INTERNACIONALES: J. MARULANDA

Seguridad pública en tiempos de pandemia

Muy difícil de prever son las consecuencias de todo tipo que traerá esta pandemia de COVID-19...

24 de Abril de 2020

 

Muy difícil de prever son las consecuencias de todo tipo que traerá esta pandemia, a la que hay que llamar por su nombre vernáculo: 'gripe china'.

Narcotráfico, Venezuela, CoronavirusLo de COVID-19 es un cabalístico nombre promovido por la OMS, organización financiada mayoritariamente por los Estados Unidos de América, pero manipulada -precisamente- por China.

La Seguridad Pública plantea incertidumbres complicadas por un factor decisivo que agobia a cada país: el negocio de las drogas, que continúa imparable en el mundo entero. En San Francisco, EE.UU., aumentó un 150% el consumo de marihuana desde el inicio de la crisis; hace pocos días, se decomisó droga en un cargamento de mascarillas quirúrgicas que iba para Hong Kong. En Santa Marte, se decomisó hace dos semanas un cargamento de cocaína escondido en aguacates.

En Colombia, “ollas”, “jíbaros”, “colmenas” y clientes VIP, persisten en las principales ciudades, aunque a ritmo más desacelerado, y se registra un incremento paulatino de la violencia por parte de los narcocárteles FARC, eln, epl y otros en áreas rurales, como en Cauca, y urbanas, como en el caso de las cárceles. Con sus pingües ganancias, esas estructuras del Crimen Organizado Transnacional reclutan jóvenes, adquieren armamento y controlan territorios, mientras desde ahora, hay parlamentarios comunistas gestionando un recorte significativo al presupuesto de la Fuerza Pública. Además, la corrupción sigue suministrándole munición a los enemigos del gobierno, que buscan deslegitimarlo a pesar de sus esfuerzos para lidiar exitosamente con la crisis.
 
Un Estado endeudado, con recursos fiscales exhaustos, tendrá que hacer recortes presupuestarios significativos, deteriorando la gobernabilidad basada en el maná puestero. Los recursos del Ministerio de Defensa colombiano serían reducidos, lo que llevaría al congelamiento o disminución del pie de fuerza y a serios problemas logísticos y de mantenimiento del equipamiento de la fuerzas públicas, grave vulnerabilidad que abriría la puerta a episodios de violencia más atroces que los registrados en nuestra historia, y que serán el ambiente ideal para que el socialismo del siglo 21 o comunismo, salte a la palestra con ofertas ilusorias de paz y bienestar. Ya lo tienen planeado desde Cuba, el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. Y por supuesto que una desestabilización sangrienta en Venezuela, también cuenta en este escenario.
 
Darles herramientas legales a nuestros soldados y policiales, empezando por recuperarles su fuero constitucional, desburocratizar los Estados Mayores de las Fuerzas Militares y de Policía y emplear la Reserva Activa, cúmulo de conocimiento, experiencia y vocación patriótica, serían medidas urgentes y necesarias. Ajustar la Doctrina Damasco a nuestras realidades criollas de Seguridad Pública y Defensa Nacional, es obligatorio para lograr eficacia y eficiencia en el control de la inseguridad que se asoma.
 
Naturalmente, habrá quienes critiquen o se opongan a estas medidas extraordinarias.

Algunos, serán los mismos que, si logran acceder al solio presidencial, utilizarán sin escrúpulos a militares y policías para acallar la oposición y atornillarse en el poder, destruyendo de paso la institucionalidad, como lo han hecho en Cuba, Nicaragua y particularmente en Venezuela.

 
Sobre John Marulanda

Licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás de Aquino, y Abogado de la Universidad de la Gran Colombia, Marulanda se desempeña como consultor internacional en seguridad y defensa. Es Coronel (R) del Ejército de Colombia.