POLITICA ARGENTINA | FOTOGRAMAS: MATIAS E. RUIZ

Argentina: Alberto Angel Fernández, CEO del estrago

El pasado 2 de abril, Fernando González relató en su columna de Diario Clarín -con loable precisión...

05 de Abril de 2020


El pasado 2 de abril, Fernando González relató en su columna de Diario Clarín -con loable precisión- la concatenación de torpezas con las que el Presidente Alberto Angel Fernández arrojaba al basurero su incipientemente auspiciosa gestión de la crisis doméstica generada por el COVID-19.

Alberto Fernández y Los Moyano, Mafia sindical, Coronavirus, COVID-19, CorrupciónAsí las cosas, desde el lunes, Fernández pareció esmerarse en carcomer su propio liderazgo. En tiempo récord, se abrazó al sindicalista Hugo Moyano, la emprendió contra la totalidad de los comerciantes y empresarios del país ('miserables', fue la etiqueta por él seleccionada), y atizó con el amague de una prerrogativa confiscadora contra la atención médica privada -a la postre fallida, aunque consensuada inicialmente entre el Ministro de Salud, Ginés González García, y el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

Desde 'El Gran Diario Argentino', el suspicaz analista González percibió inconscientemente lo que, en la práctica, derivaría en el cese abrupto de la luna de miel entre el Gobierno Nacional y los medios de comunicación tradicionales. Pocas horas después de la publicación de aquel trabajo, sobrevino la coronación del descalabro presidencial: tras una orden comunicada por él mismo -y nadie más-, un aproximado de un millón de jubilados se agolpaba frente a sucursales bancarias, a efectos de percibir su magro haber. Este domingo 5 de abril, también Jorge Liotti propinó otro recto a la mandíbula del consenso informativo entre la Casa Rosada y el periodismo, desde una descarnada pero inapelable pieza en La Nación.

El defectuoso proceder del Presidente frente a las necesidades materiales de la clase pasiva motorizó, como es lógico, la furia de la opinión pública y ciudadana durante toda la jornada de ese olvidable viernes negro, con sus prolegómenos inflingiendo profundas heridas en la Administración. Acaso como confesando responsabilidad, Fernández se involucró en un inocuo raíd mediático, con miras a intentar morigerar el daño provocado por su propia decisión -la cual, como se ha visto, fue implementada con el desastre como principal consejero. La operación oficial, en el ínterin, buscó despegar al jefe de Estado de los considerandos prístinamente tipificados en el articulado del Código Procesal Penal de la Nación que entiende sobre negligencia y salud pública: el norte de la brújula exigió descargar culpas en Sergio Omar Palazzo (titular del obscuro e ineficiente consorcio sindical 'La Bancaria', el cual ya se había hecho conocido por rehusarse a facilitar la apertura de los bancos y, en consecuencia, entorpeciendo en las últimas dos semanas la carga de billetes en cajeros automáticos), y en un otrora taciturno Miguel Pesce (presidente del Banco Central de la República).

¿Cómo serán los próximos días, que precederán al levantamiento de la cuarentena obligatoria para algunos actores económicos y ciudadanos de a pie? Alberto Angel Fernández ha compartido alguna pista: evalúa la puesta en marcha de un novedoso 'impuestazo' contra aquéllos que él ha sentenciado por 'miserables' y que en su oportunidad ingresaron en el denominado blanqueo fiscal. ¿Qué otra extraña prioridad mantiene en vilo al atribulado Presidente? Pues, ni más ni menos, que el pronto retorno del fútbol profesional. En el cénit del gazapo, la Gestión ha dado luz verde para la instalación de Einsatzgruppen en el conurbano bonaerense, para ejercitar una blitzkrieg de control de precios con despliegue territorial. Las secuelas de esta formulación demencial ya podrían anticiparse: contracción de la oferta por clausura de comercios; desabastecimiento; mayor crecimiento de la inflación (en cuadrantes geográficos localizados); y un desmoronamiento superior de la recaudación a causa del esfuerzo de contralor; rebelión fiscal; turbulencia social.

En el quebranto, será lícito preguntarse: ¿propone el Presidente de la Nación recetas que provean soluciones comprobables o, por el contrario, él mismo se muestra como devaluado manager de un liderato político descarriado que coquetea peligrosa y frecuentemente con el estrago?


Conforme ahora lo explicita toda evidencia, evaporado ya el buen momento de Fernández, la reiteración de desacoples y tropelías invita a muchos a centrar la atención en la paupérrima foja de servicios que porta cada uno de los integrantes de su Gabinete, pasando por Ginés González García -un extraviado sanitarista militante, cuya meta existencial parecería ser la replicación de disquisiciones desafortunadas-, Sabina Frederic -personaje ignoto que también destaca por una inédita incompetencia, y por las malas compañías que se ha esforzado en ocultar-, y Santiago Cafiero -cuya notoria escasez y numerosas falencias llevaría tomos y múltiples horas precisar.

En ese proscenio, un próximo análisis habrá de prestar atención a la figura de Agustín Rossi, Ministro de Defensa de organigrama -dado que el Presidente ha decidido aislarlo, tratando Alberto directamente con generales del Ejército Argentino-, colorido titular de cierta firma de colectivos urbanos en la Provincia de Buenos Aires, de buen trato con el outfit criminal conocido como 'Los Monos' en Santa Fe, y célebre aguatero del consorcio milanista en las Fuerzas Armadas. Aquel misil sobre el que tanto han comentado los medios de comunicación, ¿fue extraviado o, simplemente, hurtado?



 

Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.