NARCOTRAFICO & ADICCIONES: DR. JUAN A. YARIA

Conductas ordálicas en las 'fiestas privadas' o 'públicas'

Todos los diciembres son difíciles. Cada año, emergen hechos que muestran la fusión entre transgresión y riesgo....

11 de Enero de 2021

 

Existe un estrecho vínculo entre aceleración y una humanidad interiormente cada vez más pobre.

 
G. Marcel; filósofo francés (Diario Metafísico)

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Todos los diciembres son difíciles. Cada año, emergen hechos que muestran la fusión entre transgresión y riesgo. En ocasiones, tales eventos culminan en tragedia: es tiempo de recaída en adicciones, en numerosos casos. Hay balances imposibles de realizar; parecen épocas de premura, en lugar de una sana temporada de elaboración.
 
Consumo de drogas en cuarentena, Yaría, Psicología, PsiquiatríaDiciembre parece ser diferente. Toda época conlleva un mensaje; durante los 'diciembres negros', aumentan las conductas de riesgo y la voracidad no encuentra límites. Surge, así, un verdadero cementerio de inocentes en el reino del goce de extremos que propone el consumismo desenfrenado. Los tiempos de celebración y contemplación parecen quedar para una minoría.
 

Fiestas y pandemia
 
Mucho se habla hoy de Fiestas en épocas no ya de post-pandemia, sino de pandemia. El factor común es el trauma colectivo. La vida después de marzo es diferente, lo cual da forma al trauma -herida aún difícil de sanar y que acompañará a muchos, acaso por años.

No todos actúan igual; sin embargo, algunos grupos funcionan con pautas parecidas, en donde la transgresión se acompaña de alcohol en distintas graduaciones, y con otras sustancias. El papel del grupo abrazado a la masividad fomenta conductas ordálicas, esto es, de desafío y competencia -con el riesgo incluso de muerte.

Las drogas y el alcohol todo lo sazonan, y se le agregan las dosis de omnipotencia necesarias. Si triunfa la ordalía y las pruebas se superan -la lucha entre grupos, las peleas, las horas enteras de baile, la competencia entre compañeros por quien bebe más, etcétera), se dispara la omnipotencia.

En la era posmoderna, la libertad es equivalente, para muchos, de anarquía: no prevalecen ya la libertad como responsabilidad, ni la solidaridad ni el bien común. El más alto grado de libertad es el respeto a las normas, pero esto implica una posición ética comunitaria de la cual parecemos habernos alejado demasiado. En tal contexto, el cuidado individual y colectivo es visto como un enclaustramiento cuando, en realidad, es el máximo valor de cuidado de la vida, en tiempos de crisis. La quema o no uso de barbijos, el no respetar distancias mínimas en el contacto, y el abierto desafío a las normas de cuidado convergen en una realidad.

Es el ego lo que parece mandar en estas épocas, máxime cuando los vectores educativos fallan globalmente. Para muchos, la libertad es puro arbitrio, en donde lo normativo no existe. La lección de este virus es que esta noción de libertad es una impostura. Cuando lo cierto es que nadie se salva sólo; incluso en momentos extremos, el 'Quedáte en casa' es la expresión más alta de la libertad y del sano resguardo de la vida.

No han de soslayarse los perjuicios económicos que acusa la comunidad; simplemente, baste subrayar que el concierto pandémico expone un 'agujero' de nuestra comunidad, en lo que concierne al respeto sagrado al otro, a nosotros mismos, y a la noción de comunidad. En el epílogo, toda sociedad alcanza su salvación de manera colectiva.

El cuidado a la vida es despreciado como valor en la época actual -desde las políticas antinatalistas hasta el desprecio observado en los femicidios. En la práctica, manda el ego; la ley del Otro ya no existe.

El trauma colectivo que muestra esta epidemia después de la denominada 'primera ola' nos hizo creer que el trauma había sido vencido. Esto no sería cierto, conforme el retorno del fenómeno nos demandará máximos cuidados.

El verano destapó estos descuidos, no solo frente a la libertad con responsabilidad y al reinado del ego, sino que se evidencia una negación de la naturaleza, en donde todo se deconstruye como un hecho cultural y se olvida que somos cuerpo con Leyes, sistemas de inmunidad, y complejos sistemas de defensa societaria.

¿Quién recomendaría, ahora mismo, el fumar marihuana, a sabiendas del daño pulmonar, cerebral y contra el sistema inmune que potencia el abuso del cannabis? No obstante el hecho científico, la promoción del abuso es hoy central en el ecosistema de propaganda que debimos tolerar como sociedad durante 2020.

¿Quién recomendaría el consumo de cocaína, con los daños que genera en estos tiempos de epidemia? Muy a pesar de ello también, su consumo se promocionó como si se tratase de una vedette en el mundo de las sustancias, e incluso ha sido recomendada por círculos progresistas, acaso como aparente epítome libertario -aunque en los hechos se trate de una libertad anárquica, a nuestro entender.


La fiesta y el temor melancólico de cara al futuro
 
Entre los jóvenes, se evidencia un miedo al futuro; también en la comunidad. La huída hacia adelante y la aceleración pareciera presentarse como una escapatoria que, en rigor, en sí misma es una encerrona. Gabriel Marcel llegó a decir, tras la Segunda Guerra Mundial, que la inflación del 2% era en si misma una amputación al futuro. Cuando lo cierto es que, parafraseando a Ortega y Gasset, somos un Proyecto.

La fiesta es casi un placer en exceso que culmina, en muchos casos, en la muerte; esto es, en lo opuesto a la celebración de la vida. Así lo marca el estudio del Observatorio de Psicología social de la Universidad de Buenos Aires. Este trabajo consigna la reducción de ingresos, la escasez de trabajo, o bien la pérdida del empleo actual. En el segundo trimestre del 2020, la tasa de desocupación aumentó -entre las mujeres de entre 14 y 29 años-, y se disparó en más de 5 puntos porcentuales en relación al mismo período del año anterior (del 23,4% al 28,5 %). Lo siguen los varones de idéntica franja etaria, para quienes subió más de 4 puntos porcentuales (18,6 % al 22.7%). La tasa de desocupación se incrementó en un 2,5% (13.8%).

En este mismo contexto, el completo estudio se refirió al aumento de trastornos relacionados con el sueño, y lo propio con el consumo de sustancias. Frente a la pandemia, consignó el trabajo, los jóvenes exhibieron niveles de ansiedad y depresión superiores al de otras franjas etarias.

El impacto frente a la economía personal, el futuro y la salud mental son hoy fuente de las mayores preocupaciones entre los jóvenes.


 
Sobre Juan Alberto Yaría

Juan Alberto Yaría es Doctor en Psicología, y Director General en GRADIVA, comunidad terapéutica profesional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Los artículos del autor en El Ojo Digital, compilados en éste link.