INTERNACIONALES: JUAN DAVID GARCIA RAMIREZ

No alarmarse: Europa no quedará desprotegida

El reciente anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, en relación al retiro...

19 de Junio de 2020

 

El reciente anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, en relación al retiro de 10 mil tropas -de las 35 mil estacionadas en Alemania- puso en alerta a líderes europeos y, en general, a medios de comunicación y analistas internacionales. Preocupados éstos por la defensa y la seguridad europeas -conforme es entendible-, representantes de la UE y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), han expresado que la medida podría condicionar el desarrollo futuro de las relaciones con los Estados Unidos de América.

NATO, OTAN, EuropaEmbargados por visiones apocalípticas y por los recurrentes temores en torno de una reactivación de la amenaza rusa o iraní, las cadenas de noticias europeas interpretaron el retiro como si se tratase de una súbita desprotección del continente, por un lado, y la renuncia a los compromisos adquiridos en la posguerra, por otro lado. Sin embargo, una observación más objetiva y desapasionada de los hechos podría conducir a una conclusión diferente: la reducción de la presencia militar estadounidense en Alemania forma parte, en rigor, de una estrategia más amplia, que se ha aplicado desde 1990. La iniciativa no se vincula a un capricho de Trump, como tampoco -de manera exclusiva- a la política exterior y de defensa de Estados Unidos. Ya en 1990, la OTAN y el Pacto de Varsovia (el otrora convenio multipartito de defensa, firmado entre las ex naciones de la Cortina de Hierro) suscribieron un acuerdo con miras a disminuir y simplificar sus fuerzas militares, particularmente en la frontera compartida al este del continente europeo: esa firma se tradujo en el surgimiento del Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (o TCFE, por sus siglas en inglés). En el espacio de cada bloque, se contaban aproximadamente tres millones de tropas, lo que convirtió a la región en el lugar más militarizado de la historia humana. Merced a ese convenio, Europa se involucró en el sendero de la propia recuperación, mientras que Rusia reorientó su foco de seguridad hacia la conflictividad del cuadrante Cáucaso Norte.

En los últimos veinte años, la flexibilización de la presencia militar estadounidense en suelo europeo se ha mantenido, incluso profundizándose. Desde 2004, el denominado Mando Aliado (EUCOM, o Comando Europeo de los Estados Unidos) pasó de tener estacionados 100 mil efectivos, a aproximadamente 70 mil, con lo cual la reducción patrocinada por Trump sería inferior a lo informado. Ahora mismo, de un aproximado de seiscientas instalaciones militares estadounidenses en todo el mundo, casi cuarenta de ellas se localizan en el Viejo Continente, siendo su objetivo estipulado el contribuir al mantenimiento de la defensa colectiva -pilar institucional de OTAN. No obstante ello, más relevante es el criterio liberalizador que Washington ha promovido para la seguridad, siempre resguardando los sistemas de cooperación con sus veintiocho aliados europeos.

La presentación de estos datos consigna que, amén de las diferencias políticas y chisporroteos entre Washington y Berlín, la Alianza Atlántica está lejos de ser desmontada. La OTAN se ha visto forzada a emprender un proceso de renovación para adaptarse apropiada y equilibradamente a los desafíos del siglo XXI; parte de ese cambio se refleja en un empleo más criterioso e inteligente del hard power por parte de los Estados Unidos.

El célebre ex presidente de la República Checa, Václav Havel, escribió en 1997, para el matutino The New York Times, un artículo titulado La Calidad de Vida de la OTAN (NATO’s Quality of Life), en el que justificaba la manutención de la Alianza y de la presencia militar americana en suelo europeo, como un instrumento de la democracia, orientado a defender un ecosistema de valores políticos y espirituales comunes, más allá de los prolegómenos de la Guerra Fría. En el 2020 y hacia adelante, su papel deberá seguir siendo el mismo, acaso para hacer frente a la amenaza de magnitud que combinan el terrorismo y el autoritarismo.


 
Sobre Juan David García Ramírez

Columnista regular en el periódico El Colombiano (Medellín) y en El Quindiano (Armenia, Colombia). También se desempeña como analista político para diversos programas radiales y televisivos en América Latina, compartiendo apuntes y notas sobre temas políticos vinculados a Colombia, y asuntos internacionales.