INTERNACIONALES: CARLOS ANDRES GOMEZ RODAS

Al respecto del comunismo que se ha adueñado de Colombia

Hace unos días, quien esto escribe conversaba con un Coronel retirado del Ejército de Colombia...

10 de Enero de 2020

 

Su actividad es incansable y peligrosa porque se esconde y mimetiza bajo diversas formas de liberalismo; pero allí está latente, perseverante, acechando desde la encrucijada el momento de descuido de la República, para hacerla desaparecer.
 
Laureano Gómez Castro, ex presidente de la República de Colombia; 1938
 


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Nuestro propósito es el socialismo. De eso, no debe quedar ni la menor duda.
 
Iván Márquez, terrorista FARC; 2017

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Hace unos días, quien esto escribe conversaba con un Coronel retirado del Ejército de Colombia -y héroe de la patria- acerca del nombramiento de un beligerante enemigo de las Fuerzas Militares como secretario de juventud de mi ciudad, Medellín, cuyo control político se exhibe hoy en manos de un pernicioso alcalde, cuyo programa de gobierno está inspirado en el marxismo cultural más radical y extremo.
 
Colombia, Paro, SocialismoEl Coronel reconoció no poder explicarse cómo era posible que una persona de tales características pudiera llegar a un cargo tan influyente. Minutos después, el propio uniformado compartió la respuesta que yo felicité y celebré, pues su sentenciosa formulación hizo que el silencio fuera la única alternativa prudente y caballerosa: 'El comunismo que se ha adueñado de Colombia. No veo otra explicación'.

Los pseudointelectuales que abundan en esta tierra dirán que ese uso de la expresión 'comunismo' es propia de ignorantes camanduleros que todo lo desconocen en relación a la historia mundial reciente, y para quienes conceptos tales como perestroika y glasnost serán, acaso, nombres de refrescos caros provenientes del oriente. Sin embargo, a estos yuppies tecnócratas, eruditos de panadería posmoderna y expertos en parecer expertos habría que aclararles que su precisión lingüística, muy propia del refinado sofista y de los profesores universitarios de investigación, es más que baladí, conforme la pretendida desaparición del comunismo a principios de la década del noventa es una idea ya más que refutada por las distintas ciencias humanas que del tema se ocupan, prolegómeno que encuentra evidencia a partir de que echar una somera mirada a la situación actual del concierto internacional y, particularmente, de nuestra América Latina.

En Colombia, el gobierno del presidente Iván Duque Márquez continúa transitando una agenda centrista que, a pesar de ciertos logros, sigue dejando una sensación de velada capitulación, corroborándose al mismo que tiempo que la mayor parte del territorio colombiano se encuentra en manos de alcaldes y gobernadores de izquierda, lo cual se presenta, en cierto modo, disimulado gracias a la estrategia partitocrática que impide al ciudadano promedio contemplar efectivamente las distintas tonalidades de rojo que invaden los centros urbanos: la capital, Bogotá, en manos de la bisexual y promotora de la ideología de género, Claudia López, quien comienza ya a ser reconocida por sus desaciertos y extralimitaciones, sin hablar de su ya conocido populismo; Medellín, a cargo del melifluo Daniel Quintero y su partido de pretendidos 'independientes', y quien solo logra convencer a jóvenes inexpertos y resentidos, febriles promotores de convulsión social; Cali recibe, nuevamente, al verde Jorge Iván Ospina, cuya administración, a lo Gretha Thunberg criolla, 'girará en torno a la lucha contra el cambio climático'; y Barranquilla ―para no alargarse mucho, porque duele―, en mi humilde opinión, no parece ser la excepción con un enigmático Jaime Pumarejo Heins, que parece un Duque costeño, proveniente de ese partido tan peligroso que es Cambio Radical.

Colombia, Paro Nacional de la izquierda, Socialismo, Comunismo, PopulismoDado que el ciudadano colombiano promedio carece, mayormente, de cultura política con fundamento, aquellos que criticamos desde hace tiempo tanto a la Administración Duque como a los promotores de la subversión, cierto es que, en la perspectiva de ambos polos, parecemos ser unos bichos raros, en virtud de su estrecho entendimiento, tiranizado por unas pocas ideas, como dijera Gómez Dávila, solo cabe ser un furibundo y fanático uribista ―y, por consiguiente, apoyar a Duque hasta en los aspectos más lamentables de su cuestionable reforma tributaria― o pedir cárcel y muerte para Alvaro Uribe y los suyos, mientras se celebra la impunidad de las FARC, se piden diálogos de claudicación con el ELN y se invita a la perpetuación del paro, que solo ha contribuído con un saldo de muertos, daños materiales, depresión, ansiedad, estrés y unos cuantos conciertos de cantantes venidos a menos que pretenden sacar ganancias en ese río revuelto de la vida política nacional.

Así pues, la lucha por la educación moral no cede, provisto que es la única vía que nos salvará ante este panorama desolador, como con razón lo señala aquél buen amigo a quien hace tiempo ya no veo, temeroso de que mi cercanía le hiciera perder el status y los privilegios obtenidos hasta hoy; los mismos que, de todas maneras, no tendrá en la Colombia de la cual el comunismo se adueñó definitivamente.


 
Sobre Carlos Andrés Gómez Rodas

Gómez Rodas es Licenciado en Filosofía y Letras y Doctor en Filosofía (Universidad Pontificia Bolivariana; en Medellín, Colombia). Miembro del Centro de Estudios Clásicos y Medievales Gonzalo Soto Posada (CESCLAM). Coautor de los dos tomos del libro '100 Preguntas y Respuestas para Comprender el Conflicto Colombiano'. Es colaborador regular en El Ojo Digital (Argentina) y en el Centro Cultural Cruzada y Razón+Fe (ambos de la República de Colombia).