Es hora de poner punto final al fallido acuerdo nuclear con Irán en Naciones Unidas
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pronto se precipitará en un oportuno debate...
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pronto se precipitará en un oportuno debate, conforme la Administración del presidente estadounidense Donald Trump buscará aniquilar el acuerdo nuclear con Irán de 2015 de una vez por todas, invocando un esquema de sanciones recurrentes.
A pesar del retiro estadounidense del referido convenio en 2018 -el cual oficialmente se conoce como Plan Abarcativo de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), y de las múltiples violaciones incurridas por Irán frente a la letra del acuerdo, el mismo se mantiene en estado vegetativo.
Ello se debe a que otros participantes del acuerdo nuclear se benefician manteniéndolo con vida, en tanto esperan que el convenio pueda verse consolidado si el ex vicepresidente estadounidense Joe Biden logra llegar a la Casa Blanca tras los comicios de noviembre próximo.
Amén de las recurrentes violaciones iraníes, Teherán le otorga valor al acuerdo, porque pauta la eliminación de sanciones originadas en Naciones Unidas, al tiempo que legitimaría su ilícito programa de armas nucleares.
China y Rusia, por su parte, aspiran a venderle armamento a Irán después de que el embargo de ONU llegue a su fin, bajo los términos del acuerdo. Ambos ponderan la posición de Irán dado su rol antioccidental y desestabilizador en Oriente Medio, país que también consume gran parte de la atención de los Estados Unidos y de sus recursos.
Asimismo, los europeos también se mantienen aferrados al convenio, en parte anticipando eventuales oportunidades comerciales en Irán. En simultáneo, temen que, al confrontar a Irán a partir de las violaciones incurridas, esto llevaría a que Teherán retome su programa nuclear. Detalle que omite todas las evidencias que refieren que el régimen iraní jamás ha abandonado esa ambición armamentista.
Esta colección de intereses disparatados ha llevado a que otros protagonistas ignoren las violaciones iraníes, y se opongan a los esfuerzos estadounidenses que buscan consignar la responsabilidad de Irán. Esta perspectiva miope representa una seria amenaza para la paz y la seguridad de Oriente Medio, razón por la cual el Consejo de Cooperación del Golfo ha urgido al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a exrtender el embargo de armas contra Teherán, cuyo fin se ha pautado para el próximo mes de octubre -como ya se dijo, bajo los considerandos del JCPOA.
Esta nula predisposición a la hora de reprender a Teherán por sus violaciones se sintetiza en una abdicación de la responsabilidad de parte del Consejo de Seguridad de ONU, y obliga a los Estados Unidos a presionar sobre el asunto.
Un acuerdo inefectivo
El fallido convenio, que está muerto pero que aún no ha sido sepultado, comporta desperfectos -ya desde sus inicios. El acuerdo hizo más para legimitar el poderío nuclear iraní tras bambalinas y para desmantelar las sanciones estadounidenses y de Naciones Unidas contra Teherán, de lo que logró a efectos de desmantelar el ilícito programa atómico iraní.
Ninguna de las instalaciones nucleares clandestinas construídas en franca violación de los compromisos del régimen en torno de la no-proliferación fueron desmantelados a modo permanente bajo los términos del acuerdo -simplemente, esas instalaciones fueron reformuladas temporariamente.
Aún si Irán se hubiese atenido a los términos del convenio nuclear, las restricciones críticas del acuerdo en relación al programa de enriquecimiento de uranio iraní expirarían luego de quince años. Las presentes condiciones permiten que Teherán potencie las actividades de enriquecimiento a escala industrial, posicionándose como un país cercano a consolidar logros técnicos en el ámbito nuclear conforme lo designe conveniente.
No obstante, cabe señalar que Irán jamás tuvo la intención de comprometerse con el convenio. El archivo nuclear iraní -una amplia colección de documentos oficiales iraníes expuesta en un trabajo de magnitud desarrollado por el Mossad israelí, probó que Irán jamás declaró efectivamente el alcance de su programa de armas nucleares, mientras que jamás lo abandonó. El régimen islamista simplemente reestructuró, redujo y ocultó los alcances de su program atómico.
El citado archivo nuclear reveló que el programa de armas nucleares iraní se hallaba bastante más avanzado de lo que la Administración Obama sabía, previo a negociar el convenio en 2015. El extenso archivo expuso la baja eficiencia de los requisitos de inspección de instalaciones, lo propio con las limitaciones nucleares de magnitud para el programa, y el fracaso a la hora de lidiar con el recurrente trabajo iraní en materia de misiles balísticos (con capacidad atómica) y misiles crucero.
Ese archivo también exteriorizó que, con gran probabilidad, Irán se hallaba en franca violación de sus compromisos de no-proliferación atómica, incluso antes de que, abiertamente, violara los términos del convenio durante 2019.
Desde entonces, Teherán ha violado públicamente numerosos aspectos del convenio de 2015, en donde se citan los siguientes comportamientos:
- El haber superado ampliamente las limitaciones referidas a stocks de uranio de bajo enriquecimiento, más allá de los 300 kilogramos.
- El haberse excedido en los límites determinados por el acuerdo, en lo que se refiere al enriquecimiento de uranio.
- El haber incrementado la cifra de centrifugadoras de uranio, siempre más allá de los números tolerados.
