POLITICA ARGENTINA: ROBERTO PORCEL

Argentina y el COVID-19: sin margen para privilegios

El Presidente de la Nación ha sido harto elocuente. Se ha puesto al frente de la pandemia...

26 de Marzo de 2020

 

El Presidente de la Nación ha sido harto elocuente. Se ha puesto al frente de la pandemia, casi como asumiendo su rol de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. La totalidad del arco dirigencial -o su mayor parte- se encolumnó detrás de él. Los otrora adversarios políticos hicieron a un lado sus diferencias, para hacer frente al enemigo común. Aún cuando no han desempeñado esta tarea totalmente hermanados, lo han hecho definitivamente consustanciados. Y vale celebrarlo.

Cristina Kirchner, Florencia KirchnerSin embargo, sólo una dirigente faltó a la cita: la Vicepresidente de la Nación. Aún cuando es sabido que una guerra necesita de todos sus soldados; tanto de sus generales como de sus líderes políticos. Pero en este caso, la segunda al mando del gobierno prefirió privilegiar su situación familiar por sobre el llamado de la Patria -incluso se jactó de su decisión.

Mientras el Presidente convocaba al conjunto de la ciudadanía para instrumentar el aislamiento como medida desde la cual lidiar con el enemigo silencioso, implicando esto en muchos casos el relegar ingresos y aún la pérdida de fuentes de trabajo -con la natural angustia y zozobra que ello provoca-, la Vicepresidente, sin dejar de percibir sus haberes, pensiones y/o jubilaciones, desentendiéndose de la grave situación del país, decidió trasladarse a Cuba, por razones estrictamente personales. En todo este tiempo, nadie la oyó referirse a otro tema que no fuera la recuperación de su hija. Mientras tanto, la nación en llamas estaba haciendo frente a la crisis sanitaria que azota despiadadamente al mundo, reflexionando desde ahora sobre el duro escenario económico cuya resolución se mantiene pendiente.

Adviértase que más de mil setecientos millones de personas se encuentran, por estas horas, en aislamiento en numerosos países, y haciendo honor a un estricto distanciamiento social. Se habla de un mundo en cuarentena, y esta realidad no habrá de tomarse a broma. Asistimos a una instancia histórica casi inédita, en la que personas mueren en soledad, por cuanto se encuentra taxativamente prohibido para sus familiares sobrevivientes asistir a entierros -menos aún, pensar siquiera en un velorio. Hijos y nietos tienen impedido visitar o acompañar a sus padres y abuelos mayores.

En ese mismo instante, la Vicepresidente de la Nación Argentina decidió emprender un viaje al exterior para acompañar a su hija, en su retorno desde Cuba. Desde cualquier perspectiva, ella se rehusó a atender a las directivas que emanan de su propio gobierno, protagonizando un periplo hacia el extranjero y haciendo alarde de ello como si se tratase de una cuestión de interés nacional.

Al grueso de la ciudadanía se le ha exigido aislarse en casa. Ello, a raíz de que el virus viaja con la gente, lo que consigna que el solo hecho de exponerse en la vía pública puede significar un riesgo de vida. Con loable frecuencia, se ha advertido sobre el peligro de contagio -aún cuando el sustantivo no caiga en buen agrado del Ministro de Salud de la Nación. Este aspecto llevará a ponderar otro aspecto del aislamiento, a saber, que quienes son conminados a permanecer en sus hogares son, en la práctica, ciudadanos privilegiados. Esto es así, en razón de que muchos no pueden siquiera obsequiarse ese lujo, debiendo concurrir de todos modos a sus lugares de trabajo. Estos argentinos, que se ven obligados a salir -en muchos casos, personal esencial-, claramente se exponen a contraer el coronavirus con mayor facilidad que aquellos que cumplen con el aislamiento. 'Carne de cañón', les dirán algunos, dado que, como en un conflicto bélico, hay quienes se aferran a su vocación de servicio y al recurrente sacrificio por el prójimo.

¿Qué sensaciones experimentarán estos conciudadanos que se desempeñan en sus respectivas trincheras, o en la virtual línea del frente? Ellos arriesgan sus vidas en hospitales, resignando horas de descanso (y de atender a sus propios familiares) para resguardar la seguridad de la Nación en calles, avenidas y fronteras; o bien velando por mantener las ciudades limpias; o exponiéndose para que los servicios básicos no se vean interrumpidos; o haciendo lo propio para atender en comercios vitales como farmacias y supermercados. Otro tanto sucede con los profesionales que cubren turnos en los distintos tribunales de la República Argentina, y con los responsables de mantener el orden en el sistema penitenciario.

¿Qué pasará por la mente de todos ellos, al ver que la Vicepresidente, lejos de sumarse al esfuerzo, y de liderar o refrendar con el ejemplo al menos, solo se preocupa por agradecer a una nación extranjera por los cuidados obsequiados a su hija? ¿Qué pensarán esos argentinos que han hecho de sus vidas un excepcional sacrificio, cuando ven que quien sucede inmediatamente al Jefe de Estado describe frívolamente en redes sociales las peripecias de su viaje, ignorando y, claramente, subestimando la realidad que hoy experimenta el país?

Hoy, quizás como nunca antes, la República Argentina necesita de sus líderes. Nunca como se ve hoy, ese liderato porta consigo la obligación de estar, brillar y motivar a través del ejemplo. Una abrumadora mayoría de la dirigencia política pareciera estar a la altura de las circunstancias. Naturalmente que se conocen excepciones, pero que no serían la regla. El Presidente de la Nación, por ejemplo, ofrece cabal muestra de liderazgo, con carácter, decisión y energía. La oposición acompaña, con la diligencia necesaria para enfrentar la crisis.

No son, las horas que corren, tiempos para frivolidad ni politiquería de baja factura. No es momento para mezquindad ni privilegios.

Está en juego la salud de todos los argentinos -amén de que existan quienes minimizan y subestiman la magnitud de la tragedia, y que entienden, erróneamente, que su salud y bienestar son prioritarios por encima del conjunto.


 
Sobre Roberto Porcel

Es Abogado en la República Argentina, especialista en Derecho Comercial y experto en temas relativos a la falsificación marcaria. Socio en el Estudio Doctores Porcel, fundado en 1921. Los textos del autor en El Ojo Digital pueden consultarse en http://www.elojodigital.com/categoria/tags/roberto-porcel.