INTERNACIONALES: KENNY XU

El Wall Street Journal no debe pedir disculpas por criticar al Partido Comunista Chino

El matutino estadounidense The Wall Street Journal debería mantenerse firme...

04 de Marzo de 2020

 

El matutino estadounidense The Wall Street Journal debería mantenerse firme frente a la acción tomada por el gobierno chino de la semana pasada, la cual rescindió las credenciales de tres periodistas, ordenándoles que abandonasen el país.

China, Coronavirus, Partido Comunista, RepresiónLas autoridades de la República Popular China afirmaron que la expulsión se debió a la publicación, por parte del periódico, de un editorial firmado por el académico Russell Mead. El titular rezaba: 'China es el verdadero enfermo en Asia', y subrayaba la fragilidad económica de la nación comunista, amén de puntualizar los efectos globales de un eventual colapso de China.

El gobierno en Pekín definió que el empleo del término 'enfermo de Asia' utilizado para titular el trabajo del 3 de febrero pasado era una ofensa de índole racista contra el pueblo chino.

A continuación, 53 empleados del Journal firmaron una carta, exigiendo que el matutino comunicara las disculpas del caso y se retracte del titular original. Lo hicieron, aún cuando es mundialmente conocido que el gobierno chino manipula el proceso de otorgamiento de credenciales con el objeto de influenciar a los canales de comunicación en los Estados Unidos, para que se proceda a la autocensura de cualquier crítica que verse sobre 'temas sensibles'.

El Wall Street Journal no debería pedir disculpas. La actuación del gobierno chino se sintetiza en una conspiración que busca explotar el temor que la ciudadanía estadounidense exterioriza frente a la incorrección política. En el proceso, se busca propiciar furia racial para que Pekín consolide su poder sobre los medios americanos.

En efecto, el término 'enfermo de Asia' podría ser interpretado como arcaico, conforme afirmó algún núcleo de activistas de origen asiático. Sin embargo, remite más a una categorización histórica antes que a un insulto racista.

A diferencia de lo que sucede con otros muy claros insultos contra ciudadanos chinos y otras razas (que son bien conocidos), la conceptuación 'enfermo de Asia' ha sido empleada en numerosos contextos históricos que nada tenían que ver con racismo, así como también para evaluar contextos de actualidad. De hecho, el primer registro existente en torno del empleo de la expresión data de 1896, cuando un periódico de origen chino (el North China Daily News) se refirió a la humillación a la que era sometida el país.

Desde entonces, la calificación ha ganado espacio en no pocos trabajos del espectro académico, y en periódicos. Un artículo fechado en 2011, y firmado por el corresponsal de la publicación Foreign Affairs, Yanzhong Huang, describe la crisis sanitaria de China bajo el titular: 'El enfermo de Asia'. Referentes de la academia han empleado idéntica expresión para describir a otras naciones de Asia.

Toda vez que no se trata de una terminología favorable, es probable que pueda emparejarse con el equivalente retórico de calificar a una nación africana como 'destruída' (screwed up) o con la clasificación de Rusia como una 'cleptocracia'.  

Naturalmente, y no obstante, el gobierno chino ha hecho de la crítica contra el Journal un arma, con la intención de atacar a la prensa libre y de fogonear réplicas de tinte nacionalista en perjuicio de los Estados Unidos de América.

La expulsión forzada de periodistas estadounidenses, incluyendo a uno que actualmente residía en Wuhan para informar sobre el letal coronavirus, se resume en un poderoso envión con la meta de restringir la cobertura mediática libre en China, al tiempo que muchos residentes siguen buscando formatos para consumir noticias no censuradas, particularmente referidas al coronavirus y a las protestas ciudadanas registradas en Hong Kong.

Esta es la prueba fundamental que explicita el carácter de la estrategia mediático-propagandista del Partido Comunista Chino: en primer lugar, confabular toda crítica contra Pekín, para que sea presentada como un ataque contra toda la raza china. Luego de ello, fogonear un sentimiento nacionalista extremista, y ganar poder contra los medios de comunicación de los EE.UU. de tal suerte que éstos respondan claramente al mecanismo de represión sistemática de los derechos de las personas.

En apariencia, el gobierno chino se exhibe en un estado de desesperación a la hora de contener la libertad de expresión, y todo informe relativo a turbulencias económicas. Conforme lo informara el Washington Post, en relación a las expulsiones del 19 de febrero: 'Las autoridades también parecen estar intentando propiciar furia nacionalista en China, en una instancia de extrema represión ejercitada desde el Partido Comunista gobernante'.

Varias semanas atrás, un doctor chino de nombre Li Wenliang intentó advertir a sus conciudadanos frente al entonces flamante coronavirus, pero el médico fue reprendido en sus opiniones y notificado ante la policía china. ahora, Li ha fallecido a consecuencia del virus que denunciara, mientras que el pueblo en la República Popular no puede acceder a información que, potencialmente, podría salvar su vida.

Cuando la ciudadanía en China decidió recurrir a la red social Weibo echando mano del hashtag 'Queremos libertad de expresión' (#WeWantFreedomOfSpeech), el gobierno rápidamente censuró ese esfuerzo.

Tal como lo afirmara Mead en su trabajo 'El enfermo de Asia' en el Journal, en conjunto con la inepta respuesta del Partido Comunista ante la epidemia de coronavirus, China sigue nutriendo una estructura unitaria de poder que podría ser escasa a la hora de administrar el surgimiento de un 'cisne negro' como epidemias de virus, ataques terroristas o protestas masivas.

Si el Partido Comunista fracasa, en efecto no habrá mucho qué hacer a criterio de impedir que China se precipite en el caos, con gravosos efectos sobre el resto del mundo.

Escribió Mead:

Dada la acumulación de costos, durante décadas, de créditos respaldados por el Estado, episodios masivos de administración fraudulenta perpetrados por funcionarios locales conjuntados con bancos, la recurrente burbuja inmobiliaria, y una capacidad industrial abrumada, China está pronta a padecer una gigantesca corrección económica.

La ciudadanía en los Estados Unidos no debería comprarse el cuento diseñado por el Partido Comunista Chino. Antes, bien; se nos debería permitir criticar a un gobierno frágil y opresivo que regentea un país sin libertades. Y, al hacerlo, no estamos siendo 'racistas' contra la ciudadanía china -tal como no nos comportamos como racistas hacia los coreanos cuando criticamos al corrupto régimen comunista que lidera Corea del Norte.

¿Quiénes son los integrantes del pueblo chino realmente? Se trata de un grupo diverso y amplio. Ello incluye a numerosos miembros que son leales al Partido Comunista, pero también a no pocos portadores de silencioso disenso. Quizás termine habiendo más chinos cristianos que estadounidenses hacia el año 2030 -y muchos temen a la persecución estatal de Pekín.

Y luego está el asunto de las protestas ciudadanas en Hong Kong. Otros muchos más se dedican a vivir sus vidas, buscando mejores oportunidades para ellos y para sus familias.

Mientras el Partido Comunista Chino continúe oprimiendo y censurando el espíritu de su pueblo, esas personas continuarán su búsqueda.

El pueblo chino ha habitado la Tierra por miles de años. El Partido Comunista Chino ha estado aquí por casi cien. Los líderes del Partido no son China, y ellos no hablan en representación de todo el país. Con más razón, no deberíamos entender que así lo hacen. 



Artículo original, en inglés

* El autor, Kenny Xu (@KennyMXu), se desempeña en la Young America's Foundation.