La razón de ser del Estado
La presencia o ausencia de manifestaciones en las calles no constituye evidencia...
26 de Octubre de 2019
La presencia o ausencia de manifestaciones en las calles no constituye evidencia sobre el éxito o el fracaso de determinado modelo. Que en Cuba normalmente no hayan protestas en las calles, no significa que los habitantes de la isla estén contentos con la dictadura, ni que su modelo económico sea un éxito. De igual manera, no es posible aceptar como evidencia del supuesto fracaso del modelo chileno que se registren manifestaciones violentas en las calles del país más próspero de América Latina.
Ingresando de lleno en materia, los eventos de Ecuador y Chile revelan que estamos tan asustados en algunos países de Latinoamérica del fantasma de las dictaduras militares de los setenta y ochenta, que muchos exigen que las fuerzas del orden no ejerzan su autoridad para desempeñar la principal razón de ser del Estado: proteger la vida y la propiedad de las personas. Mientras tanto, se deslegitima el Estado democrático, no para asegurar un mayor grado de libertad para los individuos, sino para que emerjan nuevos órdenes autoritarios en los que las fuerzas del orden eventualmente serán empleadas para ejecutar, precisamente, lo contrario.
En nombre de la tolerancia, no es posible permitir que determinados individuos violenten los derechos de otros. En Ecuador predomina la idea del 'buen salvaje' y por eso, algunos creen que debemos dejar en la impunidad los graves delitos cometidos por dirigentes del movimiento indígena o no hablar de los extranjeros que participaron en estos actos delictivos. Pero defender a las víctimas del saqueo, secuestro, y terrorismo no es racismo ni xenofobia, es simplemente hacer respetar los derechos fundamentales de esas víctimas.
En Chile, en cambio, Axel Kaiser de la Fundación para el Progreso, señala que los estudiantes han llegado a ser idolatrados 'como si fueran portadores de una inocencia y virtuosismo que los hace puros y sabios'. Carlos Peña, el rector de la Universidad de Diego Portales, sostiene que la generación que tiene hoy entre 30 y 40 años 'tiene la convicción que basta sentir algo como injusto para que entonces sea injusto sin ninguna deliberación racional de ninguna índole'. Todo esto, frente a los datos de un progreso en casi cualquier indicador de desarrollo económico que uno pueda seleccionar.
La ceguera selectiva de los grupos disque defensores de los derechos humanos quedó en evidencia. Esto recuerda lo que decía Rangel en El Tercermundismo (Monte Ávila, 1982): 'En el eterno choque entre el bien y el mal, el marxista, con sólo serlo, está del lado de los ángeles'.[2] Las demandas de los manifestantes, ¿justifican acaso que se violenten los derechos fundamentales de otros? No es una cuestión de números, de si son mayoría o minoría los que se manifiestan, sino de principios. Si el gobierno permite que unos puedan mediante la fuerza imponer su agenda política, estamos a las puertas de una dictadura de los más fuertes.
Muchos en Latinoamérica están tolerando la conformación de las nuevas dictaduras del siglo XXI, por miedo a que el Estado utilice la fuerza para restaurar el orden. La cooperación social en las civilizaciones modernas ha sido posible, gracias a que un Estado con poderes limitados haya llegado a ejercer el monopolio de la fuerza dentro del marco de la ley, con el objeto de hacer respetar los derechos fundamentales de los individuos.
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@GabriCalderon
Sobre Gabriela Calderón
Es Magister en Comercio y Política Internacional de la George Mason University y graduada con un título de Ciencias Políticas con concentración en Relaciones Internacionales de la York College of Pennsylvania. Se desempeña como Editora de ElCato.org. investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador) desde enero del 2006. Sus artículos y papers son publicados regularmente en otros periódicos de Latinoamérica y España.