INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

Estados Unidos: las corporaciones y el control de la narrativa

Algunos ciudadanos en los Estados Unidos de América continúan creyendo...

18 de Agosto de 2020


Algunos ciudadanos en los Estados Unidos de América continúan creyendo que, cuando se dirigen al Internet, contarán con un libre flujo de informacón útil que los guiará a la hora de tomar decisiones o de arribar a conclusiones respecto del estado de situación en el mundo. Esa concepción pudo haber sido correcta veinte años atrás, pero el presente crecimiento y la consolidación de firmas privadas dedicadas a la administración de información corporativa cuenta, en rigor, con acceso limitado a todo material cuyo contenido no apruebe y, por lo tanto, procede a darle forma al ambiente político y económico con el objeto de que coincida con sus propios intereses.

Facebook, Google y otros sitios que presentan titulares y noticias en redes sociales cuentan hoy con paneles de consultores autorizados para prohibir contenidos y limitar acceso para sus miembros. Esta censura de facto se vuelve particularmente evidente al recurrirse a los sitios de 'búsqueda' en sí mismos, 'servicio' dominado por Google. Ron Unz -editor del sitio web en donde periódicamente se publican los trabajos de este autor- ha observado el modo en que Sundar Pichai, CEO de Google, debió hacer frente al escrutinio legislativo el pasado 29 de julio junto a otros ejecutivos de compañías high tech; las preguntas que les fueron presentadas fueron particularmente rigurosas, mientras que nadie se preguntó siquiera cómo los sitios web son regulados a efectos de promocionar cierta información aprobada mientras que, en simultáneo, se suprimen perspectivas o fuentes evaluadas como indeseables.

Estados Unidos, Mark Zuckerberg, Medios, Opinión, Libertad de expresiónLos sitios que publican 'información' rara vez salen airosos del escrutinio gubernamental, porque los primeros son útiles para aquellos que controlan al país desde Washington y Wall Street. El hecho de que el Internet sea ponderado como un asunto de seguridad nacional se comprobó cuando la Administración Barack Obama buscó desarrollar un switch o interruptor que pudiera aniquilar a la red de redes, ante una eventual crisis nacional. Ningún dirigente político ni ejecutivo de firma privada alguno quiere quedar del lado equivocado de las Big Tech, y ver que su nombre completo ha sido eliminado de las búsquedas ni que, alternativamente, su identidad termine siendo asociada demasiado frecuentemente con connotaciones negativas.

Google, por citar un ejemplo, califica la información que despliega, de tal suerte que pueda favorecer a ciertos puntos de vista, excluyendo a otros. En términos generales, los sitios de extracción política progresista son favorecidos, mientras que los espacios conservadores son relegados hacia el final de los resultados de búsqueda, con la expectativa de que nadie los visite. Hacia fines de julio, periodistas de investigación observaron que, en apariencia, Google estaba poniendo a prueba su capacidad técnica para remitir a listas negras a sitios de noticias conservadores en su motor de búsqueda, el cual procesa más de 3.5 mil millones de búsquedas individuales con rigor diario, lo cual involucra al 94 por ciento de las búsquedas que se realizan en todo el Internet. Los sitios enviados a la referida lista negra desaparecieron efectivamente de los resultados del motor, y ello involucró a espacios tales como NewsBusters, the Washington Free Beacon, The Blaze, Townhall, The Daily Wire, PragerU, LifeNews, Project Veritas, Judicial Watch, The Resurgent, Breitbart, Drudge, Unz, the Media Research Center y CNSNews. La totalidad de los sitios web afectados son considerados como conservadores en lo político, en tanto no se incluyó en el listado a páginas web progresistas.

Uno debe sospechar, en consecuencia, que las firmas tecnológicas como Google están trabajando mano a mano con algunos entes reguladores en el seno de la Administración Trump, con el objeto de 'purgar' al Internet, fundamentalmente eliminando la competencia externa tanto en materia de hardware y software -planteada por naciones como China. Ostensiblemente, esto le otorgaría a las firmas estadounidenses un status monopólico, al tiempo que le permitirá al gobierno contar con mayor peso a la hora de controlar la narrativa y el mensaje. De continuar este proceso, el Internet en sí mismo terminará siendo controlado a nivel nacional o regional y, a la postre, dejará de ser en un vehículo a través del cual se proceda a un libre intercambio de ideas y posturas. Las recientes medidas tomadas por el gobierno estadounidense en pos de obstaculizar la llegada de la tecnología 5G de Huawei, amén de forzar la venta de canales del estilo de TikTok han sido argumentadas bajo el paraguas de la 'seguridad nacional', aunque lo más probable es que la finalidad sea controlar ciertos aspectos del Internet.

Asimismo, Washington ha vuelto a golpetear los conocidos tambores de la interferencia rusa en la política estadounidense, poniendo el ojo en la elección presidencial por venir. La pasada semana, se asistió a la publicación de un informe de setenta y siete páginas, desarrollado por el Centro de Involucramiento Global del Departamento de Estado (Global Engagement Center; GEC) en relación a las noticias del Internet y fuentes de opinión basadas en Rusia, supuestamente responsables de diseminar desinformación y propaganda para favorecer al Kremlin. El trabajo se titula 'Comprendiendo el Ecosistema Ruso de Desinformación y Propaganda', y contiene un párrafo inicial que afirma: 'El ecosistema de desinformación y propaganda ruso es una colección de canales oficiales, proxies y plataformas, todos ellos carentes de atribución, que la Federación Rusa emplea para crear y amplificar el alcance de falsas narrativas'.