- El haber empleado mecanismos avanzados de centrifugación para enriquecer uranio, los cuales no fueron aprobados por el convenio, en el complejo de enriquecimiento de Natanz y en otros programas dedicados al desarrollo y la investigación atómicos.
- El haber dado inicio a actividades de enriquecimiento de uranio en instalaciones propias, además de hacerlo en la planta de Natanz, introduciendo gases de uranio en las centrifugadoras de las instalaciones subterráneas de Fordow -las cuales fueron ostensiblemente reconfiguradas bajo los términos del acuerdo, sólo para investigación.
- El haber superado ampliamente la producción de 130 toneladas métricas de agua pesada en la planta de producción destinada a tal fin; agua pesada que pudo ser empleada en la producción de plutunio (material fisible con potencial para ser utilizado en la producción de armas nucleares basadas en este material).
El anochecer de un embargo de armas desde Naciones Unidas
Más inmediatamente, el acuerdo nuclear con Irán involucró una errada concesión: el habilitar el vencimiento del embargo de armas de Naciones Unidas contra Irán, apenas luego de transcurrir cinco años. Esta cláusula de alivio, que se basó en la errónea presunción de que el acuerdo nuclear ayudaría a moderar la agresiva política exterior del régimen, claramente no ha observado un correlato en el comportamiento de Teherán.
Desde firmado el convenio en 2015, Irán ha escalado su intervención militar en Siria, ha ordenado a milicias shiítas con base en Irak que ataquen a fuerzas militares estadounidenses que entrenaban a sus pares de Irak para ayudarlos a derrotar a ISIS, y ha incrementado el flujo de armamento hacia los rebeldes hutíes en Yemén y otros proxies o subsidiarios regionales, nuevamente, en violación contra las Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Aún a pesar de revelarse las claras violaciones iraníes contra el convenio nuclear, y a pesar de su recurrente exportación de armamento prohibido hacia múltiples escenario de conflicto, el embargo de armas de Naciones Unidas expirará el próximo 18 de octubre. Sin éxito, Washington intentó ampliar la duración del embargo, recurriendo a numerosas resoluciones en el citado Consejo de Seguridad.
Atendiendo al bloqueo de esta eventual extensión en el tiempo, Estados Unidos busca ahora reformular esas sanciones de Naciones Unidas respaldándose en la Resolución 2231 del Consejo -que implementara el acuerdo nuclear-, como única vía para restaurar el embargo de armamentos contra la nación persa.
Golpe de gracia para el fallido convenio nuclear
Es probable que el intento estadounidense en pos de reconfigurar las referidas sanciones dé inicio a una tormenta de debates en el Consejo de Seguridad ONU, en donde muchos miembros insisten en que Washington ha perdido su capacidad para invocar esquema de sanciones alguno, cuando ha decidido su retiro del acuerdo.
Sin embargo, Estados Unidos respalda su intento de reponer las sanciones en el texto de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad.
La Resolución 2231 es un instrumento poco común al citar la adopción de sanciones en retrospectiva; de acuerdo a sus considerandos, cualquier miembro permanente del Consejo de Seguridad puede reimponer sanciones que hubieren sido suspendidas. Es una cara inversa del proceso acostumbrado, el cual suele exigir un respaldo favorable en el Consejo al momento de decidirse acciones o iniciativas.
El lenguaje utilizado en esa resolución claramente identifica a los Estados Unidos de América como un 'Estado participante' del acuerdo nuclear, y le otorga discrecionalidad para reimponer sanciones, sin importar que participe o no del convenio nuclear de 2015 -tal como lo observara el analista Richard Goldberg, de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD).
Una vez que Washington decida la reimposición de sanciones, notificando al Consejo de Seguridad sobre 'el significativo incumplimiento de compromisos' bajo los considerandos del acuerdo de 2015, el Consejo de Seguridad contará con un lapso de treinta días para aprobar una resolución que, en sí misma, ampliará el alcance de las sanciones y su eventual fecha de alivio. Si el Consejo se rehúsa a aprobarla, o si EE.UU. decide vetar esa resolución -como seguramente lo hará-, entonces todas las sanciones de Naciones Unidas otrora suspendidas, volverán a entrar en plena vigencia.
Habrá, pues, que prepararse para los fuegos de artificio en el Consejo de Seguridad. Las partes interesadas en mantener el fallido acuerdo nuclear de 2015 elevarán voces de protesta. Incluso quienes se oponen al acuerdo nuclear con Irán han argumentado que la táctica estadounidense comprometería el sistema de vetos del Consejo de Seguridad, al forzarse una decisión sobre el particular.
En rigor, el fracaso de las partes al momento de exigir cumplimiento a las autoridades iraníes es el factor que ha convertido a esta confrontación en inevitable.
Artículo original, en inglés
Es analista de temas internacionales en la Fundación Heritage, en Washington, D.C. Schaefer se dedica al análisis extensivo de una serie de temáticas de política exterior, con foco en los programas de Naciones Unidas sobre afiliación y fondos. Con frecuencia, se presenta en medios de comunicación estadounidenses para comentar sobre el accionar y las actividades de la ONU. Sus trabajos también son publicados en el sitio web estadounidense The Daily Signal.