el Departamento de Defensa dependa cada vez más de vendedores con posición monopólica.

En consecuencia, la base industrial para la defensa depende de cadenas de suministro sumamente frágiles. En consecuencia, la capacidad militar actual es reducida, con lo que la aceleración de los procesos productivos le agregan más presión a las cadenas de aprovisionamiento. La capacidad estadounidense de mantenerse al día con los conflictos ha de ser coherente con aspectos tales como velocidad y fluidez.

Las cadenas de aprovisionamiento de los EE.UU. comportan hoy serios riesgos para la seguridad nacional. De no hallarse soluciones para este problema, sólo será cuestión de tiempo para que seamos testigos de una reiteración de las emergencias provocadas por la pandemia. Sólo que, en esta oportunidad, serán las fuerzas armadas americanas y la posición global de los Estados Unidos la que padezca esos perniciosos efectos.



Artículo original, en inglés


* Walker Venable y Maiya Clark son colaboradores en el sitio web estadounidense The Daily Signal