INTERNACIONALES: CARAFANO, LOHMAN, GARDINER, MILLER & COFFEY

Tras la pandemia de COVID-19, sólo EE.UU. podrá liderar en la recuperación económica

El mundo nunca dejará de girar. Problemas y turbulencias o no, y ya sea que éstas...

18 de Junio de 2020

 

El mundo nunca dejará de girar. Problemas y turbulencias o no, y ya sea que éstas tengan lugar a nivel doméstico o en el exterior, siempre habrá necesidad para el liderazgo estadounidense.

Grupo de los Siete, Reino Unido, Estados UnidosAún cuando el cónclave de líderes del Grupo de los Siete ha sido pospuesto, Washington deberá propiciar ese encuentro, rápidamente. La actual Administración habrá de construir consensos en torno de una sociedad de naciones del mundo libre, desde la cual proveer a la recuperación económica post-COVID-19, consolidando un acuerdo en asamblea junto a los líderes correctos.

A pesar de nuestras muchas diferencias, las naciones libres creen en gobiernos elegidos libremente, en los derechos humanos, y en el sistema de libre empresa.

En contraste, regímenes autoritarios como China, Rusia e Irán, no creen en nada de aquéllo. Para estos países, nuestra libertad es una amenaza contra la ampliación de su poder. Si Estados Unidos no toma posición en favor del mundo libre, los citados regímenes continuarán con sus planes, erosionando los cimientos de la libertad.

En tal contexto, el rol de los Estados Unidos es central. EE.UU. es una potencia global, con intereses y responsabilidades igualmente globales. Estas obligaciones nos ayudan a construir grandeza.

Ningún país se beneficia más de la libertad individual que los Estados Unidos -y lo propio puede decirse de la libertad de navegación, del uso de los cielos, y del acceso al espacio exterior. Ningún país se beneficia más de la actividad comercial y los negocios, entre las naciones de pensamiento libertario. Y bien vale la pena resguardar estos valores.

A efectos de liderar el mundo libre, no es preciso que Estados Unidos se comporte como un policía mundial, ni como la niñera o como la alcancía del mundo; simplemente, hace falta que EE.UU. lidere.

Y la primera responsabilidad coincide con lograr que las economías del mundo libre se pongan de pie, a efectos de que podamos garantizar libertad, prosperidad y seguridad para los pueblos de las naciones libres.

Ahora mismo, la presente Administración estadounidense ya cuenta con numerosas iniciativas para ese fin, prontas para ser integradas en una sociedad económica de carácter proactivo, de cara al próximo cónclave del G-7. Esa sociedad nada tendrá que ver con los esquemas tradicionales de asistencia extranjera; en lugar de ello, será erigida en torno de esfuerzos que busquen invertir, consolidar vínculos y poner en marcha metodologías comunes que puedan volver a poner en marcha a nuestras economías.

Un buen ejemplo es el reciente respaldo, desde la Gran Bretaña, para una propuesta sobre un 'club de democracias' que desarolle iniciativas de libremercado frente al esfuerzo de la firma china Huawei -la cual se propone dominar las redes globales de telecomunicaciones 5G.

Estados Unidos bien podría emplear el formato de un G-7 'plus', incluyendo también a otras democracias centrales -como Australia o la India-, con la meta de aunar planes regionales destinados a áreas estratégicas, redundando este esfuerzo en una iniciativa global.

Hoy, para los Estados Unidos son particularmente cruciales los planes para nuestra sociedad con Canada y Méxicola comunidad transatlántica; el cuadrante Indo-Pacífico; Oriente Medio y Africa del Norte; y el Africa sub-sahariana.

El presidente estadounidense Donald Trump ya ha planteado la idea de una asamblea del G-7, enriquecida por líderes mundiales. El mandatario americano tiene la razón al insistir en la concreción de encuentros personales con otros líderes, sin tiempo qué perder.

Pero el presidente de los Estados Unidos también deberá limitar esa participación, considerando solo a las democracias líderes del globo. Ni China ni Rusia comparten el compromiso estadounidense de hacer florecer a los mercados libres, ni comparten la idea de que existan democracias genuinas en el Hemisferio Occidental, Europa o Asia.

Otros líderes del mundo libre deberán hacer a un lado sus preocupaciones y reservas, traer sus ideas más constructivas a la mesa, y comprometerse en la construcción de una agenda común.

Estados Unidos y sus socios en el mundo tienen la oportunidad de dotar de mayor poder al mundo libre, no solo a efectos de sobreponerse a los desafíos del COVID-19, sino también a criterio de lograr que nuestras naciones ganen solidez, frente a la multitud de desafíos que aguardan en el siglo XXI.



Artículo original, en inglés

 

Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.