Quizás no de manera sorprendente, el matutino The New York Times está en llamas y en auge, con la pista que remite al malcomportamiento ruso, describiendo el citado informe y sus conclusiones en un extenso artículo, intitulado 'El Departamento de Estado Rastrea Vínculos de la Desinformación Rusa' (State Dept. Traces Russian Disinformation Links), aparecido el pasado 5 de agosto del corriente.

El informe gubernamental identifica a una serie de sitios web sobre los que afirma se encuentran activamente involucrados en el esfuerzo de 'desinformación'. El artículo del Times pone el foco en una página en particular, describiendo el modo en que 'el informe refiere que la web Strategic Culture Foundation es tutelado por el S.V.R., servicio de inteligencia exterior ruso, y se propone como 'ejemplo definitivo de la extendida táctica rusa que tiene por meta ocultar el involucramiento directo en acciones de desinformación y de canales de propaganda'. 'La organización publica una amplia variedad de voces de opinión y teorías conspirativas en idioma inglés, mientras que intenta obscurecer su patrocinio de la censura perpetrada por el gobierno ruso'. El texto cita también a Lea Gabrielle, Directora del GEC, quien explicó: 'El Kremlin tiene directa responsabilidad en el cultivo de estas tácticas y plataformas, como parte de su aproximación que busca enajenar la información y la desinformación como arma'.

Toda vez que Rusia ha sido acusada falsamente de haber respaldado la elección de Donald Trump como presidente en 2016, y habida cuenta de que la existencia de sitios web con información alternativa financiados en todo o en parte por un gobierno extranjero no constituye ipso facto un acto de guerra, resulta interesante notar que la 'evidencia' citada por el Times se basa meramente en su propia investigación, para terminar sugiriendo que Moscú está a punto de provocar disrupción en los comicios de noviembre próximo. Cita el artículo: 'El reporte no contiene mención alguna sobre cómo uno de los autores del sitio web Strategic Culture Foundation se involucró, la pasada primavera, en la carrera de las primarias del Partido Demócrata para el estado de Nueva York. El autor Michael Averko, publicó artículos en el sitio web de la fundación, y en un canal local del Condado Westchester en N.Y., atacando a Evelyn N. Farkas, ex funcionaria de la Administración Obama, quien competía para el Congreso. En semanas recientes, el FBI inquirió al Señor Averko con respecto al sitio web Strategic Culture Foundation, y sus vínculos con Rusia. Mientras que esos ataques no revelaron un efecto decisivo en el resultado de la elección, certificaron el esfuerzo recurrente de Moscú a criterio de influenciar los votos en los Estados Unidos'.

Sabrá el lector perdonarme, pero alguien que escriba para un sitio web alternativo que cuenta una cantidad relativamente pequeña de lectores y que critica a una candidata para el Congreso, no puede compararse a la interferencia del Kremlin en una elección americana. Asimismo, la afirmación de que el sitio web Strategic Culture Foundation es un canal de desinformación es una sobreestimación. En efecto, el sitio se localiza físicamente en Moscú, y podría contar con algún respaldo gubernamental; sin embargo, publica los textos de numerosos colaboradores estadounidenses y europeos, además de rusos. En lo que a mí respecta, he estado escribiendo en ese sitio por casi tres años ya, y conozco personalmente a muchos de los otros ciudadanos estadounidenses que allí publican. Por lo general, nos expresamos contra la guerra, y solemos ser críticos de la política exterior estadounidense; no obstante, entre los colaboradores, también hay algunos de tinte conservador, como es mi caso; también los hay progresistas y libertarios, todos los cuales -me incluyo- escribimos sobre variadas materias.

Y aquí viene lo interesante: a ninguno de nosotros se nos dijo jamás sobre qué escribir. Ninguno de nosotros jamás ha recibido sugerencia alguna proveniente de Moscú, sobre temas de eventual interés para publicación. Ninguno de nosotros vio cómo su artículo o título fue modificado o alterado por editor alguno. Si he de calzarme mi sombrero de ex agente de inteligencia por un instante, debo decir que no existe manera de que una operación de desinformación pueda subvertir el resultado de una elección. Seguramente, Rusia tiene su punto de vista al respecto de los comicios en los Estados Unidos, y sus canales podrán reflejar ese sesgo; pero los argumentos de superficie son un sinsentido, particularmente en una elección que involucrará miles de millones de dólares en verdadera desinformación, aportados por los partidos Demócrata y Republicano.

Al sumarse la novedad de lo que Usted ya no podrá hallar al buscar en el Internet, junto con los esfuerzos del gobierno estadounidense en pos de suprimir a los sitios web con noticias alternativas, habrá uno de concluír que los ciudadanos de este país nos encontramos en medio de una guerra de información. Aquel que controle la narrativa, controlará al pueblo -o así parece. Se asiste a una riesgosa novedad, especialmente en una instancia en la que uno no sabe en quién confiar, ni en quién creer. Cómo se desenvolverá esta guerra entre hoy y noviembre, nadie puede saberlo.


Artículo original, publicado en The Unz Review (Estados Unidos); traducido y reproducido en El Ojo Digital, con permiso del autor


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.