INTERNACIONALES: ESTADOS UNIDOS

¿Es posible una nueva guerra civil en los EE.UU.?

A lo largo de los últimos años, figuras históricas que tomaran parte en la Guerra Civil americana...

07 de Febrero de 2021

 

A lo largo de los últimos años, figuras históricas que tomaran parte en la Guerra Civil americana, ya fueren éstos Confederados o el propio Abraham Lincoln, fueron denunciados y, en el caso de estatuas y monumentos, muchos fueron removidos y quitados. Pero, ¿han aprendido algo los ciudadanos de los Estados Unidos frente a la monumental calamidad que azotó a la nación en la década de 1860?

Guerra civil en Estados Unidos, Jarrett Stepman, Allen GuelzoLa recurrente polarización política estadounidense, la turbulencia política que arrojó como saldo a numerosos barrios en ruinas a lo largo de 2020, y la violencia que tuviera lugar en el edificio del Capitolio el pasado 6 de enero, son factores que han preocupado a muchos ciudadanos, ante la posibilidad de que el país pudiera verse involucrada en una segunda guerra civil.

Allen Guelzo, historiador estadounidense y experto en temáticas vinculadas a la Guerra Civil, visitó hace poco el think tank Heritage Foundation en Washington, D.C., para referirse al asunto en un panel especial, intitulado '¿Hacia otra Guerra Civil? La Lucha por el Significado de los Estados Unidos'. El tópico se centró en lo que un nuevo conflicto de ese talante significaría para los Estados Unidos modernos, al tiempo que el experto ofreció una evaluación en torno de la probabilidad que compete al evento en los próximos años.

Guelzo dijo que la guerra civil no es un tema que deba tratarse de manera superficial, explicando a continuación que una reproducción de aquellos hechos serían un desastre sin paralelo, que no tiene precentes en más de un siglo y medio. 'No hay mayor calamidad civil que las dos palabras que hoy analizamos; no se trata de una plaga, ni de una depresión económica; ni siquiera de una guerra en sí misma', refirió Guelzo. 'Y cabe albergar la esperanza de que nadie de quienes nos escucha hoy, eche mano de ese término sin experimentar horror y repulsión'.

La Guerra Civil americana se desarrolló durante un breve lapso de tiempo. Sin embargo, sus consecuencias a nivel nacional fueron tremendas y continuaron afectando a muchas generaciones tiempo después, puntualizó el experto.

'Los ciudadanos de los EE.UU. han debido padecer una guerra civil y, aún para los estándares de los conflictos civiles alrededor del mundo, el nuestro fue comparativamente breve: sólo se extendió por cuatro años, al comparárselo con la Rebelión Taiping en China (20 años) en las décadas de 1850 y 1860, o la Guerra Civil Británica (de 1642 a 1653). Sus costos, sin embargo, fueron notorios', explicó Guelzo.

Esos costos se tradujeron en un saldo de 750 mil estadounidenses fallecidos, gravemente heridos, amputados o desaparecidos, y un listado 'tan grande de veteranos federales pensionados durante medio siglo después, que fue el ítem más extenso en el presupuesto federal'.

Esta es la razón por la cual Guelzo advirtió a aquellos que imaginan unos Estados Unidos envueltos en una nueva guerra civil, añadiendo luego el académico que 'no debemos tolerar que esas dos palabras salgan de nuestras bocas en modo superficial; como tampoco hemos de considerarlas como una certeza'.

Infortunadamente, muchos ciudadanos en los Estados Unidos piensan hoy que otra guerra civil se aproxima en el corto plazo. Una encuesta del instituto Rasmussen -desarrollada en 2018- detectó que un 31% de ciudadanos del país creen que una guerra civil era probable en los próximos cinco años. Otros estudios de opinión han compartido resultados similares.

El desafío que hoy enfrenta la nación -señaló Guelzo- es que las divisiones culturales y políticas son en extremo profundas, y que éstas van más allá del mero partidismo..

Así las cosas, los estadounidenses entienden hoy que no solo pertenecen a partidos políticos distintos, sino que también se nuclean en regímenes políticos disímiles, apuntó Guelzo.

'Al tomarse en consideración el largo plazo, esa división dio inicio en los años setenta y, al transcurrir nuevas décadas, las fisuras se han ampliado cada vez más, de tal suerte que, hoy, los partidos políticos estadounidenses representan, cada uno de ellos, perspectivas marcadamente distintas de la vida en los Estados Unidos', dijo. 'Ni siquiera podemos hoy ponernos de acuerdo en qué años fueron decisivos para la fundación del país'.




Naturalmente, Guelzo se refería a los debates actuales en torno de la historia, y que han cobrado una naturaleza feroz. El Proyecto 1619 del matutino The New York Times, por ejemplo, entiende que la fundación de los Estados Unidos tuvo lugar en 1619, instancia en la que los esclavos de origen africano fueron transportados inicialmente a la colonia de Virginia, en oposición a la fecha tradicional de fundación, en 1776.

Amén de la seriedad de la fractura evidenciada hoy, Guelzo afirma que no cree que una nueva guerra civil sea inevitable, o probable.

En primer lugar, declaró el experto que no existen claras fronteras divisorias entre ambos espectros. Los estados conservadores de la Unión cuentan hoy numerosos votantes progresistas entre sus filas, y viceversa.


En segundo orden, dijo Guelzo que la fuerza letal que pudiera ser eventualmente desplegada por las fuerzas armadas es notablemente superior a la del pasado, y que una sublevación violenta podría ser reprimida con mayor facilidad. Sin embargo, esto no descarta que tenga lugar un período de turbulencia civil generalizada. Guelzo consignó tres alternativas.

La primera, de naturaleza política: esto es, que gobiernos estatales se rehúsen a obedecer o a aplicar legislación aprobada por el Congreso. Esto ya está sucediendo en cierto modo, conforme ciertos estados desafían abiertamente a leyes inmigratorias y relativas al control de drogas.

'Llamamos a esto nulificación, siguiendo el patrón de Carolina del Sur, territorio que 190 años atrás, intentó nulificar los esquemas de aranceles impuestos a nivel legislativo. Y las legislaturas estatales vienen, en rigor, ejercitando esa nulificación; vienen haciéndolo desde hace algún tiempo, por ejemplo, normalizando la comercialización de marihuana, capacitando a ciudades para que funcionen como santuarios, y así sucesivamente, sin que se verifique reprimenda federal alguna', continuó Guelzo.

Esto hace bastante más que propiciar la 'enfermedad' de la anarquía, de acuerdo al experto.

La segunda alternativa para la turbulencia podría coincidir con un levantamiento social. Podríamos asistir a la creación de 'zonas no habilitadas' (No-Go Zones), como lo que sucediera con el Distrito Autónomo de Capitol Hill en Seattle durante el verano de 2020, señaló Guelzo.

Finalmente, una turbulencia potencial podría cobrar forma en episodios de violencia individual contra otros ciudadanos, como fuera el caso de Timothy McVeigh, quien perpetró el atentado con explosivos en un edificio federal de la Ciudad de Oklahoma, o bien como el intento de homicidio del legislador Steve Scalise -Republicano por Lousiana-, o en perjuicio de otros congresistas por parte un extremista de izquierda, en un campo de basebal de Alexandria, Virginia, en 2017.

'Me refiero a estas alternativas con un corazón apagado', dijo el entendido. 'No las describo porque, sin embargo, las analizo como una... probabilidad. En virtud de la polarización que vemos hoy en la vida pública, una encuestra tras otra advierten que los ciudadanos americanos corrientes no se interpretan a sí mismos como protagonistas maniqueos, como lo presentan los dirigentes políticos y los medios de comunicación del país'.

El conjunto de los ciudadanos, a lo largo de todo el espectro político, deberían rehusarse a participar de la discordia civil, en tanto deberán imaginarse el horror que la alternativa de la guerra civil significaría para el futuro del país, completó Guelzo.

'Hablemos, pues, de la guerra civil como una curiosidad histórica; y esforcémonos por avanzar con la fortaleza que nos ofrece la unidad', puntualizó.



Artículo original, en inglés

 

Sobre Jarrett Stepman

Jarrett Stepman se desempeña como colaborador y columnista en el sitio web The Daily Signal (Estados Unidos). Reside en Washington, Distrito de Columbia.